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el cudolet / OPINIÓN

La España de los homenajes entre València y Catalunya

16/02/2019 - 

Gracias a una de las recientes lecturas sobre José Manuel Ruiz, Azorín, he reconectado con la obra de Mariano José de Larra, que reconozco es excepcional. Un autor apasionante, un escritor de libro. La España de Larra se cierne sobre mediados del siglo XIX, en concreto sobre los años 33, 34, 35 y 36. Mi relato de hoy, y no pretendo elevar al altar de la ciencia política la figura del relator, se ubica en la España prebélica del siglo XX. Me ciño a relatar con pulcritud una historia vivida entre dos pueblos, el catalán y el valenciano, con el menaje de fondo de la Guerra Civil española. El relato puede sonar a cuento chino, creo que incluso algunos de los asistentes a la concentración vivida en Madrid el pasado domingo podrían tacharme de simpatizar con la hoz y el martillo, no lo soy, con todos mis respetos hacía los ejecutados, Paracuellos queda lejos de mi ideario político. Soy de los que todavía piensa: tolerancia cero con los nacionalismos.

El conflicto bélico entre las dos Españas había despertado. Las entidades valencianas residentes en la ciudad condal planificaron un acto festivo con la finalidad de recaudar fondos para las milicias del frente y amenizar los ánimos de los ciudadanos preocupados por la ascendente escalada de la guerra. Un homenaje de València a Catalunya. Los actos se celebraron en la ciudad de Barcelona, del 16 al 18 de octubre del año 1936. Los colectivos adheridos al homenaje, la Casa de València, el Cercle Valencià del Túria y la Actuación Valencianista de Izquierdas diseñaron un programa de festejos con actuaciones musicales, teatro y un partido de fútbol que enfrentaría a las selecciones de Catalunya y València. La representación valenciana estaba encabezada por Josep Rodríguez Tortajada en calidad de Teniente Alcalde del Consistorio del Cap i Casal. El que también fuera presidente del Valencia FC, había nacido en pleno barrio del Carmen. Josep era descendiente de una familia aragonesa y esa condición no le privó de aprender muy pronto la lengua materna de los valencianos. Desde muy joven empezó a expresarse con naturalidad. Se dio de alta como socio del València FC el 1 de octubre de 1926, en paralelo formó parte de Partit Valencianista d’ Esquerres. Como militante de la organización política consiguió el acta de regidor del Ayuntamiento de València.

La Banda Musical de València dirigida por el maestro Ayllón amenizó el acto de preapertura de la recepción. El Ayuntamiento de Barcelona recibió con honores la señera valenciana. “Las emociones estaban a flor de piel”, declaraba Rodríguez Tortajada a la prensa catalana. En la tarde del sábado se organizó un festival en el Teatro Olimpia de Barcelona en el que participaron compañías teatrales valencianas. El domingo, la jornada se complementaba con un partido de fútbol disputado en el campo de Les Corts entre las dos selecciones, con victoria local por 2-0. La selección valenciana la dirigía el mítico jugador Eduardo Cubells, encabezada por una gran representación de jugadores del Valencia FC, acompañados por jugadores del Levante y el Gimnástico. Antes del encuentro, desfilaron con honores mujeres vestidas de valencianas y jóvenes con atuendos de huertanos portando banderas y estandartes. La banda municipal de València amenizaba a los asistentes al estadio con temas populares valencianos.

El relato de la España actual dista mucho de la vivida por Larra o Rodríguez Tortajada. El edil valencianista no encarnó la moderna figura y no necesaria del “relator” pero si destacó por la de ser un político conciliador y lúcido. La columna de hoy no está avatarizada, ni es una fábula para intentar calmar los ánimos de la España absoluta de los que se concentraron en Madrid el pasado domingo. A los promotores del acto no les calmaría ni una sentencia condenatoria de cadena perpetua revisable a los insurrectos que están siendo juzgados estos días por los magistrados del Tribunal Supremo por el supuesto golpe al estado. En la España actual ya nadie se entiende. Es una verdadera pena. Ni el Babel presupuestario ha salido adelante. Como diría Larra ¿No oyes la confusión de las lenguas?. El Valenciano, el Catalán, el Vasco, el Gallego, El Bable, y de nuevo, ¡el viejo Castellano! el de Colón, empiezan a no entenderse.

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