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La Eurozona podría ser el gran perdedor de la guerra comercial entre EE UU y China

A juicio de la economista jefe de Edmond de Rothschild, China debería completar su plan de recuperación, lo que conllevará a una estabilización del crecimiento global

13/12/2018 - 

MADRID. Como anticipábamos, Estados Unidos está en el núcleo del crecimiento global y marca la agenda económica internacional. Más allá del objetivo de crecimiento doméstico, el presidente chino no puede permitir que su país se sitúe detrás de Estados Unidos en términos de liderazgo. Esta es la razón por la cual el plan de recuperación que ha iniciado Xi Jinping debe completarse. La fuente asiática de crecimiento mundial podría limitar el impacto negativo y la continuada incertidumbre relacionada con factores como la salida del Reino Unido de la Unión Europea. El riesgo de que en las elecciones europeas del 26 de mayo de 2019 los partidos antieuropeístas aumenten el número de escaños, las tensiones entre Italia, Alemania y Francia y la apertura de nuevas negociaciones comerciales de Estados Unidos con la Unión Europea y el Reino Unido serán temas a tener en cuenta.

Como resultado, si China completa su plan de recuperación tal y como anticipamos, su crecimiento podría acelerarse ligeramente en la primera mitad de 2019 hasta el 6,7%. El crecimiento americano, aunque algo debilitado ante el final del efecto del plan de recuperación, podría alcanzar un 2,7%, gracias al sólido consumo de los hogares. El PIB de la eurozona podría crecer solo un 1,5% en 2019 y un 1,4% en 2020.

Estados Unidos: clave para el crecimiento global

El análisis elaborado por el equipo de estudios económicos dirigido por Mathilde Lemoine considera que la reforma fiscal podría tener un impacto estructural sobre la actividad económica de Estados Unidos y no cíclico. Las cifras iniciales muestran que eso es lo que ha sucedido en la primera mitad del año gracias al aumento de la capacidad de producción. Además, en el mercado laboral han entrado nuevos trabajadores, lo que ha limitado el aumento de los salarios.
 
Como resultado, el crecimiento debería continuar siendo muy dinámico en 2019 gracias al consumo de los hogares y a los efectos persistentes de la reforma fiscal sobre la competitividad de las empresas estadounidenses. Esta es la razón por la que pronosticamos un crecimiento del 2,7% en 2019 después de la expansion del 2,9% en 2018 y por lo que no esperamos recesión en 2020.


Eurozona: inestabilidad por los cambios institucionales

Después de un periodo de recuperación, el crecimiento de la Eurozona se está agotando. Además, 2019 será un año de cambios institucionales, que alimentarán la incertidumbre. En particular, la perspectiva de que aumente el número de representantes de partidos antieuropeístas en las instituciones europeas y un presidente del BCE menos dispuesto a implementar medidas no convencionales aumentan la prima de riesgo político y la volatilidad en los mercados de bonos. Además, nuestro análisis de flujos comerciales y las particularidades de las políticas comerciales europeas muestran que la Eurozona podría ser el gran perdedor de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
El objetivo americano es el de ganar cuota de mercado a sus socios comerciales. Tras un aumento de los impuestos aduaneros, los americanos han abierto negociaciones bilaterales con la Unión Europea. Quieren presionar a los europeos para que incrementen las importaciones agrícolas ante la amenaza de nuevos aranceles a las importaciones de vehículos en Estados Unidos. Al mismo tiempo, China está buscando nuevos mercados para limitar el impacto negativo en el volumen de exportaciones.

El PIB de la Eurozona podría experimentar un aumento de tan solo un 1,5% en 2019 y de un 1,4% en 2020. En cualquier caso, la depreciación del euro debería verse limitada por la reducción de la salida de flujos financieros y el mayor control del Banco Central Europeo a las cámaras de compensación que negocian en euros.

Plan de recuperación de China: decisivo para la estabilidad del crecimiento mundial

La desaceleración del crecimiento en el tercer trimestre hasta el 6,5% se ha debido más a la fuerte reducción de la inversión en infraestructuras que a la guerra comercial. Para mantener una tasa de crecimiento cercana al objetivo del 6,5%, el gobierno ha iniciado un programa de relajación monetaria y ha anunciado recortes de impuestos tanto para los hogares como para las empresas. Este plan de recuperación es crucial para el crecimiento global.

La inversión en infraestructuras tiene un impacto directo en el precio de las materias primas, en la actividad de los países exportadores de commodities, en el comercio mundial y la producción industrial de los países desarrollados. Se trata de un círculo virtuoso que se puso en marcha en 2016 tras la caída del crecimiento en China. 

Donald Trump y Xi Jinping
Más allá del objetivo de crecimiento doméstico, el presidente de China no puede permitirse que el país caiga por detrás de Estados Unidos en términos de liderazgo. Esta es la razón por la que anticipamos una ligera aceleración en el crecimiento chino hasta el 6,7% en la primera mitad de 2019.

Si se confirma nuestra previsión de una modesta aceleración del crecimiento en China, los países emergentes podrían tomarse un respiro en las subidas de tipos de interés. Es más, los bancos centrales de Indonesia, Filipinas e India se han visto forzados a subir el precio del dinero para evitar una caída en sus monedas que podría causar inflación, algo que restringiría el crédito. Además, algunos países como Brasil y Turquía, que han sufrido por algunas incertidumbres políticas particulares, podrían asistir a una recuperación de la actividad económica en la primera parte del año. Se espera que el crecimiento en los países emergentes se estabilice en el 4,8% en 2019, según nuestras previsiones.

Conclusión: ¿Sucumbirá la Eurozona al plan de recuperación?

La aceleración del crecimiento en Estados Unidos ha confirmado la hipótesis de la desincronización del crecimiento global, algo que ha desestabilizado a los mercados emergentes. Al mismo tiempo, los temores a un descenso en el comercio mundial han pesado sobre las perspectivas empresariales. La mayor parte de los bancos centrales de los países emergentes se han visto forzados a elevar los tipos de interés para evitar una depreciación pronunciada en sus divisas, lo que ha reducido aún más el crecimiento. Las autoridades chinas han relajado las políticas monetarias para prevenir una mayor desaceleración en el crecimiento como resultado del descenso en la inversión en infraestructuras. La credibilidad del plan de recuperación china es crucial para la estabilidad del crecimiento global a principios de 2019.

En un contexto de bajo crecimiento, la Unión Europea enfrentará una renovación de sus instituciones con el riesgo de una mayor presencia de partidos antieuropeos. Además, es probable que la zona euro se convierta en el gran perdedor en la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Como resultado, incluso si el crecimiento global solo se ralentiza en la segunda mitad de 2019 gracias a una extensión del plan de recuperación de China, los plazos de renovación institucional europea y la guerra comercial mantendrán altos niveles de volatilidad en los mercados de bonos. El aumento de la deuda de Estados Unidos y China también contribuirá a este escenario. Sin factores de crecimiento y dada la presencia de intensas tensiones políticas y la garantía de que el Banco Central Europeo no aumentará sus tipos de interés antes de 2020, ¿sucumbirá también la zona euro a la tendencia del plan de recuperación? Aunque esta iniciativa podría estabilizar las perspectivas de crecimiento a corto plazo, también pondría en peligro las perspectivas de crecimiento a medio plazo. Mathilde Lemoine concluye que el crecimiento potencial depende, como siempre, de la productividad.

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