VALENCIA. Madrid se convertirá el próximo junio en la sede de la WorldPride que eclipsará a otro movimiento, que pocos conocen, llamado la Mad Pride. Los seguidores de este Orgullo Loco reivindican que no se estigmatice a los supervivientes de historias psiquiátricas, y exigen para ellos una salud y vida dignas para convivir en sociedad. Como comprenderán, con estas peticiones tan coherentes, nadie les hace caso, porque parece que no estén locos. Si exigieran insensateces imprudentes, saldrían todos los días en el Telediario y hasta alcanzarían relevantes puestos de mando.
Aunque no lo crean, es irrebatible que existen más trastornos y trastornados mentales que homosexuales, como se puede comprobar en cualquier redacción de noticias. Pero el motivo por el cual las locas brillen más que los locos se debe a que la homosexualidad queda bien en Facebook, en Instagram, en Twitter, en Skype o en Grindr, mientras que el trastorno psíquico, además de poco fotográfico, sigue incomodando y pareciendo feo en todas partes. Además, los locos son poco creíbles como portavoces de sí mismos. No se definen en grupo como adoradores de ABBA, pues sus gustos son más egocéntricos que colectivos. Por ello es normal que ustedes no supieran nada hasta hoy de la existencia de la Mad Pride. Les perdono.
Vaya por delante que todo este preámbulo comparando distintos derechos es para que sepan que el 10 de febrero, en Valencia, seré el orgulloso presentador del Human's Fest, Festival de Derechos Humanos, cuya labor en mostrar nuestras necesidades sociales es tan extensa que también les alcanza a ustedes. Y si no, al tiempo.
La crónica social en el mundo es cada día es más demencial. Para hablar mal de cualquier famosa o famoso, es necesario subirle diez o quince putonios. Y para hablar bien, hay que juntar a muchos amigos y hacer una fiesta. Esto último es lo que hicieron en Madrid los presentadores televisivos Lorena Castell y Dani Mateo para inaugurar su nuevo bar El Ideal en la calle de la Estrella, muy cerca de la plaza de la Luna y los Microteatros. No es el nombre de un poema de Baudelaire, es que el local es ideal de la muerte. Y la de sudores que cuesta montar adecuadamente un garito de estos, que me lo estuvo contando Dani la otra noche.
Pues allí, a partir de las ocho de la noche, estuvieron todos: Dani Martínez, Carlos Areces, Ana Morgade, Sarah Miró, Iñaki Irrutia, la actriz Hiba Abouk, David Perea, Marta Belenguer, Mary Ruíz, Mónica Cordobés, Bill Ortiz, Raúl Tejón, Alberto Amarilla, María Acosta, Javier Varela, Gema Hurtado, Raúl García, el último presentador del “Un, Dos, Tres”, Luis Larrodera, Xavi Martínez, David Madrenas, Alejandro Alcántara, Silvia Superestar, José Donoso, Kael, Kike Peinado, Nacho Negreiro, Nacho Martínez, Dani Moreno, Ramón González, el simpático ultraliberal Joseph Acram, David Dávila, el hombre que más le ha tocado las tetas a la también presente Marta Valverde (en la obra “Mamma Mia”, donde caía sobre ellas en cada función), el amigo Sergio Pazos, la polifacética Ana Cermeño ganadora de la merluza en la obra teatral Erosky Paradise del Matadero, Vampirela, Carlos Calero, Carles Torras el marido natural de Susanna Griso con su inseparable Moyirris. Todo el mundo estuvo encantado tomando canapés y bebiendo copas y Lorena acabó siendo paseada ceremonialmente en andas, en decúbito prono, por el local. Un fiestón, como todo lo que monta esta actriz, cantante y presentadora.
Antes de la fiesta, había estado persiguiendo a la directora y actriz valenciana recientemente homenajeada, Amparo Climent. La semana anterior no la había podido saludar en la librería intelectual y ella había evitado responder a mi mensaje en Facebook. Así que acudí al Espacio Fundación Telefónica donde está haciendo el papel de la actriz fetiche de Hitchcock, Tipi Gedren, en una obra escrita e interpretada por Víctor Coyote con Malena Gutiérrez como Alma Rebille, la mujer del cineasta y codirectora en la realidad y Javier Díez Ena en la música. La Fundación Telefónica, gracias al comisariado de Andrés Pérez Perruca, da con esta serie de obras un brillo especial a sus magníficas exposiciones temáticas sobre personajes míticos de la historia. Hay en esta algunos trajes de películas que te transportan al verlos a la acción de los personajes de celuloide.
Senté a Amparo en una butaca de la modernísima sala de actuaciones, y la retraté, con lo que di por terminado el acoso al que la estuve sometiendo durante estas dos semanas. Dios me perdone por haberla perseguido tanto, pero es que tiene unos ojazos...
Pensé que esta semana la alegría de haberme encontrado con Miguel Ángel Muñoz, Jesús Marchamalo, Lourdes Guerras, la presidenta y amiga de Bipolares de Madrid, Lupe Morales o el escritor Juan Bonilla con el que he compartido momentos delirantes reales, iba a ser lo único que me pasaría en la semana, pero me equivocaba.
Para llevar a cabo un proyecto para la WordPride, Paloma Vampi y yo fuimos a visitar al empresario Kike Sarasola en su despacho de la calle Velázquez. El fundador y presidente de Room Mate Hotels acababa de estrenar el día anterior su exitoso reality “este hotel es un infierno” producido por el canal Dmax, al rescate de establecimientos turísticos ruinosos (Por cierto, les adelanto que uno de ellos será en Gandía). Estaba exultante con el buen resultado de audiencia obtenido sin necesidad de dar gritos ni humillar a los participantes. Y es que Kike Sarasola es la corrección política en persona: casado, con Carlos Marrero, su socio, con dos hijos -la mayor, de cuatro años, está bautizada con el valenciano nombre de Aitana- amable, solícito e interesado por los demás. “Este programa me ha cambiado la vida, me ha enseñado a escuchar”, dice, “siempre hay una historia distinta detrás de cada empresa, aunque muchos achaquen la falta de éxito a la crisis el problema siempre es otro”. Las redes sociales, Oráculo de la Modernidad, le han agradecido que no siga la línea de Chicote sino la suya propia, más comprensiva y didáctica.
Para la idea de Vampirela era necesario el hotel Oscar de Kike que está en la plaza de Pedro Zerolo, pero es imposible porque hay tanto movimiento esos días que ha decidido cerrarlo durante las celebraciones. “Quizá sea mejor hacerlo con el Ayuntamiento”. “Sí, seguramente. Oye, ¿y lo de Bimba?” Esta semana todo el mundo habla de ella y se lamenta por haberla perdido tan joven.
La primera vez que me encontré a Bimba Bosé (no crean, sólo fueron dos encuentros casuales) fue en el trascurso de una entrevista con Lucía Bosé, en su casa de las afueras de Madrid. Ella tendría veintipocos años. La matriarca, Lucía, me contaba que nunca había sido como la mayoría de los habitantes de esta Tierra que trabaja porque tiene que trabajar, sin pasión, por las circunstancias. El trabajo que no gusta, el que aburre, es uno de los peores infortunios humanos. La gente detesta a los que eligen de manera distinta y ser felices con sus pasiones. Y no parece que los siglos que vienen vayan a traer algún cambio feliz.
Bimba cruzó justo durante esa frase, apenas por un momento, por el pasillo, ligera y ambigua, como un ángel de esos que su abuela adoraba y no pude comprender esa neutra mirada que nos lanzó hasta que se dio a conocer, a través de su cuerpo, como modelo rompedora de estereotipos. Posó para ilustres como Dior o Alexander McQueen sin perder un átomo de su naturalidad. En el desenlace de su vida, se apartó del mundo; no la había vuelto a ver nadie, sus amigos más íntimos. Quiso ser recordada en sus mejores momentos. Lucía Dominguín, su madre, quien nos acogió un tiempo de televisión para comérselo en el tranquilo hotel Rocamador, permanecerá unos días en Segovia con su familia, hasta que regrese próximamente a Valencia, que es donde se ha instalado junto a su hermana, Paola, desde hace meses.
El sábado me acerqué a escuchar a Muchachito en sesión matinal en el Teatro Circo Price. “Solo Muchachito y Santos de Veracruz”, decía la entrada. Y aquello era un sideral tumulto de jóvenes padres con niños, conocidos como yoguretas por su atractivo en exultante decadencia. Me senté al lado de José Alberto Solís, componente de Los Insolventes, que tocan con el Gran Wyoming dentro de poco en Castellón y Valencia, su mujer y su hijo. Muchachito apareció con un traje blanco con sombrero vaquero que dejó a todos los niños boquiabiertos, y realizó una increíble función hecha para niños que entusiasmó a todos los padres. Se llenó de gente. No había nadie que no estuviera bailando, a las doce de la mañana, en aquel espacio redondo y circense. Después tomamos unas cervezas y alguien de su equipo me contó que desde que cantamos juntos en Los Viveros, no les habían vuelto a contratar en aquel espacio. Espero que no tuviera nada que ver el disfraz con el que lo hice, de alcaldesa tirando bombetas alegremente, porque sería demasiado loco pensar en represalias estériles en el mundo de la cultura popular. Aunque visto el mandato de La Doña ahora, sin velos y desde lejos, sí que cuadra.
En el concierto de presentación del nuevo disco de Jorge Pardo, “DJINN” en el café Berlín, me encontré con Chano Domínguez y mi poeta menorquina favorita, Joanna Brabo. Chano está ahora entre Brooklin, donde todo es más caro y a veces mejor, y Madrid. Claro que es normal porque Chano siempre ha estado entre dos mundos, especialmente en gustos musicales.
El tren de Cercanías que lleva a Nuevos Ministerios no circula, porque ha habido un muerto en las vías. Cambio de trayecto. En el vagón de metro que va al Campo de las Naciones hay un señor con un traje negro barato, unos zapatos baratos, corbata azul celeste brillante, una acreditación colgando del cuello y un movil plateado. Sin duda se dirige como yo a Madrid Fusión, sólo que yo acudo sin acreditación a ver qué ocurre.
Madrid Fusión es una especie de camarote de los Hermanos Marx donde entre los incontables foodies bulle el “te presento a, te presento a, os presento a”, o se recomiendan restaurantes fuera de lo ordinario, como el de casquería de la calle Duque de Sexto o el Pradal de San Sebastián de los Reyes mientras se degusta una tablet -que no falte el humor- de ibéricos.
A la decimoquinta edición del encuentro gastronómico más importante de la capital de España he sido invitado por la Gastronomía de Menorca y Mallorca, sus quesos, sus vinos, su sobrasada y sus cocineros. Toda una experiencia que cualquiera que haya pasado por Baleares ya conoce, pero además aquí con la certeza de que la calidad, lo artesano y lo acogedor no tienen competencia.
La gente de esta comunidad de islas mediterráneas tuvo en todo momento presente que no hay como una buena promoción de lo óptimo para seguir manteniendo el listón de la popularidad. De ello se encargó el President de la D.O. Del queso Mahón, J. Bosco Triay Barber, del Vino de Plà i Llevant, Jaume Ballester, de la D.O. Sobrassada de Majorca, Toni Bennassar, Iván Massagué o la eficaz Susana Baldó, que invitaron a destacables populares como la Tonina coreana Usun Yun, Javier Collado hijo del director teatral Manuel Collado y la siempre guapísima y dulce Mª José Goyanes; la actriz Ana Turpin; la periodista del corazón Mª Eugenia Yagüe; Susi Díaz; Poti, Lluvia Rojo o Bertín Osborne, quien saluda con unos golpes en la espalda de una tal masculinidad que muchos aseguron que hubieran preferido un pollazo entre los omoplatos. Encantador, aunque da un poco de miedo. Victoria y Francis de Can´ Cires, Ibiza, y Catalina Riera de Can´Alfredo, me enseñaron que la sobrasada ibicenca también existe, y que está hecha con trozos más gruesos que la mallorquina.
Los cocineros locales se esmeraron en hacer tapas con queso y sobrasada a los que, comprenderán, sobran los comentarios.
El Presidente de la Academia de la Tapa de Madrid, Joaquín Ruibérriz de Torres y Navarro Pingarón se interesó en que formara parte de su exclusiva institución este año. Por parte de la revista Restaurantes y Tapas vino Pilar de Haya y por la suya propia el crítico gastronómico Lorenzo Díaz, quien fue pareja de la siempre recordada Concha García Campoy.
Sorprendí a los expositores del rincón reservado a Valencia, cuyo reclamo ostentaba a Quique Dacosta y la cifra nada despreciable de 17 estrellas Michelín y subiendo. Patxi Gutiérrez nos dio a probar las cortezas de bacalao de Guardamar del Segura, fritas en aceite, aunque no de la prestigiosa Hacienda Guzmán, que hace un aceite de oliva que miam miam.
Estaban Miguel Barrera Barrachina, Mauro Gallego Peset de Sentiments Gourmets; Juan A. Mardomingo, del magazine televisivo En Tierra de Vinos; los del Agua de Benassal; Me encontré con Michelle Resendiz y Manolo Grajera de La Despensa de Frida, alimentación mexicana 100% del Mercado de Ruzafa y con Antonio Beltrán Fos, de Bon Profit de Sueca. También el crítico gastronómico Pedro G. Mocholí y el gallegovalenciano José Luis Vilanova.
Martín Berasategui, infatigable, posó con la nueva verdura, familia oriental del brócoli, que se llama Bimi y que pretende ser el nuevo acompañamiento sano de nuestros platos principales. También el gran Sacha Hormaechea se paseó por los stands con toda su sabiduría y buen humor.
Estaba el chef personal showcooking y trainer de paellas y arroces Vicent Civera, pero también Rubén Osorio, del restaurante Ergo quien ha diseñado la tapa ideal para los amantes del socarrat: la tostada o tortilla de bullabesa con salsa de mejillón y mostaza, una especie de tortilla de camarón hecha con una reducción sólida de caldo de bullebesa que reúne todos los sabores condensados del pescado.
Países invitados como Colombia pusieron sus frutas a disposición de los curiosos y Argentina, word friendly que ya fue país eminente en Fitur, hizo además un asado múltiple en la Plaza Mayor, al aire libre y libre albedrío, que hizo llorar de gusto a los comensales.
Los de los productos latinos Goya, con Patricia a la cabeza, nos pidieron fotos con ellos. Nos contaron que su marca es idea de un emigrante español a América y que toda la mercancía llega a Toledo, a Casarrubias del Monte, luego a las tiendas y concretamente a las tiendas de chinos que no dudan en ser los difusores de estos productos tan de moda en la cocina de fusión. Los comienzos parece que fueron duros, pero el agua de coco, gracias a sus propiedades salutíferas y a Madonna, les ha abierto el mercado.
Sueltos por el recinto, sin parar de intercambiar tarjetas y mostrar sus productos, el peculiar Bartender Sumiller gallego de tirantes hispanos, Manuel Isoler Lancho; Luis Fernández Espinosa, de las destacables bodegas Verum; José Miguel Campoo, de Street Food Madrid; Gonzalo Montiel, dir. Comercial de Bodegas Nabal, Ribera del Duero de Burgos; Javier Navarro, de Bodegas Arzuaga, G. Carrasco, del jamón de Guijuelo. y José Portas Distarlux, de la Cofradía del Txuletón gallego, orensano por más señas.
Bajo el título de Burgos alimenta, tanto Oscar Arroyo Molinero, distribuidor de morcillas La Ribera, como Roberto da Silva de embutidos de Cardeña, proponían una morcilla de Burgos con pil pil de bacalao y unas costras de morcilla, alentando sus virtudes nutritivas y delicado paladar. De Enofusión Daniel Aragón de la tienda gourmet Petra Mora o los de las bodegas Habla.
Ya con su propio carisma, el Concejal de Promoción Económica, Cultural y Turística de Ciudad Real, José Luis Herrera Jiménez; Sergio Pérez, cocinero, organizador responsable del backstage de Madrid Fusión y compañero en el programa Vamos a cocinar con José Andrés; Juan del Moral, de Banda L; Álvaro Guillén Benjumea, presidente de la Asociación Empresarial de Alimentos de Andalucía; el cocinero y presentador Julius Bienert, el periodista y presentador Jota Abril Barrie, Monica Aunión Monroy de Broker Solutions o Bekiu Kim Jung, innovador democrático coreano de Scytl en el Sur y Este de Asia
Descansando un minuto en la escalera me encontré con la very own personal chef, cocinera de autor, arte y cariño de Take a Chef, la valenciana Elena Bueso García, tercer premio de cocineros del año.
El vino gallego siempre hace milagros, amigos y familia. Auspiciados de nuevo por el maestro de ceremonias Sergio Pazos, nos reúnimos con Bodegas Singulares Santiago Roma, bodeguero del albariño de autor que lleva su nombre, Javier Ludeña, de la TV de Galicia, Pablo Barreda García, distribuidor del albariño de la ría de Arousa Pazo de Rubianes, con Guillermo Hermo, gerente del señorial pazo rodeado de camelias donde se genera este excelente vino gallego, José Feliciano Pereira Freijido, Presidente de la D.O. Ribeiro; Pedro Mario Benavente, de El Ermitaño, Fernando Ríos, del restaurante Ríos de O Freixo y cientos de amigos y conocidos más. Un espectáculo donde no faltaron los mejillones, las navajas, los berberechos y hasta el ajo negro. Un nutrido grupo acudimos a celebrar al exquisito restaurante Vinoteca García de la Navarra, cercano a la Bolsa de Madrid que llevan los hermanos del mismo apellido.
Después, en la cena, en una mesa vecina, coincidimos con el mollerusense presidente de Repsol, Antonio Brufau Niubó, y su predecesor, don Alfonso Cortina, acompañados por sus encantadoras esposas, Isabel López-Marín y Míriam Lapique respectivamente, y como exhalaron varios halagos hacia mí me lancé a besar la orla de sus mantos hasta que, algo agobiados y confusos por mi devoción, decidieron abandonar apresuradamente el restaurante. Aunque ahora que pienso... ¿era Cortina o Luis del Rivero, ex-vicepresidente de la entidad? Ahora me he hecho un lío.
Allí estaba también Yolanda Álvarez, premio libertad de expresión de la asociación de periodistas tras ser cesada como corresponsal en Gaza, que por cierto es de Burjassot y tuvo a bien sacarse una foto conmigo.
Y ya por último les contaré que Juan Echanove me ha enviado un video fascinante. Aún no sé si es un anuncio, una promoción, una película o una serie de televisión, pero pinta fenomenal. Cuando sepa algo más, se lo contaré.