La Generalitat destinará un porcentaje fijo de su presupuesto a encargar productos innovadores a empresas valencianas

VALENCIA. El vicepresidente ejecutivo del Consell Valencià de la Innovación (CVI), Andrés García Reche, ya trabaja en los programas que desarrollará la futura Agencia Valenciana de la Innovación (AVI), la gran apuesta de Ximo Puig para diseñar la estrategia innovadora del Consell. El que con toda probabilidad será propuesto para ocupar la vicepresidencia ejecutiva de la AVI, explicó que uno de los “elementos centrales” del nuevo ente serán las "compras públicas de innovación”, con las que la Generalitat reservará un porcentaje fijo de sus compras a proveedores para encargarles el desarrollo de productos innovadores.

Mediante esa estrategia, para la que la AVI contará con préstamos, subvenciones y una nueva fórmula financiera diseñada junto al IVF adaptada a empresas familiares que García Reche eludió detallar, la AVI pretende “estimular” la actividad innovadora de las empresas valencianas para “mejorar” el modelo productivo de la Comunitat, que no transformarlo. “Necesitamos nuestro propio Silicon Valley”, subrayó.

Según explicó, el objetivo es que una parte del gasto público, tanto el de la Generalitat como el de los Ayuntamientos y el Estado esté orientado a “incorporar innovación” a sus proveedores. Mediante este sistema, que ya se aplica en comunidades como Galicia y está previsto en la estrategia comunitaria Horizonte 2020 (H2020), las administraciones se obligan por ley a reservar un porcentaje fijo de sus compras a bienes y servicios innovadores.

Pueden ser desde los menús para los colegios públicos hasta todo tipo de suministros para los hospitales, detalló García Reche, pero siempre se trata de bienes o servicios que no existen como tal en el momento del encargo, sino que se desarrollan por petición de una administración pública. Entre otras ventajas de la compra pública de innovación, el experto destacó que el hecho de que los productos se conciban a partir de las ideas que aporta la administración les garantiza a las empresas la demanda inicial de los nuevos desarrollos.

Para ello, explicó que la AVI va a funcionar sobre todo con subvenciones, motivo por el cual el director del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) formará parte del consejo de dirección. García Reche explicó que se fijarán límites mínimos para no entrar en conflicto con las subvenciones o préstamos que conceden otros órganos como el Ivace y señaló que, en todo caso, el acceso a la financiación de la AVI es voluntaria, en tanto que está condicionada a la participación en programas como el de la compra pública de innovación o la “revisión de la cadena de proveedores”.

Este es el segundo eje en el que trabaja García Reche para la futura agencia. En este caso se trata de a empresas a que incorporen procesos innovadores para que puedan optar a convertirse en proveedores de grandes compañías. “Vamos a ayudar a proveedores pequeños a innovar, a hacerse grandes y, en último término, a independendizarse”, destacó.

En este caso, el papel de la AVI es el de escuchar y detectar las necesidades de las grandes empresas para conectarlas con los entes que pueden aportar esas soluciones, bien sean empresas, institutos tecnológicos o centros educativos. La AVI ya ha mantenido contactos con algunas grandes empresas con presencia en la Comunitat para trabajar en esa línea.

Otras líneas en las que se trabaja, según expuso en Cierval, son los sistemas de fabricación avanzada, una suerte de formación a la carta para que las empresas puedan incorporar la tecnología a sus procesos de producción y lograr de ese modo mejoras sustanciales de su valor añadido, o los conectores del sistema valenciano de la innovación, que se plasmará en un “programa de estímulos a la conexión”.

Por otro lado, García Reche subrayó que nace por el interés de las empresas valencianas y la necesidad de mejorar el modelo productivo. En ese punto, destacó que la Comunitat dispone de potencial para ser la número uno en industria agroalimentaria o tecnología de la salud, entre otros ejemplos. A su juicio, la AVI podría tener "un éxito razonable" en tres o cuatro años.