A través de Pau Roca, guitarrista legendario del grupo, esbozamos la primera guía de restaurantes en gira.
Si La Habitación Roja fuera un restaurante no estaría en un barrio de moda. Tampoco en la periferia. No sería una de esas novedades suflé que irrumpe con la fuerza de lo enhiesto y se desparrama a las primeras de cambio. No tendría una decoración brilli-brilli ni se gastaría más en sus muebles que en su escandallo. Sería ese lugar que, por mucho que pasen los años, está en el mismo sitio dispuesto a reconfortar con tiempo y verdad, para comer mientras se cuentan aquellas historias dignas de amontonarse en torno a la hoguera. La Habitación Roja no es un restaurante, pero comen en muchos de ellos.
Regreso al condicional: si se editara una guía sobre los bares de carretera (se busca socio capitalista: razón aquí), serían ellos los principales prescriptores. Por hábito, por criterio y por exigencia. Tanto que, entre algunas de las chanzas de Jorge Martí y Pau Roca, de vez en cuando se menciona la idea: ojalá una gira de La Habitación Roja por los restaurantes del país.
Cuáles son sus paradas gastronómicas en gira, en mitad de ese movimiento telúrico que pone a un grupo en su sitio. Qué comen y qué evitan. Cómo controlan sus tiempos entre actuar y zampar. Pau Roca, guitarrista de la formación desde hace más de 25 años, acude a la llamada. Es el principal muñidor de la fantasía: La Habitación sale de gira… para comer.
La importancia de comer bien mientras se gira - “Para nosotros es un momento fundamental en el día a día de la gira. Por cuestión de horarios, las cenas suelen ser en el camerino, poco emocionantes. Sentarse todos juntos a comer con algo de tiempo y buena calidad es vital. Si fallamos en la elección, sabiendo que, probablemente, la cena sea insatisfactoria, el día no puede ser, nunca, completo.
La maldición de los desayunos - “Soy un poco maniático con los desayunos, soy de los que desayunan copiosamente y el desayuno es una comida muy maltratada en este país. Zumos de naranja fake, dos manzanas verdes y un plátano también verde, cuatro magdalenas empaquetadas y té en tacitas diminutas. Lo peor. También lo tenemos en cuenta y si no hay buen desayuno en el hotel, buscamos algún bar cercano que, mínimo, nos ofrezca unas tostadas con tomate y aceite decente”.
Encontrar un restaurante en la carretera y no fallar en el intento - “Tenemos ya unos cuantos fichados según el recorrido por delante y adaptamos los horarios para ello. Víctor, nuestro road manager sabe de nuestras costumbres y reserva con bastante antelación. Cuando visitamos alguna ciudad que no conocemos o bien el promotor de la zona o algún amigo nos aconseja. Normalmente la gente que organiza conciertos tiene ya algunos sitios con los que suelen trabajar y que están muy bien. A una mala, en carretera, abrimos el Tripadvisor, en el que, sabiendo cribar bien las opiniones, se pueden encontrar cosas muy decentes”.
El menú de La Habitación Roja - “Somos bastante compatibles, quitando que nuestro road manager, Víctor, es vegetariano, los demás le damos a todo, menos alguna cosa concreta, como la fobia de José con las aceitunas. Esa amplitud de miras nos permite dejarnos llevar por las especialidades del lugar sin que nadie sufra. Ya sea aquí o en México, Argentina o Perú. Quizá dejamos los arroces para el domingo que volvemos de tocar, las comidas muy pesadas son luego incompatibles con probar sonido”.
El momento de la verdad: su guía de bares en gira - “Pues, obviando l’Alter, en Picassent, que ya sabes que nos encanta y sin incluir nada de nuestra propia ciudad o cerca, te diría:
El Fitomar: Ideal para cuando viajamos desde Galicia al Este (Asturias, Santander o País Vasco). Está en la Playa de la Espasa, en Asturias. El menú es muy bueno y de carta se puede comer no muy caro. Los calamares de lastres en su tinta son un hit mundial y los pescados o mariscos infalibles. Se aparca bien y no está lejos de la autopista. Es un restaurante que conozco desde pequeño, ya que siempre he veraneado en Asturias. En Asturias, bueno, en todo el norte, es difícil comer mal. Por esa zona, Ribadesella, están El Tarteru, El Pilar, la sidrería La Portiela en Tereñes y un largo etcétera.
Monte. Pola de Lena. De camino a Oviedo o Gijón, escondido en la montaña pero cerca de la autopista. precioso, con productos locales y cocina tradicional un poco modernizada (sin ofender) maravillosa. Imprescindible.
La Reja. Bolonia, Cádiz. El mejor pescado. No es barato, porque el buen pescado no lo es. Este es ya para tirarse un buen rato, para cuando llegas el día anterior al concierto o te quedas uno más. No pueden ser más majos y mejor cocineros.
Hermanos Belando. Nos encanta la paella, pero un buen arroz de conejo y caracoles es bastante imbatible. Nos llevó un amigo cuando fuimos a tocar a Elda y lo hacen con leña de vid y tiene un sabor y un punto perfecto.
Bar Pescador I. Puerto de Santa María. Otra zona en la que se como muy bien. Hemos estado ya tres veces con Paco Loco y, además de sus virtudes técnicas, personales y de equipo, el entorno (comida incluida) es muy importante y esta zona nos gusta mucho. Cocina típica de la zona.
Los Templarios. Monesterio. Badajoz. Típico menú que paramos cuando estamos por la zona. De esos tenemos muchos. Comes bien, barato y te tratan con gracia. Marc dice que tiene las mejores natillas del mundo.
Marino. La carretera a Madrid es la que más usamos y una de las menos agradecidas, siempre te puedes salir, pero si no es el caso, está la opción de salir a Motilla o Tarancón, pero, a pesar de que el menú es tipo "colegio", la brasa está encendida 24h y siempre es bueno saberlo para las vueltas lejanas a deshoras. Lleno de banderas de España por si se te olvida el país en donde te encuentras.
El Churrasco de Oro. A Gudiña. Solo si tienes unas ansias carnívoras desatadas. Pocas opciones -cosa que suele ser síntoma de que lo que hacen, lo hacen bien-, brasa y ensalada sencilla con esa lechuga del norte que nos encanta.
Podría seguir y seguir. Galicia, Aragón, la sierra de Madrid, Benicàssim, Maigmó, Murcia… Hay mil sitios en un chat en los que guardamos los más relevantes, bajo el nombre de ‘A qué sitios’. Y eso sin abrir el melón de México. Un país en el que creo, lo hemos probado todo”.