Cuando un Ministro de Exteriores te anuncia en rueda de prensa “la posibilidad de que se plantee una guerra por accidente”, te llevas las manos a la cabeza. Cuando los contendientes son Estados Unidos e Irán, entonces…, ¡cuerpo a tierra! Algún día nos acordaremos del momento actual como los “felices años 20”, como hace cien años, aunque sin charlestón. Los agoreros y los seguidores de las teorías de la conspiración siguen en ello, también algún periodista: estamos abocados a la III Guerra Mundial. Mientras tanto, vamos a seguir sufriendo un poquito más los efectos de la última crisis y el advenimiento de la próxima recesión… ¿En dos años?
La escalada de la tensión entre Estados Unidos e Irán tiene a la Unión Europea como único muro de contención. Incluso su casi ex socio, el Reino Unido, parece seguir las amenazas del presidente norteamericano Donald Trump. Hace una semana, la Marina británica detuvo un petrolero iraní en aguas de Gibraltar. El Grace 1 viajaba con destino a Siria, a la refinería de petróleo de Baniyas, “que está sujeta a las sanciones de la UE”, dijeron desde el Gobierno del Peñón, “y sin tener en cuenta el origen de su carga”, añadieron para quitar hierro al asunto.
Pero claro que tiene hierro. Para comprobarlo me fui directamente a un mapa. Irán, el antiguo Imperio de Persia, se encuentra muy cerquita del Mediterráneo y aún más de Rusia previo mar Caspio. Vaya, el tercero en discordia. Situado entre Iraq, Turquía, Afganistán, Arabia Saudita, las ex repúblicas soviéticas… Y resulta que Turquía acaba de desafiar a la OTAN al recibir misiles rusos S-400 de defensa antiaérea. Turquía, que es miembro de la OTAN, está a partir un piñón con Rusia desde lo de Siria. Y, precisamente, días después de que la OTAN instara a Rusia a destruir un nuevo sistema de misiles. Donde pone OTAN, léase Estados Unidos.
Según Estados Unidos, el sistema de misiles ruso podría permitir ataques nucleares sobre Europa, sin posibilidad de previo aviso, con lo que rompería el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio de 1987. Si no hay acuerdo para que Rusia destruya estos misiles de alcance medio, Estados Unidos se retiraría de este Tratado para librarse a su vez de estas restricciones para desarrollar este tipo de misiles nucleares. A una amenaza, le siguió otra. Y Rusia se defendió ante la sospecha de que la OTAN despliegue misiles con base terrestre cerca de las fronteras rusas.
Son más que sospechas. Desde hace años, los movimientos de tropas de la OTAN, incluso los movimientos de tropas de la Unión Europea hacia las frontera ucraniana, con la excusa de la anexión de Crimea a Rusia en 2014, permiten avanzar fuerzas militares hacia este objetivo. Se llama el Plan de Acción de Preparación (RAP). Volvamos a consultar el mapa. ¿Dónde está ubicada Ucrania, socio preferente de Bruselas? Pues, como un sandwich, entre los países del Este y los bálticos de la Unión Europea, y la enorme Rusia. Ambos países hace un año que iniciaron una escalada de despliegue de tropas en su frontera.
Mientras, la Unión Europea, contribuye a ello. ¿Qué hacen los más de 300 militares españoles concentrados en la frontera de Letonia bajo mando canadiense? No juegan al mus. Van acompañados de seis carros de combate ‘Leopard 2E’ y 12 Vehículos de Combate de Infantería ‘Pizarro’. Se trata de la ’Enhanced Forward Presence’ (eFP) o Presencia Avanzada Reforzada, la misión que los aliados de la OTAN mantienen activa en Estonia, Lituania, Polonia y Letonia para proteger la integridad territorial de este país frente a una posible agresión militar rusa. Esta misión cuenta con el refrendo de Bruselas, tras su aprobación en la Cumbre de Varsovia de 2016 por los 28 Jefes de Estado.
Por tierra, mar y aire. El mes pasado se desarrolló la maniobra Baltops 2019 de la OTAN, con la Flota del Báltico de Rusia vigilando de cerca. Se trata de una maniobra anual que involucra a tropas de EEUU, la Unión Europea y Turquía. Participan unos 8.600 militares de 18 países, con 50 barcos y 40 aviones. Son pequeñitos ejemplos, como las maniobras que realizará el Cuartel General de Inteligencia de la OTAN en Holanda, después del verano. El teatro de operaciones será de nuevo el este de Europa.
Tras la Cumbre de Bruselas del año pasado, la OTAN estableció en noviembre de 2018 entre sus prioridades que “para desarrollar y mejorar estos indicadores y advertencias, se deberían considerar objetivos rusos más específicos”. En el informe de la NATO Parliamentary Assembly Defence and Security Committee (DSC), del pasado mes de junio, avanza: “La presencia rotativa de la OTAN en los países bálticos es insuficiente para repeler una invasión rusa convencional, y pocos aliados europeos podrían reforzar esas fuerzas para devolver a la región al estatus quo anterior a la invasión”.
La conclusión del documento NATO priorities after the Brussels Summit también es clara: “En la Cumbre de Bruselas de 2018, la OTAN acordó dar pasos importantes para mejorar la disuasión, fortalecer su postura de combate y responder a acciones híbridas agresivas e injustificadas, una gran parte de las cuales provienen de Rusia.” El objetivo es que “los Comandos de la Fuerza Conjunta de la OTAN deberían mejorarse aún más para operar como verdaderos comandos de combate conjunto”. Parecería una perogrullada, si no fuera por el énfasis que se pone en lo del combate… Por tierra, mar y aire.