MADRID (EP).La distribución de la grasa corporal en el tronco es más importante que el peso corporal cuando se trata de riesgo de cáncer en mujeres posmenopáusicas, según un estudio presentado durante el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO, en sus siglas en inglés) que se está celebrando en Madrid, en el que participan más de 23.000 profesionales de más de 130 países.
Los resultados dan un nuevo giro en las prioridades de control de peso para las mujeres en este grupo de edad, que son propensas a la ganancia de peso abdominal, ha señalado el investigador del estudio Line Mærsk Staunstrup, MSc, doctorado con Nordic Bioscience y ProScion, en Herlev, Dinamarca.
"Cuando se evalúa el riesgo de cáncer, el índice de masa corporal (IMC) y el porcentaje de grasa pueden no ser las medidas adecuadas ya que fallan en evaluar la distribución de la masa grasa", ha explicado, al tiempo que afirma que "evitar la obesidad abdominal puede llegar a ser la mejor protección".
Los hallazgos se desprenden del estudio Prospective Epidemiologic Risk Factor, una investigación observacional prospectiva de cohortes diseñada para comprender mejor las enfermedades relacionadas con la edad en las mujeres posmenopáusicas danesas.
En el estudio se incluyeron 5.855 mujeres (con una edad media de 71 años) que se sometieron a escaneados basales de absorciometría de rayos X de doble energía (DXA) para evaluar la grasa corporal y la composición de la grasa corporal y los investigadores han realizado un seguimiento de las pacientes durante 12 años.
Usando información de los registros nacionales de cáncer, el estudio registró 811 cánceres sólidos en las mujeres y mostró que la proporción de grasa abdominal a grasa periférica fue un predictor independiente significativo de diagnóstico de cáncer hasta 12 años después de la línea base (hazard ratio [HR] 1,30;%, CI: 1,11 a 1,52, p <0,001). Ni el IMC ni el porcentaje de grasa mostraron significación.
Específicamente, había 293 cánceres de mama y de ovario, 345 cánceres de pulmón y gastrointestinal (GI) y 173 otros cánceres. Los investigadores determinaron que sólo los cánceres pulmonares y gastrointestinales estaban asociados con altas proporciones de grasa abdominal a periférica. Otros factores de riesgo de cáncer fueron la edad avanzada, la recepción de la terapia de reemplazo hormonal y el tabaquismo, pero después de controlar estos factores de riesgo, la proporción de grasas permaneció como un factor de riesgo independiente.
"Las mujeres de edad avanzada pueden utilizar esta información, ya que se sabe que durante la premenopausia se inicia un cambio en la grasa corporal hacia el área del tronco central. Por lo tanto las mujeres mayores deben ser especialmente conscientes de su estilo de vida cuando se acercan a esa edad ", ha señalado Staunstrup.
Además, ha añadido, "los médicos también pueden utilizar la información para una conversación preventiva con las mujeres que están en mayor riesgo de cáncer. Mientras que los clínicos tienen acceso a escáneres de DXA de cuerpo entero en la mayoría de los hospitales, los escáneres DXA portátiles están disponibles en el mercado comercial y esto puede permitir el escaneo regional de huesos y grasas, sin embargo, puede no ser el más confiable para medir la obesidad central".
Para la doctora Andrea De Censi, del Hospital Galliera, en Génova, Italia, el estudio proporciona confirmación importante del papel de la obesidad y, particularmente, de la resistencia a la insulina en la etiología de varios cánceres.
"Si bien la obesidad se ha relacionado con el riesgo de cáncer, el vínculo con el cáncer de pulmón es nuevo e intrigante", comentó.
"Los aumentos en la insulina, como resultado del consumo excesivo de carbohidratos simples como patatas, trigo, arroz y maíz, resultan en una acumulación de grasa específicamente visceral y abdominal", ha explicado De Censi.
La insulina también tiene efectos perjudiciales en la producción de hormonas, y las células adiposas en el tejido graso aumentan la inflamación en todo el cuerpo, otro factor de riesgo para varios cánceres.
"Estos datos abren la puerta a clínicos para iniciar una serie de intervenciones en pacientes obesos. Además de la pérdida de grasa con la dieta y el ejercicio, puede haber un papel potencial para un medicamento para la diabetes, como la metformina, que puede disminuir los efectos de la insulina y contribuir a la prevención del cáncer", concluye la experta.