VALÈNCIA. El pasado 11 de febrero se celebró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una efeméride establecida por Naciones Unidas con la que se persigue impulsar la paridad de género y despertar vocaciones nuevas en este ámbito. El hecho de que haya que destinar un día para su celebración, implica que las mujeres continúan siendo ‘rara avis’ en el campo de la ciencia y la tecnología y que sea preciso hurgar un poco para encontrarlas. Pero referentes nuevos surgen, y cada vez más.
“Pretendemos inspirar y motivar a las niñas y jóvenes para que se introduzcan en el mundo STEAM, que vean que la tecnología es muy divertida y que puede ser una opción para ellas”, declaran Patricia Heredia, ingeniera de Telecomunicaciones y profesora de robótica de Valeria Corrales en el canal de youtube cofundado por ambas: ValPat Steam.
Valeria tiene ahora 14 años, pero la pasión por la tecnología la descubrió a los 7. La revista Forbes la ha incluído en su lista de los changemakers más relevantes de 2023, pero desde los 9 años era ya ferviente consumidora de tutoriales de robótica y programación y había creado su propio blog divulgativo, en inglés y español. Con 8 años, fue la única niña participante en el I Concurso de Jóvenes Creadores de Huesca y ganó.
Nuria Oliver comparte con Valeria Corrales ser otra de las integrantes de la lista changemakers. La científica alicantina es experta en inteligencia artificial y una de las mujeres investigadoras en informática más citadas en España. Además de su trabajo científico, esta ingeniera de telecomunicaciones dedica parte de su tiempo a la divulgación científico-tecnológica y a inspirar a jóvenes y adolescentes (y en especial a las chicas) a estudiar carreras técnicas.
Solo un 35% de los estudiantes de carreras vinculadas a las STEM (acrónimo de las palabras en inglés Ciencia, Tecnología, Ingeniería, y Matemáticas) son mujeres. Asimismo, en el caso de España, solo hay un 12% de chicas matriculadas en las facultades de informática y únicamente el 26% de las mujeres que inician los estudios en alguna de las disciplinas STEM, los concluyen.
Para corregir esta anomalía se han creado en España instituciones como el Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación (OMCI), existente desde 2020. Fue una iniciativa impulsada por el entonces ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, y con representación de diez ministerios. El segundo informe presentado por este organismo, ya con la cartera de Ciencia bajo la tutela de Diana Morant, refleja ciertos avances, como la aceleración de la presencia de la mujer en la I+D+I en España, con un 35% de la población ocupada femenina que trabaja en ciencia y tecnología frente al 28,4% de ocupación masculina. Reconoce, no obstante, el informe que “aún existen brechas de género en el sector” en espera de que el anteproyecto de reforma de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación las enmiende.
Diferencias de capacidad cognitiva no existen. Así lo pone de manifiesto Sandra Doval, joven de 27 años que ejerce como investigadora en el laboratorio de Neurociencia Cognitiva y Computacional del Centro de Tecnología Biomédica de la Universidad Complutense de Madrid.
“Quitando alguna pequeña diferencia estructural en el cerebro, no existe evidencia científica alguna que indique que el hombre está sustancialmente más capacitado que la mujer para la ciencia”, declara antes de concluir que “cualquier mujer puede ser lo que se proponga”.
El hecho de que las estadísticas no coincidan con esta realidad cerebral, lo justifican algunas fuentes alegando a motivos culturales, prejuicios sociales o a la falta de referentes. El informe del OMCI citado anteriormente habla de la necesidad de visibilizar y normalizar las profesiones innovadoras; eliminar los sesgos de género en los procesos de selección y evaluación; y fomentar la participación de las mujeres en convocatorias y financiación en proyectos de I+D relacionados con la innovación.
“No sé cuál puede ser la causa, ojalá lo supiera -dice Sira Mogas-Diaz-, pero sí que arrastramos mucho siglos relacionando a los hombres con unos trabajos determinados y a las mujeres con otros, como si los oficios entendiesen de género. Al final es algo que se va grabando en el subconsciente y transmitiendo de generación en generación. Cada vez se produce menos, pero confío en que algún día desaparezca por completo”.
Mogas-Díaz, doctora en Biomedicina y master en ingeniería biomédica computacional, es también CEO y fundadora de KOA Biotech, una startup con la que quiere combatir el desperdicio alimentario y la alta tasa de mortalidad en las piscifactorías. El suyo fue el proyecto ganador de la última edición de los Global eAwards que organiza la fundación NTT DATA. Observa la fundadora que el mismo gap de género que se da en el mundo científico y tecnológico, lo encuentra ella en el emprendimiento, donde los CEOs hombres están siempre en mayoría.
Para acabar con los estereotipos de género en este ámbito, tanto Doval como Mogas-Díaz apuestan por inculcar desde edades tempranas el interés por la ciencia y la tecnología, tanto en los centros educativos como en los entornos familiares. En este sentido, Sandra Doval ha acometido junto a un hermana, profesora de primaria, un proyecto educativo denominado Kafkacol con el que invitan a los niños y niñas a representarse en todos los roles que deseen desempeñar en un futuro.
Por su parte, en lo que está al alcance de Mogas-Díaz como CEO, en sus planes está garantizar la equidad de la plantilla conforme vayan creciendo. Por ahora, que son solo tres los integrantes del equipo, las mujeres ganan 2-1.