Vincula a los ciclistas con otras corrientes naturistas
MADRID, (EFE) Un movimiento ciudadano nacido en Córdoba y que se extiende ya por distintas ciudades españolas, entre ellas Valencia, impulsa una nueva manera de entender la sociedad que ha crecido en torno al préstamo gratuito de bicicletas para potenciar un modelo de transporte sostenible.
La fundadora del movimiento, Ana Belén Rodríguez, ha explicado que la idea es fomentar la "bicicultura" como modo de vida, no sólo para potenciar una forma de movilidad urbana ecológica y colaborativa, sino para vincular a sus usuarios con otras corrientes alternativas como las prácticas naturistas, la alimentación vegana o las actividades de trueque.
Madrid, Valencia, Sevilla, Badajoz y Málaga se han sumado ya a la iniciativa 'Bicis Solidarias', que cuenta incluso con un grupo en México y que surgió en 2011 como respuesta a la necesidad de transporte de un vecino de Rodríguez, que disponía de escasos recursos económicos y todos los días caminaba varias horas para ir y volver caminando al trabajo.
Además de ventajas obvias como el ahorro de tiempo en trayectos urbanos, la facilidad para aparcar o la reducción del impacto ambiental del transporte personal, Rodríguez ha señalado otros beneficios para grupos específicos de personas como "algunos usuarios que padecen esclerosis múltiple, que consideran a sus bicicletas como sus propias alas".
'Bicis Solidarias', cuya labor ha evolucionado en los últimos años gracias a la colaboración ciudadana y el boca a boca, impulsa las donaciones de particulares a personas que necesitan un medio de transporte, como en el caso de estudiantes que buscan desplazarse por la ciudad sin contaminar, pero también sirve para desarrollar la creatividad dotando de una nueva vida a objetos antiguos a partir de su arreglo y transformación en otros nuevos.
Para ello, defiende la proactividad de sus usuarios a través de un eslógan breve pero rotundo, "Hazlo tú mismo", y propone herramientas para que cada cual arregle y adapte su propio vehículo "porque muchas veces no hay necesidad de adquirir una nueva" mientras se desarrollan aptitudes como la destreza y la solidaridad.
La capacidad de invención de los usuarios "es sorprendente", lo que se demuestra en casos como el de la peculiar "bici-arado" que, como su nombre indica, es una herramienta de labranza combinada con una bicicleta, destinada al cultivo de huertos urbanos. De esta forma, "las bicis actúan como un instrumento de socialización y transformación urbana" a través de gente anónima "que comparte un compromiso ambiental y social".
La economía circular, la preocupación por la contaminación urbana, el refuerzo de las prácticas de reciclaje y el incremento de espacios verdes son preocupaciones comunes de los usuarios de este sistema, que defienden la utilidad de "practicar deporte mientras reducimos el tráfico en los núcleos urbanos", resume Rodríguez.
Otra alternativa que propone este movimiento son los llamados "bancos de tiempo" en los que intercambiar servicios o conocimientos como, por ejemplo, "un estudiante italiano intercambió clases para enseñar su idioma por el préstamo de una bici".
Rodríguez no esconde uno de los principales problemas de este movimiento y es la falta de civismo de algunos usuarios, que venden las bicicletas donadas en lugar de utilizarlas como estaba previsto o intentan obtener beneficios económicos de actividades gratuitas.
Además, en España "todavía nos queda mucho por hacer, porque hay que concienciar a los políticos debido a la falta de espacio para este tipo de desplazamiento y a muchos ciudadanos que no quieren ser conscientes del impacto negativo de las emisiones de CO2 originadas por el transporte".
"Bicis Solidarias" mantiene abiertos varios perfiles en redes sociales tanto para solicitar el préstamo como para donar vehículos o participar en sus propuestas de cadenas de favores, mercadillos ecológicos y artesanales, quedadas colectivas de ciclistas y otras.