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No haber nombrado a nadie desde las elecciones de hace un año ha generado malestar dentro del Gobierno de Mariano Rajoy
VALENCIA. El mundo de la Justicia, habitualmente predecible en materia de nombramientos, dejó de ser predecible con la llegada hace dos años de Consuelo Madrigal a la Fiscalía General del Estado. La todavía fiscal general de Estado (FGE) se ha convertido en un verso suelto para el gobierno de Mariano Rajoy y, según ha podido saber Valencia Plaza de fuentes de toda solvencia, eso ha sido la el motivo principal para negarle su continuidad como FGE.
Pero si hay un nombramiento que ha sido la puntilla es el del nuevo jefe o jefa de la Fiscalía Anticorrupción. Con la jubilación del hasta ahora jefe de Anticorrupción, Manuel Salinas, se abre una oportunidad única para los populares de poner al frente de esta sección a alguien afín. Sin embargo, es de sobra conocida la capacidad de Madrigal para nombrar a fiscales de su elección personal por encima de partidismos, algo que el PP ni quiere ni puede permitirse con la cantidad de frentes judiciales que tiene abiertos, según informan las mismas fuentes.
Otro de los nombramientos que ha dejado fuera a Madrigal, en favor del magistrado del Tribunal Supremo José Manuel Maza, es la renovación de Javier Zaragoza como fiscal jefe de la Audiencia Nacional. Zaragoza lleva 9 años en el cargo y ya fue renovado en 2011. El gobierno no quiere que siga en su puesto ya que lo consideran una herencia del ex FGE Cándido Conde-Pumpido, pero al parecer Consuelo Madrigal sí veía con buenos ojos su continuidad al frente de la Audiencia Nacional.
Consuelo Madrigal tiene cerca de 30 nombramientos pendientes desde hace casi un año. La hasta ahora FGE ha hecho oídos sordos a las peticiones del gobierno, y no ha nombrado a nadie mientras que ha estado en funciones. Este hecho ha molestado, ya que desde Moncloa esperaban que la mayoría de esos nombres por elegir fueran de miembros de la Asociación de Fiscales (AF), la asociación conservadora del Ministerio Público.
Su posicionamiento con la carrera fiscal tampoco la ha ayudado. El cambio en la Lecrim que obliga a instruir en seis meses o no apoyar determinados cambios que suponían, sin dotación de medios materiales, un hundimiento de sus compañeros no gustó nada y, junto con los nombramientos, ha supuesto otro clavo más. De hecho, el gobierno ha apostado por un magistrado y no un fiscal para distanciar la figura del FGE de la carrera fiscal.
Pese a que el ministro de Justicia, Rafael Catalá, veía con buenos ojos su continuidad y así se lo hizo saber a Madrigal, y que Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal parecía que no opondrían resistencia a la renovación, finalmente la orden de cese “ha venido de muy arriba”, explican fuentes muy cercanas al Ministerio Público consultadas por Valencia Plaza.
Así, y sin quererlo, la vicepresidenta del Gobierno le vuelve a ganar la partida a Cospedal, ya que Madrigal era del sector afín a Carlos Lesmes, presidente del Consejo General del Poder Judicial, y principal apoyo de Madrigal para su continuidad.
Sin embargo, José Manuel Maza tiene como aliado al presidente de la sala segunda del Tribunal Supremo Manuel Marchena, muy afín a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que vuelve a ganarle la mano a Cospedal.
El tema catalán, ahora en manos de la vicepresidenta, tampoco ha ayudado a Madrigal. Si bien, la hasta ahora FGE siempre se ha mostrado tajante con la aplicación de las leyes en este caso, su falta de afinidad con los medios de comunicación nunca ha gustado en Moncloa. Maza por el contrario, es un magistrado que siempre ha tenido muy buena sintonía los periodistas y del que se espera que pueda explicar las medidas que se adopten en este campo mucho mejor que Madrigal.