Escaparse al prepirineo, la última zona al noroeste de Castelló
La Tinença de Benifassà importa tanto por ser hogar como por ser camino. Ubicada en el interior de Castelló, frontera con Teruel y Tarragona, la sub-comarca de la Tinença (1200m) respira historia medieval poco escuchada, son vibraciones verdes y húmedas, como si las montañas hubiesen soportado miles de herraduras trillando sendas. Para llegar a esta zona recorres muchos kilómetros dignos de marchas cortas si hablamos de coche, un rodaje que no quiere atajos sino paradas. La brisa no es exclusiva del mar, aquí en la montaña indica tiempo claro y calmo si vienes por la mañana, cómo el viento sopla del valle hacia las cumbres para bajar por la noche. Y sino, es que es un día de bruma, que aunque dificulte la visibilidad son misteriosos y mágicos cuando la densidad acaba formando nubes, ¿has caminado por el cielo?
La Tinença es la última zona al noroeste de Castelló, similar a los llamados Els Ports (Morella, Beceite y Montsià) pero sin llegar a pertenecer a esta comarca. Cartográficamente la situamos en el Baix Maestrat aunque paisajísticamente no tiene nada que ver. Bien en el interior, es grande y abrupta y a pesar de ello te quita todos los miedos; te arropa en su frío invierno, los cencerros rompen el silencio y el tiempo allí cobra verdadero sentido. Unas 26.000 hectáreas de elevado valor ambiental y con gran biodiversidad regentan los siete que guardan el conocimiento de las construcciones de la piedra en seco, los de las recetas que resucitan en pleno invierno y los consejos de la intuición del trufero. Siete pueblos (El Boixar, Coratxà, Castell de Cabres, Bel, La Pobla de Benifassà, El Ballestar y Fredes) lindan el Parc Natural de la Tinença de Benifassà y aunque podemos recorrerlos mediante una ruta senderista guiada, hoy nos dejamos llevar por Atanasi Boix (Tana), el que fue bautizado como el minero truficultor.
La Tinença de Benifassà es grande y abrupta y a pesar de ello te quita todos los miedos
Como muchas de los personajes que he encontrado en la zona, Tana es alóctono. Son apenas unas 100 personas enamoradas de este territorio que viven en toda la Tinença, una densidad de población tan baja como la misma Siberia, nos cuenta incrédulo. Minero de profesión, vio en la sonada crisis del 2007 la oportunidad de cambiar su vida y realizar su sueño. Desde l’Alcudia descubrió este paraje exótico como dice él a través del senderismo con el Centre excursionista de Valencia: “Es lo más parecido que hay al Prepirineo dentro de la Comunitat Valenciana, es abrupto, salvaje y muy bien conservado por la propia naturaleza.” Se enamoró de tal manera que ya no quiso visitarla como excursionista y aquí empezó todo.
“Reconstruir una antigua masía. La vida me ha demostrado que por más utópicos que puedan ser algunos sueños, se cumplen y además tengo la suerte de compartirlo con Rosa”. Tantas excursiones y pudo llamar hogar a la Tinença el 5 de Junio de 2007. “Era esa, la masía nos estaba esperando a nosotros para que la llenásemos de vida, así que la compramos y la restauramos”¿Y después? “Después pensamos cómo hacer sostenible nuestro sueño alrededor de la casa”.
Con este clima tan hostil, veranos cortos e inviernos fríos y duros hay pocas opciones. Observaron que de forma silvestre crecían y podían recolectar trufas, así que decidieron cultivarlas. El ritual para conseguir este hongo es tan complejo como su aroma: salen de árboles micorrizados, preparar bien el terreno y tener a dos expertos como Kaki y Meló que sepan encontrarlas sin dañarlas. Tana y Rosa han restaurado una masía y han añadido calidez a las tierras. Empezaron la empresa Fruits de la Terra en 2010 y ahora además de trufa fresca también elaboran una amplia gama de productos aromatizados con ella. Crean sinergias con otros artesanos de proximidad mayormente de Castelló: quesos, cerveza, licor, aceite, miel, etc.
La masía y sus alrededores invitan a la conciencia del ahora. Allí no existen los problemas, solo huele a naturaleza, humedad y a trufa a la hora de cenar. En casa Tana y Rosa te sientes como en vacaciones, realmente emanan calma como la trufa asentada en el huevo frito. Las conversaciones evolucionan de gastronomía a música y de fotografía a chefs. Cuentan que invitan a muchos de sus clientes a vivir en primera persona la experiencia de la masía. De hecho, sus próximos pasos van hacia el trufiturismo, compartir su sueño con todo el mundo.
Allá por donde pasa Tana divulga territorio mediante el producto, explica naturaleza a través del olor y revaloriza el paisaje explicando las propiedades de las Tuber.
A nivel gastronómico, esta joya no tiene rival y Fruits de la Terra es un gran comunicador, lleva de un gran pedacito del interior de Castelló a las grandes cocinas de la Comunitat Valenciana como Ricard Camarena, El Poblet, La Salita y Quique Dacosta en Denia, incluso ha pasado estas fronteras para llegar a otro paraíso natural como Azurmendi de Eneko Atza en el País Vasco.
Los restaurantes son un gran medio para difundir y eso lo aplican en Vinatea de Morella, una cocina defensora de Els Ports. Àngela Milián es embajadora del interior de Castelló y del producto de la Tinença, no es de extrañar que tengan un feeling especial por defender la misma causa. El maridaje perfecto para un fin de semana de otoño, desconectar en el Parque natural de la Tinença y pedir un plato de trufa de Tana, en algunas referencias de la zona:
Font de San Pere (El Ballestar), Mesón el Ballestar, Hotel San Jaume (Coratxà), Colonia Europa (Fredes).