VALÈNCIA. Si desde el punto de vista de la estética el siglo XX se caracterizó por contar, grosso modo, con unas peculiaridades que hacían distinta cada década, esos límites han quedado mucho más difuminados –si no eliminados- con los 2000. Las autoreferencias y el consumo cada vez más acelerado ha acortado los plazos en muchos ámbitos y alimentado la idea de que está todo inventado. Por otro lado, la inevitabilidad del camino andado lleva a generar conexiones en ocasiones más o menos directas. València ha sido referente internacional por lo que respecta a la cartelería, una ciudad que se convirtió en la década de los 30 en centro de producción para todo el país, donde se imprimían e ilustraban muchos de los carteles que hoy forman la cultura visual nacional. La modernidad valenciana es un referente que sigue vivo y cuya reminiscencia llega incluso al gigante O2 Arena de Londres.
Autor del anuncio de València como ‘jardín de España’ para promocionar al país por encargo del Patronato Nacional de Turismo, Josep Renau generó en 1935 el icónico cartel para anunciar el balneario Las Arenas, que ha sido reinterpretado por distintos autores, entre ellos Paco Bascuñán para señalizar las paradas de tranvía de la ciudad, tal y como recordaba el diseñador Xavi Calvo en el artículo Una decena de carteles par contar el último siglo de València. El espíritu de Renau, aunque no de manera explícita, si parece estar presente en el cartel generado por el autor danés Mads Berg a través de la agencia VCCP para ilustrar la actividad Up to the O2, una expedición de 90 minutos por la cubierta del pabellón.
Bajo el lema Conquer the Summit of London (Conquista la cumbre de Londres), el trabajo está firmado por Mads Berg, cuya producción se caracteriza por sus referencias al estilo art deco y las referencias vintage. Ganador del Danish Design Prize en 2009 y del Best Danish Children's Comic en 2010, ha trabajado entre otros para clientes como Coca Cola, Orangina, Lego, Monocle y Wired, estando algunos de sus carteles representados en el archivo del Museo del Diseño de Dinamarca. De la "piscina luminosa" del balneario Las Arenas a la cima de un O2 Arena que en este caso tira de los clásicos para ilustrar una de pocas actividades que no se centran en aquello que pasa dentro del recinto. Con la intención de traducir el cartel clásico al lenguaje moderno, efectivamente no hay señal de aerógrafo, pues en este caso se trata de acabados digitales que juegan a nadar entre lo actual y las referencias a la primera mitad del siglo XX.
Caracterizado por su técnica mixta de pincel y aerógrafo, fue en 1925 cuando Renau finalizó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos y obtuvo el primer premio del concurso de carteles de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de València, convirtiéndose en profesor de la escuela siete años después de dejar de ser alumno de la misma. Nombrado Director General de Bellas Artes durante la Segunda República, fue en su libro Función social del cartel publicitario que desgranó cómo sentía él al respecto de su labor: “el cartelista tiene en su función una finalidad distinta a la puramente emocional del artista libre. El cartelista es el artista de la libertad disciplinada, de la libertad condicionada a exigencias objetivas, es decir, exteriores a su voluntad individual. Tiene la misión específica -frecuentemente fuera de su voluntad electiva- de plantear o resolver en el ánimo de las masas problemas de lógica concreta”.
Afiliado al Partido Comunista, fue exiliado a Francia tras la guerra, pasó por México para terminar sus días en Berlín, donde falleció en 1982. Cartelista, ilustrador, muralista, diseñador, escritor y editor de revistas, Renau sigue muy vivo en la memoria valenciana, siendo este mismo año cuando el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) dedico una muestra a mostrar parte de los fondos con los que cuenta del autor en el contexto de los actos de conmemoración por el ochenta aniversario de València como capital de la Segunda República española. “Desempeñó un papel fundamental para que el pueblo español salvara su patrimonio artístico con el traslado de las obras del Museo del Prado. Su papel es muy importante para entender la España de la primera mitad del siglo XX”, indicó el director de la pinacoteca, José Miguel García Cortés, durante la presentación de la exposición.