VALÈNCIA. La Mostra tiene motivos para sacar pecho cinco ediciones de su nueva vida. El festival, pandemia mediante, ha ido creciendo a pasos de gigante y ya se ha convertido en uno de los mayores activos culturales de la ciudad. Buena muestra de ello es la programación de este año, que demuestra, por una parte, una buena selección, pero también que las películas confían en el festival internacional como plataforma. Este año, explica Gloria Tello, concejala de Cultura, son varios los países que han seleccionado los films que se verán en la Sección Oficial como representantes de su país en los Oscar, pero es que además hay nombres y apellidos y pasos por festivales que acreditan otras tantas.
Este año, La Mostra es más atractiva para las películas porque se ha aumentado considerablemente el premio de la Palmera de Oro: recibirá 45.000 euros, frente a los 25.000 de antes (30.000 a la película y 15.000 la distribuidora española, garantizando así su recorrido en salas comerciales posterior al festival). La Palmera de Plata también contará con una dotación de 20.000 euros, frente a los 10.000 de ediciones anteriores.
A esta novedad se le completa la ya anunciada puesta en marcha de Valencia Film Afers, la primera actividad dirigida a la industria, un camino que inicia ahora el festival y que Eduardo Guillot, director artístico del festival, ha calificado como “imprescindible” para cualquier certamen en el siglo XXI.
Los Babel aún no se quedan pequeños e incluso “queda margen de crecimiento”, según la directora técnica Rosa Roig, pero la realidad es que la programación se ha multiplicado por la naturaleza de los ciclos propuestos. 41 títulos en el repaso global al cine griego, más de una veintena de títulos para repasar toda la carrera de Robert Guédiguian, pero también habrá retrospectivas de Lucille Hadžihalilović y Lluís Rivera.
Diez días frenéticos que se completarán con la celebración del Día del Patrimonio Audiovisual a través de la proyección de la restauración de Cada Ver Es, de Ángel García de Val. La Mostra, en colaboración con La Filmoteca y el programa europeo A Season Of Classic Films, rescata este documental de culto de 198, que fue calificado como “S” por la Dirección General de Cinematografía bajo el Gobierno de UCD y que está centrado en la vida y pensamientos de Juan Manuel Espada, encargado de la morgue de la Universidad de Medicina de València.
Se presentaron ayer también el resto de películas de la Sección Informativa, entre las que destacan el nuevo proyecto de Soudade Kaadan, que ganó la Palmera de Plata con The Day I Lost My Shadow; Working Class Heros, de Milos Pusic, que se estrenó con el calor de la crítica en Berlín; o una inclusión al documental y a la animación a través de La Rockeuse du désert y No dogs or italians allowed, respectivamente.
También aprovecharon, en la rueda de prensa de ayer, para reivindicarse como una gran ventana del cine valenciano. Porque además del atractivo ya mencionado que va tomando La Mostra, las fechas de celebración son estratégicas: el festival se celebra justo cuando los académicos de los Premios Berlanga votan, por lo que estrenar y que se comente la película durante estas semanas puede ser un importante trampolín. Por eso tanto El Agua, como Vasil y El que sabem, que previsiblemente serán los tres grandes nombres de la edición de este año, tendrán presencia en el festival. Pero no solo eso, La Mostra también invita de vuelta a su ciudad natal a Beatriz Sánchez, directora valenciana de The Gigantes, una película mexicana que se pudo ver en Málaga y que clausurará el festival.
Por todo lo anterior, resulta algo incomprensible que La Mostra también vaya a acoger la presentación de En temporada baja, una comedia española dirigida por el valenciano David Marqués, con Antonio Resines, Eduard Soto, Coque Malla, Fele Martínez, que se aleja de cualquier línea de programación desarrollada por el festival.
En todo caso, La Mostra se alegra de volver a la normalidad en esta edición, y más que reforzada. Tanto Roig como Guillot creen que queda otro tanto por hacer, pero es admirable echar la vista atrás y ver el camino recorrido durante estos pocos años. La Mostra se siente orgullosa y consolidada, y no le falta razones para estarlo.