La decepción es ese puñetazo en el estómago que te mata todas las mariposas… Desilusión, desencanto, contrariedad, fracaso, engaño… Es el pesar causado por un desengaño, pero también es un soplo de realidad. Pienso en los cuarenta líderes mundiales reunidos en la Conferencia de Seguridad de Munich y en el puñetazo que les ha dado en el estómago el presidente francés Emmanuelle Macron, de nuevo… Pienso en todas las mariposas que aletean al unísono provocando un terremoto en algún lugar del mundo, al otro lado del océano, mientras escapan al puñetazo de la desilusión…
Mientras tanto, “l'enfant terrible” destinado a liderar las políticas europeas ha destacado de nuevo con su estrategia, con otro golpe de efecto similar al golpe bajo que le dio a la OTAN, al vaticinar su muerte cerebral. A veces, la mejor manera de vencer a un enemigo es haciéndote amigo del suyo. O, quizás, construyendo nuevas alianzas con sus amigos. Y a esto es a lo que se dedica Macron últimamente, tras anunciar una nueva relación con Rusia, una “entente cordiale” con la Unión Europea que haga más creíble nuestro proyecto de liderar el mundo. “Necesitamos a largo plazo volver a comprometernos con Rusia”, concluyó en Munich subrayando la necesidad de una "asociación europea”. Poco antes había pedido en Polonia otra tregua: “Una Europa fuerte debe permanecer abierta al diálogo honesto con Moscú”.
De su parte, el embajador Wolfgang Ischinger, que inauguró la Conferencia de Seguridad de Múnich con esta frase: “El mundo se ha vuelto menos occidental”. Entre los obstáculos: el repliegue nacionalista, el unilateralismo, las libertades cercenadas y la democracia amenazada. A ello se une el repliegue norteamericano de los lugares en conflicto. Estados Unidos ha dejado de ser el policía global, se dijo en Munich, y Macron está dispuesto a aprovechar esta debilidad, este aleteo. De lo contrario, ”Europa corre el riesgo de convertirse en un continente que no cree en su futuro”, alertó el presidente francés, digno sucesor de Angela Merkel.
Macron va sentando las bases del nuevo camino a seguir por Europa, el camino hacia el Este, precisamente para reivindicar el Oeste. La teoría de la “Westlessnes” o ausencia de Occidente, de la que me avisa mi amigo el catedrático de la Universitat de València Joan Romero, conduce, como el aleteo de una mariposa, a subvertir el orden mundial. ¿Recuerdan la teoría del efecto mariposa? Tal vez les suene por la película dirigida en 2004 por Eric Bress. Un joven estudiante de psicología viaja en el tiempo para transformar el pasado y alterar el futuro de sus amigos. ¿El aleteo de una mariposa en Sri Lanka pueda provocar un huracán en EE.UU? ¿Hay relación causa-efecto real?
La idea germen del efecto mariposa es que la secuencia interminable de hechos, aparentemente desencadenados entre sí, acaban por tener consecuencias completamente impredecibles. Si imaginamos un universo dividido en dos y en uno de ellos introducimos una variable, como puede ser el sutil aleteo de una mariposa, una variación de cifras en decimales o un whatsapp enviado a tiempo, cada una de las partes de ese universo reaccionará de forma distinta a los cambios y evolucionará de forma diferente e imprevisible. “La clave en la defensa de Europa está en Europa y no en las relaciones transatlánticas”, insistió Macron haciendo aletear la mariposa.
El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo y Macron lo sabe. Este proverbio chino está en el origen de la teoría del caos y es el que puede provocar un cambio de paradigma mundial. Pese al actual idilio del gobierno de Vladimir Putin con el gigante asiático, “la hegemonía china no es compatible con el sentido de orgullo ruso”, como se oyó en la conferencia, y es muy difícil lidiar con el orgullo… La ambición de una China autoritaria frente a una Rusia revanchista pueden convertirse en el abrazo del oso, en un puñetazo en el estómago que mate todas las mariposas