VALÈNCIA. Una dieta artística equilibrada para “alimentar culturalmente” a València. Así definió este martes la concejala de Acció cultural, Maria Oliver, la nueva programación del Teatre El Musical y La Mutant en un acto en el que también estuvo presente la coordinadora de los dos espacios, Olga Álvarez. Según explicaron ambas en la presentación de la temporada escénica, los teatros municipales acogerán durante los próximos meses dos proyectos complementarios: si el TEM se decanta por propuestas vinculadas al tejido social del Cabanyal, la sala de Joan Verdeguer -que inicia su primer curso completo desde que fuera cerrada en noviembre de 2016 por culpa de la lluvia- opta por espectáculos innovadores, "sin etiquetas" y de claro enfoque internacional.
En cualquier caso, no se puede decir que los teatros municipales hayan echado el resto en lo que a la acogida de compañías locales se refiere. De hecho, la temporada solamente cuenta con dos montajes de marca 100% valenciana, en concreto La Hongaresa de teatre, con La piedra de la locura y Santiago Ribelles con Fucking Stage. Dos piezas a las que se sumarán distintos festivales de factura autóctona y varios talleres culturales organizados también por profesionales de la zona. En este sentido, Oliver defendió que las artes escénicas "no pueden vivir de una sola ciudad" y que su objetivo era "subir un escalón en el área internacional". Además, señaló que la retroalimentación de la producción made in València "no es positiva para el público".
La concejala también aprovechó la ocasión para anunciar que entre finales de 2018 y principios de 2019 se dará a conocer el concurso público para elegir a un nuevo programador de La Mutant. “Entendemos que crear ese nuevo puesto es necesario por la cantidad de trabajo que supone para una sola persona llevar adelante dos espacios con tanta actividad”, indicó Oliver. Desde que el proyecto reabriera sus puertas el pasado mes de abril, había sido Olga Álvarez la responsable de coordinar ambos enclaves artísticos, una tarea que la edil considera "muy dura".
Con el pliego de condiciones todavía en proceso de confección, la regidora apuesta por que la sala comparta con el TEM, “todos los recursos que se pueda en cuanto a personal y material técnico”. Además, según Oliver, se busca “salir del perfil de programador artístico estricto” y optar por un profesional que pueda vincularse con El Grau y sus vecinos, una rutina para la que es necesario que una persona pueda dedicarse “todo el día” a organizar La Mutant. “De cara al futuro, nos gustaría que los teatros públicos crecieran y para ello necesitamos una mayor estructura”, concretó la responsable de Acció Cultural.
Con este nombramiento, la sala de Joan Verdaguer aspira a iniciar un capítulo de cierta estabilidad tras la odisea vivida en los últimos tiempos. Y es que, el enclave, conocido anteriormente como Espai Mutant, reabrió el pasado 6 de abril tras haber permanecido año y medio cerrado después de que una filtración de agua dañara las instalaciones y dejara paralizada su actividad. Esta nueva vida comenzada en primavera arrancó con el festival internacional de circo Contorsions. Por otra parte, durante ese tiempo, el recinto pasó de depender de la Fundación Las Naves y estar a cargo de Rafael Monterde a integrarse en la concejalía de Acció Cultural. Un cambio de manos que también supuso el despido de parte del personal encargado de gestionar la programación de la sala (decisión que fue declarada improcedente por los tribunales).
En el caso del Musical, la situación no es tan excepcional: al menos, no hay catástrofes meteorológicas implicadas. Esta nueva programación supone el comienzo de su cuarta temporada desde que regresó al seno de la gestión municipal. En palabras de la concejala, durante estos tres años, "se ha conseguido que este espacio sea más que un teatro, que sea una referente en tres ámbitos: el del barrio del Cabanyal, el de la ciudad de València e incluso el estatal”.
De igual modo, para Oliver el TEM actúa de forma muy estrecha con un barrio “que tiene conflictos sociales”. De hecho, cree que ese espacio constituye un ingrediente más en "la solución" a esos problemas: "Se está trabajando con los vecinos para poder hacer de la escena, las artes y la cultura una herramienta de cohesión social". En su opinión, la programación realizada hasta ahora "permite que todos los públicos se puedan sentir reconocidos en este espacio”. “Queremos ofrecer artes escénicas accesibles a nuestra comunidad, superar el concepto de teatro comercial" asegura Álvarez, para quien resulta “muy importante separar la oferta cultural del concepto de consumo e ir más allá del teatro de fin de semana”. En esta línea, resalta que en la última temporada han registrado un crecimiento del 5% en sus espectadores.
Respecto a La Mutant, Oliver cree que se trata de un espacio "en un barrio completamente distinto al Cabanyal, con otro carácter". Aquí la programación se centra en "la innovación y la producción más internacional, en los nuevos lenguajes escénicos y la ausencia de etiquetas". Para la actual coordinadora artística el objetivo es que la programación "incida en El Grao y sus habitantes", de modo que los vecinos puedan "presentar sus propuestas e implicarse". En ese sentido, aspira a que la ciudadanía "entre y sienta ese espacio suyo".
El ciclo otoñal del TEM comenzará el 20 de octubre con una fiesta en la calle, una forma de reivindicar que la vía pública forma también parte de la actividad del propio teatro. Así, se celebrará el espectáculo Big Dancers de la compañía El Carromato. Además, se proyectará Cabanyal Any Zero, de Frédérique Pressmann, un crítico retrato a la realidad del barrio desde el cambio de gobierno municipal en 2015.
En cuanto al teatro, El Musical estrenará la ya comentada La piedra de la locura de La Hongaresa de Teatre, que cuenta con Paco Zarzoso en la dirección. El 3 de noviembre será la fecha en la que un aforo reducido de espectadores podrá a asistir a Como hace 3.000 años, pieza en la que Héctor Alterio homenajea al poeta León Felipe. Ese mismo mes tendrá lugar la primera representación en València de La omisión de la familia Coleman, de Claudio Tolcachir que aterriza en el TEM tras visitar 22 países y llevar a cabo casi 2.000 funciones. Ya en enero, Juan Mayorga traerá a la urbe su nuevo espectáculo, El Mago, pieza estrenada en el Centro Dramático Nacional que cuenta entre su reparto con María Galiana, Clara Sanchís, José Luis García-Pérez, Tomás Pozzi, Julia Piera e Ivana Heredia. La danza estará presente en el TEM con proyectos como València Dancing Forward, compañía formada por bailarines de distintas nacionalidades, o Cuculand Souvenir, de Roberto Oliván.
En lo que respecta al plano musical, el estadounidense Damien Jurado inaugura el primer fin de semana de programación del TEM con la presentación de su nuevo álbum Horizon Just Laughed. A finales de 2018, el grupo Asian Dub Foundation acompañará con música en directo a la cinta francesa La Haine en un proyecto que combina arte visual y actuaciones en vivo. Ya con 2019 comenzado, el Musical acogerá un espectáculo de Falete en el que el artista sevillano revisitará sus grandes éxitos. Según explicó Álvarez, el cantaor flamenco se vio conquistando por los proyectos que lleva a cabo el TEM con la comunidad gitana. En febrero llegará el turno de Los Hermanos Cubero, con fuerte influencia de la música tradicional castellana y el country, y de los valencianos Els Jóvens, un concierto que Álvarez recomienda "a los seguidores de Bon Iver y Arcade Fire".
Con esta temporada, La Mutant busca “dar continuidad” a la senda emprendida en la reapertura del mes de abril. A partir de una intensa apuesta por las artes vivas (aquellas que ponen al cuerpo como centro de todo el proceso creativo), el espacio ofrece piezas de danza como Dios tiene vagina, que gira en torno al género y la identidad y espectáculos de flamenco como el de Eduardo Guerrero. Por su parte, el montaje Extraños mares arden abordará el 13 de octubre la descolonización y la situación de Chile tras Pinochet, entre otras cuestiones. Las nuevas técnicas circenses reclamarán su sitio el 27 de octubre a través de Fang, una pieza destinada a "espectadores inquietos y exigentes", según Álvarez. De igual modo, el dramaturgo hispanoargentino Rodrigo García presentará su obra Enciclopedia de fenómenos paranormales Pippo y Ricardo bajo tutela de la hermandad de Logia Lautaro. Además, la performance Rebota, rebota y en tu cara explota, de Agnés Mateo y Quim Tarrida, realizará un retrato punzante y ácido sobre el feminicidio.
Su única creación con firma valenciana será el estreno de Fucking Stage, de Santiago Ribelles, montaje en el que los bailarines interactúan con los espectadores mediante mensajes escritos en una pantalla. Tras ejercer como sede del Tagomago y Pops Marítims, la sala de Joan Verdaguer volverá a acoger festivales urbanos en los próximos meses. Primero llegará el Truenorayo (19 y 20 de octubre) que pretende difundir la música y la ilustración de sellos independientes y reivindica el rol de las mujeres en las diferentes disciplinas artísticas. Poco después, el 23 de octubre, el recinto albergará el certamen coreográfico Bucles. Ya en noviembre, en concreto los días 9 y 10 será el turno del MUV! Fest.