365 días después del anuncio de compra por parte de la Generalitat, aún no se han licitado siquiera las obras de adecuación del espacio
VALÈNCIA. Hace años, se anunciaron ciudades que nunca llegaron a ser. Era otra época, al menos culturalmente hablando: los proyectos artísticos públicos se contaban por decenas y centenares de millones de euros. La idea era, como bien ya se sabe, "poner a Valencia en el mapa". Y hubo entonces muchos cheques puestos encima de la mesa para la causa. La Comunitat sufrió mal de magnocracia cuando la situación empezó a ser insostenible y los cheques se veían sin fondos. La crisis castigó especialmente a la cultura, a la que en muchas disciplinas le habían puesto el caramelo en la boca. La gente soñó mucho pero luego se ha convertido en una pesadilla para muchos. València no fue la única ciudad en sufrirlo. También le pasó a Alicante con la Ciudad de la Luz que esperaba ser el plató de Europa y que la Generalitat tuvo que desmantelar. Y a Sagunto, una ciudad curtida en el olvido sistemático a su patrimonio, le hicieron también protagonista de ese sueño que ahora resulta extraño.
Lo hicieron creando la Ciudad de las Artes Escénicas en la Antigua Nave de Talleres, un edificio cadáver construido en la época de la siderurgia. Era 2001, las cosas iban fenomenal, y era el momento de poder gastar los 27 millones de euros que costaba la rehabilitación del edificio. No se escatimó en nada y el proyecto se inauguró con Las troyanas, un montaje de Irene Papas y La fura dels baus que costó 2,34 millones de euros. Los presupuestos, difícilmente vistos en el mundo del espectáculo y marcianos en Sagunto, se mantuvo con otras obras con los 2,4 millones que costó Las comedias bárbaras, una maqueta para un teatro al aire libre nunca realizado de 600.000 euros o la intención de que Pedro Almodóvar realizara una adaptación de Cien años de soledad. El proyecto se fue desinflando poco a poco, con el cambio presupuestario de las políticas de Cultura. El último acto que se celebró en La Nau fueron unas jornadas en septiembre de 2009. Y entonces se cerró y se abandonó.
El conflicto tomó un giro inesperado cuando el Síndic de Greuges advierte a la Generalitat de que estaba invirtiendo la importante cantidad de dinero en la rehabilitación y el mantenimiento de un edificio que era suyo, pero no el suelo de este. Era propiedad de la SEPI, es decir, del Ministerio de Hacienda. Es entonces cuando el proyecto queda desterrado definitivamente, al no conseguir judicialmente que el proyecto quede por imperativo legal a manos de la Administración. Sagunto entonces volvió a la normalidad de lo que fue antes de la Ciudad de Artes Escénicas, una ciudad como cualquier otra.
Aunque desde el inicio de la legislatura las intenciones con el edificio cambiaron, el bombazo no saltó hasta hoy hace exactamente un año. La Generalitat, aún enfrascada en el litigio legal por la propiedad del suelo empieza a negociar con el SEPI la permuta de inmuebles para saldar la compra de La Nau. Desde València se hizo una propuesta que fue valorada y rechazada por Madrid. Así que había dos opciones: o dejarlo pasar y perder porque sí la inversión total cercana a los 30 millones del proyecto, con sus consecuencias políticas, o desembolsar lo que hiciera falta para intentar recuperar un espacio que, bien gestionado, podría ser "una joya de la corona", como se dice muchas veces de Sagunto.
El 11 de enero del 2017 la Generalitat anunció el acuerdo con el SEPI por la compra del edificio por 3,7 millones de euros -3.018.723 en metálico y 774.000 mediante la entrega de una finca en Paterna-. De paso, anunciaba un proyecto para recuperar la actividad en el espacio desde un plano más responsable. Al acto acudieron Ximo Puig, Vicent Marzà, Juan Carlos Moragues; la presidenta del SEPI, Pilar Platero y la secretaria autonómica de Hacienda, María José Mira. Una puesta de largo que quería volver a poner en el mapa a Sagunto. Se dijo que el espacio tendría fines culturales, exhibición pero también producción, que serviría como edificio patrimonial visitable y que en realidad cabría de todo. Los casi cuatro millones de euros solo eran el principio, faltaba rehabilitar otra vez el edificio y crear un nuevo proyecto artístico en él.
Pero 365 días después, hay que lamentar que se ha avanzado muy poco a pesar de ser una de las grandes inversiones de la Generalitat en esta legislatura. Parece que la prioridad se perdió aquel 11 de enero de 2017 y desde entonces la situación de La Nau ha cambiado muy poco. Las obras de adecuación del espacio están en Intervención, según la Conselleria, listas para ser anunciadas y licitadas. Se trataría de una partida de 1,5 millones de euros destinadas a una ejecución de obra en ocho meses que supondría arreglar pequeños desperfectos que hacen imposible su utilización efectiva. Estos serían básicamente tres: unas filtraciones de agua en unas bombas en el subsuelo cercanas al puerto marítimo, el recubrimiento ignífugo de las vigas del techo, y la adaptación a las nuevas normas de habitabilidad que se exigen en 2018.
Aunque que haya pasado todo un año para tan solo estar cerca de la licitación de las obras de adecuación parezca lento (aunque no se dio fechas, se pensó que las obras estuvieran ya concluidas o muy avanzadas), desde Conselleria afirman que están haciendo su trabajo y achacan a la situación "los tiempos administrativos habituales", aunque fuentes de la Administración afirman que la nueva Ley de Contratación Pública sería la que estaría ralentizando el proceso, puesto que los técnicos se andan con mucho cuidado porque con las nueva regulación lo que antes podía estar bien, ahora podría ser prevaricación.
Obras aparte, este diario se ha interesado por el contenido de este nuevo contenedor cultural. Más allá de ser una subsede del festival de Sagunt a Escena durante los meses de verano, las aspiraciones de este espectacular edificio podrían ser muy ambiciosas sin necesidad de caer en errores del pasado. En este sentido, el Ayuntamiento de Sagunto ha sido machacón en el asunto y se ha preocupado durante este año en recordar la importancia vital del proyecto para la localidad y la presunta rentabilidad económica de este. Quico Fernández, alcalde del municipio por Compromís, afirma que al poco tiempo de hacerse el anuncio, una marca automovilística se interesó por alquilar el espacio para la presentación comercial de un nuevo modelo de coches. Con todo esto, Fernández, que confiesa haberse tomado el proyecto "casi de una manera personal", explica que el ayuntamiento está a la espera de que desde Conselleria se perfile las normas de uso y disfrute del espacio para que desde el consistorio se pueda explotar buscando tener desde Sagunto una actitud activa en la gestión y programación de la nueva Nau.
De hecho, asuntos municipales, el Ayuntamiento de Sagunto ofreció el espacio al grupo de teatro amateur local Passió per Sagunt para que estrenaran allí su obra Ciudad factoría que conmemoraba los 100 años de siderurgia en el Puerto de Sagunto. La emoción de ser el primero o uno de los primeros espectáculos se esfumó cuando los tiempos soñados no se cumplieron y se tuvieron que conformar con representar la obra en Sagunt a Escena y en la Casa de Cultura municipal. "Nos lo prometieron dos veces, y no fue verdad ninguna de las dos. Nosotros nos cabreamos, pero ahora ya nos da igual, estamos resignados", cuenta José Antonio Pablos, portavoz del grupo de teatro.
La fuerza y las ganas por recuperar el espacio por parte del municipio también las han querido poner la Fundación de Patrimonio Industrial del Puerto de Sagunto. Pablo Abelleira, concejal de Urbanismos y portavoz del grupo municipal ADN Morvedre, cuenta que el organismo, cuya gestión se ha recuperado por el Ayuntamiento de Sagunto gestionará el centro de visitantes de los monumentos patrimoniales de la siderurgia y adelanta a Cultur Plaza que ofrecerán a la Generalitat llevar la gestión de visitas y el mantenimiento del espacio: "Queremos ser parte del proyecto y aportar lo que podamos, el espacio lo merece".
Con todo esto, la Conselleria de Cultura no solo no ha anunciado cómo se concretará el proyecto artístico, sino que preguntada por este, se deduce que tras la compra no se ha hablado de tales asuntos. Según explican desde Generalitat, la prioridad es la de adecuar el espacio durante 2019 y después ya se verá su contenido. La licencia que solicitarán será la de un espacio polivalente que pueda albergar actividades tan diferentes como conciertos, montajes teatrales, la convención de cómic Splash o ferias comerciales, aunque se espera que todo contenido tenga un espíritu cultural.
Aún así, la situación pone de relieve que se está adecuando un espacio sin un proyecto definido sobre él. ¿Su gestión dependerá de Generalitat o compartirá la programación con el Ayuntamiento? ¿El espacio tendrá una identidad propia o se disipará en el organigrama del Institut Valencià de Cultura? ¿Se busca una especialización o ser polivalente? ¿Cuáles serán las líneas rojas de las actividades que se desarrollen? El punto de contestar a estas preguntas aún no está ni siquiera cerca un año después de su apertura y tras casi 31 millones de inversión y 17 años, el edificio sigue siendo el muerto muy vivo. El año electoral y los pasos que se den este año serán cruciales para el futuro del espacio, y desde el Ayuntamiento no se cortan en exigir al gobierno autonómico, de mismo color político, una mayor celeridad: "Están cometiendo un error dejando pasar la oportunidad de poner en valor un edificio extraordinario. Es preocupante que tarden tanto", critica Quico Fernández. En Sagunto, con todo lo visto desde aquel 2001, se han acostumbrado al ninguneo institucional sobre su patrimonio y han optado por ser escépticos en todo. En las manos de la Generalitat está darle la vuelta, tras 17 años a la situación.
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