VALÈNCIA. El Teatre Escalante es, sin duda, uno de los espacios culturales que más dolores de cabeza ha traído a la administración pública, una de las cuentas pendientes que se mantiene en cada inicio de temporada. Fue en el año 2016 cuando la Diputación de València, de la que depende el proyecto, tuvo que abandonar su histórica sede por los problemas estructurales de su sede, ubicada en la calle Landerer. Desde entonces ha ido funcionando 'de prestado', llevando sus producciones a otras salas como el Palau de Les Arts, La Mutant o La Nau, una situación ante la que se encontró, un lustro después, respuesta: la construcción de una nueva sede.
Fue el pasado año cuando se presentó la propuesta y se decidió construir un nuevo espacio en el barrio de Beniferri, en un solar que es propiedad de la Diputación, una solución para la que, sin embargo, todavía habrá que esperar. Este lunes, durante la presentación de la nueva temporada del Escalante, la diputada encargada del teatro, Glòria Tello, apuntó que la puesta en marcha del proceso se prevé "para la legislatura que viene", siendo el área de Patrimonio la que está ahora en el proceso de redacción de los pliegos tanto del proyecto como de la obra. A todo esto hay que apuntar que las previsiones marcadas por la administración hablan de un proyecto de construcción que tiene un plazo estimado de ejecución de entre 45 y 47 meses, tal y como informaron el pasado año, lo que confirma que el Escalante pasaría una década sin sede fija.
Llegará, de acuerdo con las previsiones de la diputada, a "final de la legislatura que viene, o un poco antes", un proyecto que dará solución a un problema que lleva encima de la mesa de la Diputación desde ese 2016, año en el que tuvo que coger los bártulos y dejar su sede. Aunque el gobierno sigue bajo el mismo signo político, Tello ha querido desvincularse en cierta manera de la gestión anterior a su llegada al gobierno provincial. "No sé lo que se hablaría antes del 2019", "Me lo encontré en una situación en la que no había espacio propio", ha declarado.
Con todo, la Nau de Ribes se presenta ahora como la "solución a medio plazo" para el Escalante (que también viajará a otros espacios como el Teatre Principal o La Nau en esta temporada), una solución que de momento es solo para el presente curso, aunque se espera pueda renovarse en el futuro ante la falta de sede fija. El desembarco del Escalante en la Nau de Ribes tiene, además, una doble lectura. La propia diputada bromeaba ayer: "He firmado un convenio, yo conmigo misma". Y es que Tello es responsable del Escalante en tanto que diputada, pero también de la nave como concejala de Cultura del Ayuntamiento de València.
Fue en 2020 cuando, tal y como anunció el propio gobierno municipal, tenía previsto abrir la nave, sin embargo no fue hasta el pasado mes de abril que se dio por inaugurada oficialmente. Desde entonces apenas ha acogido un debate, en el marco del Foro Urbano València 2030, a la espera de la llegada del Escalante, que ocupará el espacio "un 50%" del tiempo. Pero, ¿y el otro 50%? La concejalía ya anunció su intención de externalizar la gestión del espacio -aunque todavía no se ha publicado la convocatoria al respecto-, una externalización que vendría marcada por la filosofía de Tello para el espacio: "La finalidad de recuperar estos espacios eran varias: descentralizar la cultura, poner estos espacios al servicio del sector cultural y hacer actividades propias de la concejalía".
Hasta que llegue, apuntó Tello, se completará con las acciones que se gestionen desde la concejalía -"Queremos hacer muchas cosas, siempre que sean culturales", dijo- aunque, preguntada al respecto, no llegó a concretar ninguna. "Tenemos ya algunas peticiones", aclaró, a lo que añadió: "Eso no quita que desde la concejalía tengo mucha necesidad de espacios expositivos; también necesitamos espacios para llevar a cabo espectáculos musicales de pequeño formato al margen del Palau de la Música. Estas son dos necesidades que visualizamos" .
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