Durante la jornada de reflexión, el debate se traslada a Euskadi y a la 'nación foral' que defiende el PNV
BARCELONA (EP). Un total de 5.510.798 catalanes están llamados a las urnas este domingo para elegir los 135 diputados que integrarán el Parlament de la XI legislatura, lo que representa 96.930 personas más que la pasada cita electoral, el 25 de noviembre del 2012.
Parte de este aumento se debe a que un total del 131.033 personas han solicitado votar por correo en estas elecciones catalanas, cifra que supone casi un 56 % más que en los comicios anteriores, lo que ha permitido a la consellera de Gobernación Meritxell Borràs aventurar que habrá un aumento de la participación. La participación será determinante en unos comicios que, según todas las encuestas, darán como ganadores a la coalición Junts pel Sí y que, si llegan a una acuerdo con la CUP, podría traducirse en un parlament de mayoría independentista (aunque sin llegar a sumar el 50% de los sufragios).
Mientras toda España está pendiente de lo que ocurra este domingo en Cataluña, donde este sábado se celebra la jornada de reflexión, el debate se trasladó al País Vasco.
En declaraciones a Radio Euskadi, el portavoz parlamentario del PNV y presidente del GBB (la ejecutiva del partido en Guipúzcua), Joseba Egibar, apostó por dar con el proyecto político en el que se sientan a gusto el máximo de vascos y ha defendido que el concepto de "nación foral", utilizado por el lehendakari, Iñigo Urkullu, es una "percha para enganchar" esa voluntad que "libre y democráticamente quiere expresar la ciudadanía vasca".
El representante jeltzale se ha referido al pleno de política general celebrado el pasado jueves y defendió que el concepto de "nación foral" tiene un "punto de provocación" para todos aquellos que, como el PSE-EE, "esgrimen que antes de hablar de la modificación del Estatuto es preferible cambiar la Constitución".
"Las herramientas están a mano. La Constitución ampara y respeta los derechos de los territorios forales. Entonces, se supone que son derechos anteriores a la Constitución. Quien tiene voluntad política de resolver, tiene anclajes suficientes para sostener que hay un sujeto político, el pueblo vasco, que libre y democráticamente quiere decidir su futuro", afirmó.
"El PNV, junto con EA y Ezker Batua, reformamos el Estatuto pero se cerró la puerta. ¿Hay que intentarlo de nuevo? Creemos que hay que intentar de nuevo, desde la actualización de la voluntad política representada en el Parlamento, dar con el proyecto político en el que nos sintamos a gusto el máximo de vascos, buscando el mayor consenso de los posibles", aseguró.
En este sentido, ha afirmado que, a falta de ese consenso máximo, "la mayoría democrática" es igual de válida. "Esa capacidad de iniciativa que tiene que tener en su seno el derecho a consulta y a decidir es lo que plantea el PNV", concluyó.
A sus declaraciones se sumaron las del presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar, que apuntó que Euskadi y Cataluña tienen que hacer "caminos diferentes, aunque con un mismo final" y ha subrayado que a vascos y catalanes les une la reivindicación del derecho que les "asiste para decidir nuestro futuro en libertad".
Sus palabras tuvieron respuesta por boca del presidente del PP de Vizcaya, Antón Damborenea, quien calificó de "provocación" el concepto de 'nación foral' utilizado por el lehendakari Urkullu en el pasado pleno de política general, y le pidió que se dedique a solucionar los problemas de los vascos. "Parece que lo que queda de legislatura tampoco va a tomar ninguna medida para solucionar esos problemas", ha lamentado.
Damborenea añadió que "casar foral con nacionalismo queda un poco raro porque son términos que están en las antípodas el uno del otro" y se mostró sorprendido por que "a estas alturas del siglo XXI, el PNV intente sorprendernos diciendo que cabe el derecho de autodeterminación".
También terció en el debate el portavoz parlamentario del PSE-EE, José Antonio Pastor, que calificó el concepto de "nación foral" como una "boutade" y "palabrería que no dice nada". Por ello, instó al presidente vasco a que aclare "qué es lo que propone y nos diga qué ruta va a seguir y a qué puerto quiere llegar, para ver si hay posibilidades de encuentro".
El dirigente socialista también se mostró "preocupado" por que el lehendakari afirme que "respeta absolutamente los trabajos de la ponencia de autogobierno y, por otro lado, deje caer qué piensa él y qué debe hacer la ponencia, para intentar condicionarla".
Incluso el parlamentario de EH Bildu Oskar Matute se desmarcó del concepto de “nación foral”y añadió que le preocupa "entre poco y nada" y que o que sí le preocupa a la coalición abertzale es el camino que se quiere seguir por parte del Ejecutivo autonómico.
Mientras, el diputado de Amaiur y representante de EH Bildu Xabier Mikel Errekondo felicitaba al pueblo catalán por el trabajo realizado los últimos años y subrayó que Cataluña "ya ha ganado" por haber decidido hacer "su propio camino en libertad".
Un total de 40 candidaturas se disputarán estas elecciones, convocadas el pasado agosto de forma anticipada, de las que nueve corresponden a la circunscripción de Barcelona; 11 a Girona, y 10 a Lleida y Tarragona, respectivamente.
Para la jornada electoral de este domingo habrá 2.681 colegios electorales (con 8.181 mesas), que estarán abiertos desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la tarde, momento en el que se iniciará el recuento de votos.
A falta de una ley electoral en Cataluña, el Estatut mantiene la vigencia de la disposición transitoria cuarta del Estatut de 1979, que fija en 135 el número de diputados (para convertir los votos en escaños se aplica la fórmula de Hondt), y establece que las cuatro circunscripciones electorales son las cuatro provincias, así se eligen 85 diputados por Barcelona; 18, por Tarragona; 17, por Girona, y 15 por Lleida.
El escrutinio de los votos se dará a conocer de forma provisional el mismo domingo por la noche, pero los resultados definitivos se proclamarán el 4 de octubre si no se produce ninguna reclamación ni recurso.
La cámara tendrá que constituirse en los 20 días hábiles siguientes a los comicios (hasta el 26 de octubre como máximo), y a partir de entonces se tendrá que celebrar un debate de investidura del presidente de la Generalitat en los diez días hábiles siguientes.
El presidente en funciones, Artur Mas, deberá convocar en estos 20 días hábiles el Parlament de la XI legislatura en una sesión constitutiva que presidirá el diputado de más edad, asistido por los dos más jóvenes en calidad de secretarios, donde se elegirá la nueva mesa en voto secreto.
Después del pleno de constitución, los nuevos diputados deben elegir al presidente de la Generalitat en un pleno de investidura después de que la presidencia del Parlament proponga a la cámara un candidato y convoque esta cita dentro del plazo acordado.
Esta votación requiere el apoyo de la mayoría absoluta de la cámara, que si no se alcanza debe someterse dos días después a un segundo debate y votación en el que basta con la mayoría simple; mientras que si, después de dos meses de la primera votación de investidura no se ha elegido candidato, el presidente en funciones debe convocar nuevas elecciones a la cámara.