Esta semana la cumbre de la OTAN y la masacre en Melilla han puesto sobre el mapa el panorama de la actualidad internacional en España, con la guerra de Ucrania como telón de fondo . Resulta complicado no caer en una mirada crítica ante estas realidades tan contradictorias sobre la declaración de guerra y manifiestos de paz.
Para empezar, el Gobierno español se ha comprometido a aumentar en 12 mil millones de euros los gastos militares, lo que llevará a alcanzar el 2% el PIB en la próxima década tal como establece la OTAN. Una decisión que choca de frente con el compromiso del Gobierno con el fomento de la paz y el desarrollo sostenible. Son contradicciones propias del “primer mundo “ que dejamos pasar y que no cuestionamos .
Un dato que pone en el mapa al gobierno de ese país y a su política de exteriores. Un dato que no me preocupa más que la mirada sobre la migración tan negativa, sesgada y condicionada por el miedo y la amenaza que nos llega diariamente a través de cualquier canal y medio de comunicación. El enfoque desde el que partimos ya imprime una posición ante la guerra y ante la migración sustentada en el miedo, la amenaza y la provocación.
Hace tiempo que desde las entidades no gubernamentales se están denunciando las políticas migratorias de la “Europa fortaleza”, los acuerdos con países que no respetan los derechos humanos y el desvío de los fondos de cooperación para el control migratorio.
Una manera de recibir y entender la migración totalmente condicionada por el miedo y la negatividad, la amenaza y el control. Una manera que se aleja de esa mirada amable y solidaria que entiende la migración desde el enfoque del respeto de los derechos humanos.
Por ello en un ambiente y con un contexto mundial de preocupante belicismo , invito a que reflexionemos de la mano de la CVONGD que hace un llamamiento para ello. Según denuncia la Coordinadora Valenciana de ONGD´s, el presupuesto para las guerras aumenta mientras las políticas de paz , como la de cooperación, la sanidad o la educación, continúan debilitadas.
La apuesta por la diplomacia, el diálogo, la cultura de paz y la prevención de conflictos violentos debe situarse en el centro de las decisiones políticas. De no ser así, las consecuencias para la población mundial serán aún más graves de las que ya se están produciendo.
Tan preocupante es seguir alimentando la carrera armamentística de nuestro país, como militarizar nuestras mentes. Y es que los discursos o explicaciones que envuelven este tipo de decisiones son peligrosas si las convertimos en razones para justificar actuaciones violentas y bélicas.
Tales narrativas justifican la carrera armamentística y una peligrosa instrumentalización de las personas. El análisis de las causas de los conflictos y sus múltiples consecuencias, la identificación de soluciones alternativas y la defensa de la cultura de paz son esenciales para frenar esta deriva. Por todo ello, desde la CVONGD piden al Gobierno un giro radical de la política exterior. Unas políticas y decisiones que dependen del gobierno central pero que empieza por los gobiernos locales y autonómicos.
Desde la CVONGD piden al gobierno español que debe ser coherente con lo establecido en el anteproyecto de Ley de Cooperación en el que se recoge el objetivo de “fomentar un enfoque integral de la migración centrado en las personas y sus derechos, en las causas profundas de la misma, en el desarrollo sostenible, en la prevención de la trata y el tráfico de personas y en la protección de las víctimas y supervivientes, y en la atención de las necesidades de las personas refugiadas y de las víctimas de desplazamientos forzosos, conforme al derecho internacional, y en particular los derechos humanos”. Las palabras no se sostienen si no derivan en políticas reales.
En el caso de lo ocurrido en Melilla, las ONG que trabajan en la frontera con Marruecos vienen denunciando un aumento de la violencia a raíz de la reanudación de la colaboración entre España y Marruecos en materia migratoria. Acuerdos de este tipo contribuyen a aumentar la violación de los derechos humanos. De hecho, mientras ocurre esto en Melilla, la semana pasada el Gobierno español presentaba el proceso para elaboración de su II Plan de Derechos Humanos; de poco sirven los documentos cuando se violan sistemáticamente los derechos en la frontera Sur. Definir esta actuación como una “operación bien resuelta” da muestra de la falta de compromiso real del Gobierno español con los derechos humanos y la vida según denuncia la CVONGD.
También la CVONGD pide a la ciudadanía que no se deje arrastrar por este clima belicista, lo denuncie y se sume a las diversas iniciativas que se están promoviendo desde el pacifismo.
Las organizaciones de paz, derechos humanos y desarrollo trabajamos para construir relaciones, organizaciones e instituciones diferentes y para construir un mundo distinto. Desde la coordinadora aseguran que los gobiernos apelan al realismo para proponer que la fuerza de las armas es la única vía para afrontar los conflictos; pero esta opción no es la solución. La militarización de las relaciones internacionales no evita las guerras sino que las promueve.
La semana que viene.. más!