Una nueva edición de la fiesta de Betunizer y sus amigos, ya sin la excusa de disco nuevo, se celebra el sábado en 16 Toneladas
VALÈNCIA. Uno no sabe hasta qué punto ha de respetar la inmutabilidad del transcurrir de la vida del que hablaba Julio Iglesias en La VidaSigue Igual. Es fácil ser relativista cuando estás arriba, Julio. Abajo, la mayoría de las cosas son más difíciles de ignorar. Abajo, lo de “unos que ríen y otros llorarán, penas y glorias, guerras y paz” se vuelve bastante más insoportable; mucho menos espectador y más protagonista: más difícil de obviar. Arriba se puede ignorar casi todo con mucha menos dificultad. Abajo, sin embargo, la realidad se impone con la obstinación del tonto del que hablaba Ortega y Gasset: no hay modo de desalojar lo de su tontería, llevarle de paseo un rato más allá de su ceguera y obligarle a que contraste su torpe visión habitual con otros modos de ver más sutiles.
Y, mientras se suceden los acontecimientos- cada vez más difíciles de relativizar-, cabe preguntarse si nadie va a entender que se evidencie la futilidad del discurso monolítico de las banderitas en los balcones hablando de escenas menos trascendentes. Mientras todos estamos ahora mismo en la Ciudad Vampira de Nacho Vegas (“creo que mis vecinos son vampiros, ellos creen que lo soy yo”), el instinto de supervivencia invita a celebrar esa parte de la vida que sí es necesario que siga igual: el Festunizer -que este año contaba con Julio Iglesias en su valiente cartel, por cierto-. Lo ha sido casi ininterrumpidamente desde 2013 y este sábado, en 16 Toneladas, se perpetuará un año más. Festunizer para unos, banderitas para otros, que auguraban en Los Simpsons.
Ensanchado por el espíritu de las cosas que salen bien porque están hechas sin mayor pretensión que la de que salgan bien,el Festunizer, esa jornada de 12 horas de conciertos, vive su cuarta edición este fin de semana con el mejor cartel de todos cuantos han pergeñado. Junto a los precursores, Betunizer, hay una lista con grupos de los que echaría mano con gusto cualquier festival nacional con una línea editorial no dictada por el mercado: Pony Bravo, Za!, Elle Belga, Futuro Terror, Adrift, Don Vito, Laetitia Sadier, Inoren Ero Ni, StefKetteringham, La Confraternita del Purgatorioy El Desván del Macho. El éxito rotundo, un año más, se repite: entradas agotadas antes de que lleguen los conciertos.
Es difícil de entender todo lo que supone el Festunizer abordándolo sólo desde el prisma de la viabilidad financiera de un proyecto. A partir de un planteamiento mucho más cercano al marketing es, sin duda, fascinante; principalmente por el total y absoluto desprecio por el mismo. No lo necesitan: es una fiesta de amigos convertida en proyecto de éxito. Desde que en 2013 se celebró su primera edición, como apoyo para el lanzamiento del nuevo disco de Betunizer, Gran Veta (BCore, 2013), el maratón de conciertos no ha dejado de crecer. En aquel primer encuentro -que aún se anunciaba como ‘fiesta de presentación del disco de Betunizer’- participaban Nueva Vulcano, Za!, No More Lies, Negro y Alberto Montero,entre otros. Un 26 de octubre, que contaba además con un Barça-Real Madrid de por medio, llenaron el Magazine, abierto desde las doce del mediodía.
Lo distendido de una reunión de amigos no debe ocultar que el Festunizer hace más por la música independiente -junto a Magazine, hasta este año- que la gran mayoría de los festivales que posan sonrientes con la etiqueta indie. En 2015, para promocionar la salida a la venta de la nueva referencia de Betunizer (Enciende TuLomo), se repitió escenario y proyecto: Me & The Bees, Juventud Juché o Biznaga encabezaban los atractivos de un cartel que apenas dejó una docena de entradas a la venta para taquilla. Cuchillo de Fuego, Viva Bazooka y FamiliaMiranda se sumaban a un line-up que, desde la tranquilidad de las cosas que se hacen por amor, siempre consigue ser una buena muestra representativa del género a nivel nacional. Y siempre,además, sin proponérselo en apariencia.
El punto de inflexión en la corta-pero-intensa vida del Festunizer tuvo lugar el año pasado en Magazine. Lo que hasta entonces había sido un evento más o menos promocional para ayudar a arrancar los actos derivados de un nuevo disco de Betunizer, en 2016 se convirtió en lo que ya es a día de hoy: una cita marcada en el calendario por los habituales en los conciertos de València (y los que no se hacen enValència). El Festunizer se ha construido desde abajo, ha crecido con naturalidad, y, a partir de lo excepcional, ha terminado por transformarse en una fiesta anual sostenida por todos aquellos que agotan las entradas mucho antes de que llegue el día. Bala, Papier Tigre, Una BèstiaIncontrolable y Cuello y Betunizer, entre otros, formaban parte del cartel de 2016.
El crecimiento de la fiesta, que ya no necesita un disco para justificar su existencia, podría explicar, por ejemplo, un cambio de sede que el Festunizer explica refiriéndose al proceso de remodelación y la consiguiente reducción del aforo de Magazine. Después de tres fiestas en el local de Pérez Escrich 19, el festival de Betunizer y amigos se traslada a 16 Toneladas, probablemente la sala mejor preparada (sobre todo acústicamente) para albergar música en directo en València. Más aún para acoger doce horas casi consecutivas de conciertos. Esta es, al mismo tiempo, la única grieta para la incertidumbre en la consolidación del Festunizer al margen de su origen: el arraigo que haya podido granjearse (que es mucho) en Magazine y sus alrededores.
Los creadores de CamiloJosé Shellac o Imagina Que Matas A Jota tienen la virtud de saberse rodear en sus fiestas. De hecho, es tal la afinidad tácita de los carteles del Festunizer que hasta el incongruente sistema de recomendación de artistas relacionados de Spotify acierta: Za! y Pony Bravo acompañan a los valencianos, y lo volverán a hacer este sábado en 16 Toneladas. La visita de los catalanes y de los andaluces constituye, además, una ocasión perfecta para ver a dos bandas que -sobre todo en el caso de los segundos, que no se asoman discográficamente desde De Palmas y Cacería, en 2013- se alejan del circuito habitual de conciertos que sí contemplan aValència.
Junto a Betunizer, Za! y Pony Bravo, el mayor atractivo sobre el escenario hoy es Futuro Terror; los alicantinos sí presentan material nuevo, un último disco que sin duda tiene todos los números para terminar en la parte noble de las colecciones de los mejores discos del año. La presencia de Laetitia Sadier(Stereolab) o ElleBelga, la inclusión de la gira de Don Vito& La Confraternita del Purgatorio y, sobre todo, el concierto deEl Desvän del Macho -recuperados afortunadamente para el siglo XXI tras casi tres doradas de historia-,completan los atractivos de un cartel que cuenta en doce horas seguidas con más razones para comprar una entrada que muchos festivales en un fin de semana completo.