VALÈNCIA. Pitaya o pitahaya supone una denominación que no despierta grandes evocaciones en la provincia de Valencia. En cambio, si se alude a este producto como fruta del dragón resulta más sencillo que se geste una imagen en la mente. Rojo en su maduración, con escamas.
No lanza fuego, sino que aporta nutrientes en su interior. Y si añadimos el dato de que forma parte de la familia de las cactáceas, o del grupo de los cactus, para simplificar, puede que se perciba mejor. O quizás, por el contrario, aumente la confusión.
La fruta del dragón puede encontrarse cada año con mayor profusión en fruterías de barrio de localidades más populosas y en mercados minoristas. Sobre todo desde hace escasas semanas que comenzó su temporada, que concluirá avanzado el otoño.
Y resulta posible observarla en algunos campos valencianos. Incluso existe una empresa con un nombre ad hoc, Dracofruit, que se ha especializado tanto en su cultivo como en suministrar el material vegetal, los invernaderos y todos los aportes necesarios para que otros agricultores se sumen a su iniciativa dragontina. La entidad surgió en la Safor hace cuatro años.
Empezó, tal como relata Mireia Morera, directora comercial, como un proyecto familiar de plantación, y en la actualidad, con menos de un lustro, se ha expandido a vivero comercial. Distribuye sus plantones y suministra asesoría agrícola sobre esta fruta tanto en la Comunidad Valenciana como en el conjunto de España y ya en zonas de Francia.
"Cada vez existe más demanda como cultivo alternativo a otros productos, entre ellos el aguacate. Incluso inversores de otros sectores, como el vitinícola, están apostando por él", apunta Morera, que vincula la pitahaya "al concepto de elemento saludable para personas diabéticas o a dieta, ya que destaca por ser muy hidratante, suave, fresca y baja en calorías, además de mejorar los procesos intestinales".
¿Pitaya o pitahaya? "El primero tiene espinas, mientras que el segundo, que es el comercializamos, no y sí escamas, aunque en muchas ocasiones se utilice la denominación pitaya en general", matiza.
Gandia, Tavernes de la Valldigna…la comarca de la Safor en conjunto, esta fruta oriunda de América, en particular de México o del sur de EEUU, va haciéndose su hueco entre los terrenos agrícolas.
"La Comunidad Valenciana, de Castellón a Alicante, resulta un espacio adecuado para su cultivo. Necesita climas cálidos, aunque hace falta protegerlo de la lluvia porque le causa excesiva humedad y podredumbre. Por ese motivo y para evitar el exceso de sol requiere de malla de sombreado o invernadero", indica la directora comercial de esta sociedad especializada en pitahaya.
"Iniciamos esta andadura como productores y el mercado nos ha ido demandando más. Hemos ido a buen ritmo y en la actualidad somos pioneros en esta fruta y en el proyecto que realizamos, único en la Comunidad Valenciana", sostiene Morera, que, aunque prefiere no especificar cifras de producción, sí que afirma que "se duplica cada año. Es un cultivo emergente".
Desde el sector agrícola consideran positiva la emergencia de esta fruta para ofrecer más alternativas al campo. En concreto, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) valora la introducción de alternativas de cultivo, como la pitaya en este caso, pero también el aguacate o el kiwi, porque "permiten al sector acceder a nuevos nichos de mercado que pueden resultar interesantes para garantizar una rentabilidad digna que no encuentran en cultivos tradicionales que arrastran una grave crisis de precios".
La organización, tal como indican, ofrece, en este sentido, "un potente calendario de formación agraria para dar a conocer tanto las ventajas como los inconvenientes de estas alternativas para que los agricultores puedan tomar sus decisiones con la adecuada información y sacar el máximo provecho en materia de productividad y sostenibilidad".
Con estos esquejes brota en la provincia de Valencia una fruta que cada año adquiere un carácter más familiar para la ciudadanía. Llama la atención por sus escamas y su apariencia rojiza. Y, al abrirla, por su aspecto blanquinoso con semillas finas que se asemeja a un producto tan estival como el helado de scracciatella