MADRID (EFE). La planta que Ford tiene en la localidad valenciana de Almussafes cuenta con ingenieros "escuchadores de motores", los cuales son capaces de detectar problemas de montaje en los propulsores antes de que sean instalados en diferentes modelos del fabricante norteamericano.
El equipo de "escuchadores de motores" de Ford realiza pruebas a 2.000 motores al día en la planta de Valencia.
Mediante sus oídos son capaces de detectar algún repiqueteo o silbido, que son los sonidos típicamente asociados con problemas como un conducto de lubricación bloqueado o un diente de engranaje dañado, explica Ford en una nota.
En esos casos, se separa el motor para realizar más comprobaciones y se soluciona el problema, con lo que la calidad del proceso de fabricación mejora de manera continua.
Aprenden a identificar esos sonidos utilizando una serie de motores "defectuosos" especialmente preparados que amplifican el ruido que necesitan detectar.
Después de varios meses de supervisión y entrenamiento, los miembros de este equipo están cualificados para llevar a cabo las pruebas intensivas de un minuto de duración en una de las 18 cabinas insonorizadas situadas al final de la línea de montaje, indica la marca.
Gracias a esta formación son capaces de confirmar el perfecto funcionamiento del motor gasolina EcoBoost 2.3 litros de 350 CV antes de que sea instalado en el Focus RS, que se fabrica en exclusiva en Valencia.
Otros vehículos que se benefician de las revisiones de los "escuchadores de motores" de Valencia son el Ford Focus ST, el Galaxy, el S-MAX y el Mondeo.
"Este equipo sabe cómo suena un motor perfectamente calibrado y saben reconocer los pequeños sonidos que deben detectar para identificar un problema", según el vicepresidente de Calidad de Ford Europa, Gunnar Herrman.
"Es como un médico que cuenta a su disposición con la tecnología de diagnóstico más avanzada pero sigue utilizando un estetoscopio para recoger signos vitales fundamentales para la salud de un paciente", explica en una nota.