En la Comunitat Valenciana, el 93% de los hogares monoparentales están encabezados por mujeres. Esta cifra que no debería preocuparnos nos asusta cuando hablamos de pobreza porque las familias 'monomaternales' alcanzan niveles preocupantes de pobreza. El jueves se celebra el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza
En la Comunitat Valenciana un total de 171.000 son hogares monomarentales (el 11 % del total estatal). En España una de cada dos personas que viven en hogares monoparentales está en riesgo de pobreza y o exclusión. Son datos que nos llegan de la CVONG que un año más organiza y moviliza la sociedad de la Comunitat Valenciana para que salga a la calle a visibilizar un problema que se estanca y ataca de manera directa a la mujer.
Las mujeres soportan la carga del trabajo de cuidados no remunerados y se les impide acceder a los recursos en igualdad de condiciones con los hombres.
La pobreza no sólo crece, sino que se enquista en algunos sectores de población como las mujeres, en algunos territorios y en algunos países. Según los expertos esto se debe a que el modelo económico no incluye mecanismos reales de lucha contra la pobreza, y porque su erradicación no es una verdadera prioridad para nuestros representantes políticos ni para nuestra sociedad.
La pobreza no está tan lejos como a veces podemos pensar. En la Comunitat Valenciana existen datos alarmantes como vemos relacionados con las familias monomarentales pero también con la infancia.
Según Save The Children, cerca de 260.000 niños y niñas menores de 16 años en la Comunitat Valenciana está en riesgo de pobreza o exclusión social. La tasa de pobreza o exclusión social infantil se sitúa en un 32,8%, cinco puntos por encima que la de la población adulta, con un 27,6%, según las últimas estimaciones del Portal Estadístic de la Generalitat Valenciana. Y Alicante es la provincia que peores datos presenta, con un 38,8% de los menores de 16 años en riesgo de pobreza o exclusión social, seguida de València, con un 29,5%, y Castellón, con un 28,8%
Este año la temática elegida por la plataforma Pobresa Zero para salir a la calle es “Pobreza, mujer, cambio climático y migraciones”. La pobreza, la discriminación de las mujeres y el cambio climático son resultado directo de un sistema económico que se basa en la desigualdad y en la explotación sin límites del planeta y de las personas, especialmente de las mujeres.
El cambio climático afecta a todo el mundo, pero su impacto no se distribuye de igual manera entre países y territorios, ni entre clases sociales, ni entre hombres y mujeres.
El cambio climático lo causa un modelo económico y unos mercados obsesionados con el beneficio a corto plazo y el crecimiento permanente. El cambio climático afecta más a las poblaciones que dependen de los recursos naturales para ganarse la vida y a quienes tienen menos recursos para responder al calentamiento global, sequías, inundaciones y huracanes, es decir a las comunidades rurales y a las regiones más pobres.
Y en estas situaciones de pobreza, especialmente en países en desarrollo, las mujeres tienen que afrontar un riesgo mayor y soportar mayores cargas como consecuencia del cambio climático, porque suelen ser las responsables de cultivar o buscar alimentos y agua, cuidar a las criaturas, los mayores y personas enfermas, y ocuparse del hogar, y todas esas tareas se dificultan cuando hay sequías o fenómenos naturales extremos. Sin embargo, no participan de forma igualitaria en el acceso a los recursos, en el mercado de trabajo y en la toma de decisiones sobre cómo hacer frente al cambio climático. La mujer sigue siendo la más afectada.
La discriminación histórica de las mujeres ha invisibilizado y desvalorizado el trabajo de reproducción y cuidado de la vida que realizan mayoritariamente, las ha hecho más pobres que a los hombres, las ha dejado sin acceso a recursos básicos como la tierra y sin participación en las tomas de decisiones. Esas situaciones persisten en todo el mundo.
Según los datos que aporta la CVONGD, las mujeres producen el 50% de los alimentos que se consumen en el mundo. En los países más empobrecidos, ese porcentaje oscila entre el 60 y el 80%. sin embargo, sólo suponen el 15% de las personas propietarias de tierras. Si las mujeres agricultoras tuvieran el mismo acceso a los recursos que tienen los hombres, el número de personas desnutridas en los países empobrecidos bajaría entre un 12 y un 17%.
El trabajo no pagado que realizan las mujeres equivale a una octava parte de la riqueza mundial.
En España la tasa de riesgo de pobreza entre las mujeres aumenta, y obtiene una cifra récord en 2017: 22,2 %, que es el valor más elevado desde 2008 y supone un total de 2,27 millones de mujeres empobrecidas, unas 470.000 personas más que el número de hombres en la misma situación.
Más de 1,5 millones de hogares monoparentales estaban encabezados por mujeres (81,9%). Estos hogares experimentan las tasas de riesgo de pobreza relativa más altas por tipo de hogar, el 42,9% en 2018. La tasa de pobreza infantil para los hogares monoparentales es 15 veces superior a la media. El 43% de las mujeres con hogares monoparentales están desempleadas, mientras que un 17% tienen algún tipo de ocupación, pero sin contrato. (EAPN).
Y así podríamos seguir pero propongo acogernos a la esperanza de que existe o podría existir soluciones y que pasan por nosotras y nosotros de manera directa con nuestras pequeñas acciones o de manera indirecta con nuestras elecciones en las urnas. Los representantes políticos son quienes aplican políticas que puedan superar un modelo económico obsoleto y avanzar hacia economías y mercados que incorporen los aspectos sociales y ambientales, la salud y el bienestar de todas las personas, el cuidado y la sostenibilidad de la vida. Un sistema que contabilice y valore el trabajo reproductivo que, en su inmensa mayoría, realizan las mujeres de forma gratuita, y que es la base de la vida y de la economía “oficial”.
Una de las soluciones para por incorporar a las mujeres en la toma de decisiones en decisiones políticas y en cómo hacer frente al cambio climático en todos los niveles políticos.
Además también desde la CVONGD anima a priorizar en la cooperación internacional y la ayuda al desarrollo la inversión en el empoderamiento de las mujeres, la adaptación de los países empobrecidos al cambio climático (diversificación de cultivos, gestión de recursos hídricos, sistemas de respuesta antes fenómenos extremos, etc), y el impulso de la participación ciudadana en la toma de decisiones políticas, económicas y sociales en todos los niveles.
En todo esto es esencial movilizarnos y asociarnos para construir modelos económicos y sociales sostenibles, para poder decidir el futuro que queremos. Debemos también hacer un consumo responsable con una reducción drástica en los niveles de consumo, reciclaje, reutilización, e incorporación en nuestras compras del comercio justo y los productos ecológicos y de proximidad.
Más de lo que pensamos podemos conseguir con acciones y toma de decisiones en nuestro día a día.
La semana que viene… más!
Manifestaciones Pobreza Zero
Castellón, viernes 18 de octubre 11:30 h. Pl. Major
Alicante, viernes 18 de octubre 19 h. la Concha
València, sábado 19 de octubre 18 h. pl. Alfons el Magnànim