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La poesía valenciana abarrota los bares

7/02/2018 - 

VALÈNCIA. La poesía está de moda entre los jóvenes. Solo hay que ver las colas kilométricas que se forman en la feria del libro delante de escritores veinteañeros y las cifras de ventas de sus poemarios, que pueden llegar a alcanzar los 50.000 ejemplares cuando las tiradas habituales de poesía hace unos años no solían superar –siendo muy generosos- los 500 ejemplares.

¿Jóvenes gastando sus ahorros en libros de poemas?

Solo hay que ver los poemas virales que superan el millón de visitas en las redes. Hace un mes era la madrileña Alejandra Martínez de Miguel, quien conseguía llegar a más de cuatro millones de visualizaciones con un poema creado a partir de letras -machistas- de canciones. Esta misma semana fue la actual ganadora del slam Valencia, Mississippi, que con su irónico poema dedicado a Walt Disney ha superado el millón de visitas.

¿Jovenes compartiendo vídeos de poemas en lugar de vídeos de gatitos?

Solo hay que ver la cantidad de gente, muchos de ellos menores de treinta años, que los fines de semana abarrotan los recitales de poesía, atreviéndose muchos de ellos a mostrar públicamente sus versos.

¿Jóvenes que van a recitales en lugar de a discotecas?

Y si faltaba la prueba definitiva, hace unos días un chico de veintitrés años recitó un poema -en horario de máxima audiencia- en el programa Got Talent… Como sabemos, la industria del entretenimiento nunca da puntada sin hilo. Así que sí, señoras y señores, podemos afirmar sin lugar a dudas que la poesía está de moda.

Y en Valencia, como vamos a ver, tiene cada vez más seguidores.

No voy a entrar a valorar el fenómeno. Como siempre que algo se convierte en actualidad, hay voces a favor y en contra. Están los que afirman que por fin la poesía ha llegado a todos los públicos; y los que afirman que esta democratización es a costa de rebajar la calidad, pues estos poetas –admirados en las redes como verdaderos ídolos adolescentes: Irene X, Marwan, Loreto Sesma, Diego Ojeda, etc.- son demasiado jóvenes y faltos de madurez literaria. Los que creen que es una forma de que la gente comience a aficionarse a los versos desde una edad temprana, pues es una buena influencia; y los que creen que esta moda es el tiro de gracia para acabar con el poco espacio que ya tenía la Poesía, ahora suplantada por “suspirillos adolescentes”, como se calificó en su día a los versos de Becquer y que casa muy bien con la intensidad romántica de estos poetas veinteañeros, más rentables para las editoriales que otras propuestas literarias debido a su popularidad y sus ventas.

Sea como sea –supongo que algo a mitad camino de ambas visiones- cualquiera que se acerque a un micro abierto o a un evento de spoken word (poesía escénica) será testigo del éxito que han alcanzado estos recitales. Cada vez hay más espacios ofreciéndolos, más gente participando y más público llenándolos. Esta es la razón por la que acaba de nacer la plataforma Alzavoz el circuito de poesía en vivo de la ciudad de Valencia. Una plataforma desde la que coordinar y dar difusión a la poesía oral, aquella con pretensión de lectura pública que no reniega de lo escénico.

Como dicen sus impulsores, el circuito no crea nada nuevo, sino que da cuenta de lo que ya se está haciendo en la ciudad y le da visibilidad.

La Valencia más poética

Para los que tengan curiosidad y quieran conocer este tipo de ocio generado alrededor de la poesía oral –que ha llegado prácticamente a todos los barrios, así que no hay excusa para no acercarse-, lo más popular son los micros abiertos, espacios horizontales donde cualquiera que lo desee puede subir al escenario a recitar. Hay diferentes opciones, casi todas mensuales: Versonalidad (La Llimera, Arrancapins), Moviendopoesía (El Volander, La Petxina) y los micros temáticos Anverso (Kafcafé, Benimaclet). El Ca Revolta (El Carmen) también programa recitales abiertos, más centrados en la escena contracultural y contestataria, así como en la poesía en valenciano, poco habitual en el resto de espacios.

Otras opciones son las jams poéticas de Vivir en Verso (Delorean, Ruzafa) y Versillos a la mar (El Viento, Cabanyal), así como el itinerante Spoken Draws, donde diferentes dibujantes crean, frente al público asistente, ilustraciones conectadas a los poemas recitados. De esta forma, palabra e imagen se funden y crecen en el escenario.

¿Les parece poco? Pues todavía falta por nombrar uno de los eventos más populares, por su carácter competitivo: el Slam Poetry VLC (Kafcafé). Una vez al mes, los poetas participantes se enfrentan a las votaciones del público, que a lo largo del año y en sucesivos recitales, elegirá al representante valenciano para participar en el slam nacional y, si hubiese suerte y ganase, al mundial.

Por cierto, ya se ha anunciado públicamente que la final nacional de Slam Poetry 2018 tendrá su sede en Valencia durante el festival de poesía oral y escénica Vociferio. Una oportunidad para ver a los mejores slammers llegados de todo el territorio nacional. Y la constatación, de nuevo, del interés que la poesía genera en nuestra ciudad.


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