Foto: KIKE TABERNEREstos billetes dominicales dan la oportunidad de otorgar una segunda vida a noticias que pueden haber pasado inadvertidas para muchos lectores inteligentes que deciden desconectar de la actualidad informativa para disfrutar mejor de las fiestas navideñas. Tanto es así, que uno tiene el convencimiento de que no es casualidad que algunos informes comprometedores para la Generalitat se hagan públicos después del día de la lotería de Navidad, 22 de diciembre, inicio oficioso de las fiestas. Por ejemplo, el informe de la Sindicatura de Comptes sobre la gestión económico-financiera del Consell del año anterior. Alguien lo decidió así en su día y se mantiene como una tradición navideña más, aunque hay que reconocerle a Vicent Cucarella que desde hace algunos años adelanta al otoño partes del informe referidas a empresas públicas y permite que no pasen tan inadvertidas.
En otras ocasiones he dedicado el primer Billete del año a dar una segunda vida al informe navideño de la Sindicatura de Comptes. Podría hacerlo, por ejemplo, para hablar del primer balance de 'facturas en el cajón' de Mazón que figura en el informe, ya que veo que se habla poco de ellas cuando en enero de 2024 las 'facturas en el cajón' de Puig estuvieron muy de actualidad en algunos medios y en Les Corts.
Pero voy a dedicar esta columna a otro informe, el de la publicidad institucional del Consell el año anterior, en este caso 2023. Un informe que podría hacerse público en cualquier momento del año pero que la Generalitat tiene por costumbre –instaurada por Alfred Boix en 2016– colgar en la web de transparencia el 30 o 31 de diciembre, apurando el plazo legal de un año. Su sucesor en la Secretaría Autonómica de Comunicación, José Manuel Cuenca, mantiene el hábito de lo que empieza a ser otra tradición navideña.
El pasado 31 de diciembre, los tres periódicos valencianos de Ediciones Plaza publicamos ¡en exclusiva! el reparto de publicidad institucional de la Generalitat en 2023, año dividido casi por la mitad entre Ximo Puig y Carlos Mazón, quien tomó posesión del cargo el 17 de julio. El informe no distingue cuánto corresponde a uno y otro del total de 17,4 millones que invirtieron la Generalitat y sus empresas, 1,8 millones menos que en 2022. Hay que tener en cuenta que 2023 fue año electoral y hubo cambio en el Consell, lo que significa que desde finales de marzo hasta probablemente el 9 d’Octubre no hubo campañas.
¿En exclusiva? ¿Una exclusiva de un informe al que todo el mundo tiene acceso? Sí, en exclusiva. Ni siquiera fue una primicia, que es aquella noticia que un medio publica antes que nadie y que el resto publica a continuación. En este caso fue exclusiva, y lo sigue siendo porque no lo ha publicado nadie más.
El motivo de tal vacío informativo que modestamente tratamos de llenar puede estar en el montante que cada uno recibió de la Generalitat. ¿Lo publicaría Valencia Plaza si estuvieran en los puestos de cabeza? La respuesta es sí, mientras un servidor sea director, aunque es un ejercicio de pura fantasía porque eso nunca ha ocurrido y es difícil que ocurra.
Como se ve en la información que publicamos el pasado martes, Valencia Plaza, principal cabecera del grupo Ediciones Plaza, ocupó el puesto 21 en el ranking de medios de la Comunitat Valenciana que más publicidad institucional de la Generalitat recibieron. Los lectores juzgarán si merecemos ese puesto. Todo nuestro respeto por los que están por encima, faltaría más, pero debo reconocer que duele ver varios puestos por arriba a Euronews, esa televisión privatizada de la que nadie se acuerda y que Puig soñó que podría rescatar en 2022.
La publicidad institucional se ha utilizado desde las administraciones para subvencionar a los medios de comunicación en lugar de hacerlo como al resto de sectores económicos, con convocatorias transparentes de ayudas que tengan en cuenta la inversión o los puestos de trabajo creados en lugar de criterios como la audiencia o las visitas digitales que fomentan el mal periodismo. Eso, en el mejor de los casos, porque en muchas ocasiones se usa directamente para subvencionar periódicos afines que pueden así contratar más redactores.
En la pandemia, por ejemplo, pese a ser considerada su actividad como "esencial", el de los medios de comunicación fue prácticamente el único sector que no recibió ninguna subvención, 'solo' publicidad institucional que en algunos casos fue muy cuantiosa. Rompiendo con lo anterior, el Gobierno de Sánchez acaba de lanzar unas ayudas para la digitalización de los medios. Se agradece la intención. Sin embargo, como para el Gobierno central –este y los anteriores– los medios son los de Madrid y la prensa regional no existe, ha dejado fuera a los grupos periodísticos que no estén presentes en al menos tres comunidades autónomas, no vaya a pasar que se presenten grupos como Ediciones Plaza, que tiene cuatro periódicos y una revista en la Comunitat Valenciana y la Región de Murcia pero al parecer no tiene derecho a ayudas a la digitalización.
Hablando del Gobierno central, estaría bien que Bolaños realizase un ejercicio de transparencia y publicase cómo reparte el Ejecutivo su publicidad institucional y la de sus empresas públicas –más de 200 millones de euros al año–, tal como hace la Generalitat valenciana cada año. Ya les adelanto que el grupo Ediciones Plaza no ocuparía ningún puesto en el ranking porque la inversión publicitaria que recibe del Estado es cero patatero. Lo que, mirado con optimismo, significa que solo podemos mejorar. A ver si ahora que nuestra colega Lydia del Canto está al frente del negociado, se acuerda de la importancia que la prensa digital regional tiene en España.
También les anticipo, con un año de antelación, que cuando salga el informe de publicidad institucional de la Generalitat del 2024 recién terminado Ediciones Plaza saldrá bastante peor que en el de 2023. Qué le vamos a hacer.
¡Feliz 2025!
