El director de distintos programas en Radio 3, Radio 1 y Radio Exterior hilvana sus puntos de vista en un no-manual sobre el medio. Una infinidad de nombres propios silenciados por el paso del tiempo, el valor de los géneros y el aprendizaje a partir de las experiencias preceden a sus puntos de vista sobre el futuro de la radio
VALÈNCIA. El colectivo periodístico tiene fama de mirarse el ombligo. Con las herramientas de la comunicación a su alcance, de mirarse el ombligo y retransmitirlo. Esta realidad empírica choca con su paradoja más interesante: por más que el espectador se haya acostumbrado a que le hablen de las exigencias y problemas del asunto, hay pocos oficios más desconocidos por la sociedad que el de periodista. Basta con describir su rutina y objetivos cotidianos para que el más pintado se encoja de hombros y conteste referenciando cualquier modelo de masas. A menudo, televisivo. A menudo, un referente de la opinión y no de la información.
Es curioso que un grupo profesional tan empeñado en darle vueltas a sus cuestiones ante la opinión pública sea tan poco considerado socialmente. Más allá de encuestas periódicas, basta con fotografiar su precariedad laboral. En la presentación de Disculpen que les hable de la radio (Ediciones Canibaal y 8 y medio, 2017), Javier Tolentino aseguró que esa precariedad se deriva de la necesidad por parte del poder econonómico de que los periodistas “no sean libres” y distinguió que, aunque es cierto que los periodistas resulten aparentemente prescindibles, “la independencia está muy bien valorada por el ciudadano. Hoy en día desconfía de la prensa y no es para menos”.
La editorial valenciana tras la revista Canibaal y embarcada ahora en la publicación de ensayos convenció al periodista este libro. Tolentino, que en 1982 se empeñó en hacer sus prácticas universitarias en Radio 3, ha estado ligado a Radio Nacional de España desde entonces. Director de programas en Radio 1, Radio 5, Radio Exterior y la propia Radio 3, empezó a recoger apuntes para este libro hace ahora 20 años, cuando era profesor de Teoría y Técnica de los Géneros Informativos. Unas anotaciones que sirvieron de punto de partida, pero que apenas han llegado al volumen ahora a la venta que el autor ‘promete’, “no es un manual. El objetivo no es dar lecciones”.
La lectura de Disculpen que les hable de la radio le da la razón a medias. Aunque formalmente se puede aceptar que no sea un manual, donde las anotaciones al pie sirven a menudo para rescatar importantes nombres de la historia de la radio y la cultura y situarlos en el contexto, lo cierto es que el libro sí tiene el pulso de una lección sobre el oficio. Por ese motivo, sus 250 páginas son una herramienta viva para el periodista de cualquier edad y especialmente vinculado al medio radio. A lo largo de su lectura, Tolentino defiende los géneros con el bagaje de haberlos elaborado en los 80, 90 y a partir de Internet. Un análisis de los géneros con ejemplos en el que muestra su defensa por la información frente a la opinión y a la vez exige la belleza en el lenguaje frente a la parquedad de un posicionamiento supuestamente objetivo.
En esa lectura de la radio a partir de los géneros, Tolentino muestra su filia por el reportaje y la radio documental, sus precauciones de artesano para la entrevista (“el género estrella”), sus reservas ante la posibilidad de una opinión independiente y su aversión por el magacín al que ya solo le busca un epitafio. Distingue el lenguaje como la herramienta de mayor valía en la construcción de los contenidos y pone en el centro de todo ello –y, curiosamente- también del libro- al guión. Como hizo durante su presentación en La Nau de la Universitat de València, es crítico y abunda en el tipo de empresas informativas que imperan en el entorno editorial. Tolentino da su opinión –aquí sí- sobre una radio independiente en el contexto digital, el ejemplo de Radio 3 desde su punto de vista actual y el alegato periodístico como cierre.
El punto de vista de Tolentino (actualmente director de El séptimo vicio de Radio 3) prevalece sobre todas las frecuencias de la radio en su relato. Los estudios que ha transitado, los cursos que ha completado, los incontables “maestros” a los que ha conocido y con los que ha trabajado, y, en definitiva, la radio que más le ha interesado se impone en cada uno de los capítulos, en todas sus opiniones. Es un punto de vista enriquecido, no obstante, con tres décadas y media atravesando géneros, compartiendo estudios y siendo público aventajado de las radios en España y en el mundo (de las que da algunas referencias especialmente atractivas).
La defensa razonada una radio pública e independiente, sea cuál sea el origen de su financiación, sea cuál sea su contexto tecnológico de emisión, acumula argumentos de la mano de un profesional que toma partido desde la acción, sin postulados teóricos. Es la radio según Tolentino, por tomar como referencia el título de una entrevista (El cine según Hitchcock) que el mismo destaca como referencia. Esa es la principal aportación junto a una entrevista epílogo a Eduardo Sotillos, director fundamental de RNE en su particular desde la Dictadura hasta posiciones tan libertarias y establecidas como Radio 3 o Radio 3. Una entrevista no exenta de “morbo”, según el autor, en la que se distinguen enfoques distintos sobre la dirección de cadenas y programas y que sirven para asomarse –con no pocas distancias desde el presente- a una toma de decisiones tan decisiva como adscrita a su tiempo.