VALÈNCIA. En Crazy Sundays Scott Fitzgerald se refería a “la película del circo” cuando, sentado en el comedor de unos estudios de cine, el desdichado protagonista del relato encontraba un lúgubre consuelo al observar en la mesa de al lado a las gemelas siamesas, los malvados enanos y un orgulloso fortachón. La película del circo no era otra que Freaks, rodada en 1931 en los estudios de la Metro Goldwyn Mayer, que ese mismo año había contratado al escritor norteamericano para escribir un guion que nunca vería la luz: La pelirroja. Aunque el escritor quedó impactado, no había sido nada comparado con ver al resto de fenómenos del film, quienes tenían prohibido el acceso a zonas de socialización: el hombre tronco, las cabezas de alfiler, la mujer barbuda, el hombre esqueleto, la mujer tortuga, el medio hombre, la mujer sin brazos...
Freaks pasaría a ser la película más controvertida y extravagante producida por unos grandes estudios. Víctima de múltiples cortes y montajes, su resultado final fue causante de críticas envenenadas y pases accidentados. Se cuenta que una mujer demandó a la productora aduciendo que había abortado por la tremenda impresión, muchos espectadores no es que abandonaran la sala, sino que literalmente salían corriendo.
El jefe de producción, Irving Thalberg había desafiado a Tod Browning pidiéndole “la historia más horripilante jamás imaginada”. Browning acababa de brindar un éxito tremendo a la Universal con Dracula, y dejó asombrado a Thalberg con un relato circense que convocaba cuerpos desordenados, atrofiados o mutilados. El público no estaba preparado para un film de género que prescindiera en casi todo su metraje de cualquier artificio, más aún cuando su autor, que se había ganado el apelativo del “Edgar Allan Poe del cine”, se había hecho célebre por su serie de películas terroríficas al servicio del actor Lon Chaney, quien se enmascaraba, maquillaba y disfrazaba siempre de manera grotesca. Pero Chaney había fallecido prematuramente y Browning gestó sin su actor favorito su obra más personal, pero también maldita. En Gran Bretaña se prohibió, ciudades tan importantes como San Francisco no llegaron a estrenarla y, en general, encendió un debate sobre los códigos de censura, todavía demasiado blandos en aquella época. Por todo ello, a tan sólo un mes de su estreno, sería retirada.
Tendría que transcurrir una Guerra Mundial para que un director oscuro de películas de explotación llamado Dwain Esper, capaz de títulos como Maniaco, Marihuana y Cómo desnudarte delante de tu marido, adquiriera los derechos de esta en 1947 y la hiciese circular por cines de baja categoría con títulos alternativos: Amor prohibido, El espectáculo de los monstruos o Los errores de la naturaleza, acompañando en sesión doble a un documental sobre una colonia nudista.
Ese recorrido accidentado se detendría en 1962 cuando fue rescatada por el Festival de Cannes y saludada como lo que siempre fue, una obra maestra absoluta del cine capaz de conmover e impresionar a cada nueva generación de espectadores. Y es que, como bien afirma el crítico David J. Skal sobre sus protagonistas: “puede que sus cuerpos estén deformados o retorcidos, pero no sus almas”. Este viernes 3 de mayo Rambleta vuelve a poner su mirada en la diversidad y la pluralidad, proyectando esta producción legendaria cargada de moralidad y ofreciendo una mayor dosis de espectáculo alrededor de esta joya del cine.
A las 19:30h se procede a la apertura de puertas y, acompañados por los incomodadores, el público entrará en la sala donde se proyecta un vídeo musical que enlaza imágenes de films de temática circense a cargo de Pierre Étaix, Chaplin, Viktor Seastrom, Federico Fellini, David Lynch, Woody Allen, Bernard L. Kowalski o Wim Wenders, hasta que se apaguen las luces y tenga lugar una sorpresa como aperitivo. "Tendremos la intervención del crítico Daniel Gascó y, sobre todo, la actuación estelar del Dr. Truna, compositor experimental que pondrá música a dos momentos clave de ‘Freaks’, contemplados desde otra dimensión y sin subtítulos ni cualquier información que desvele el misterio de este film. Al finalizar la proyección, el maestro de ceremonias Vedra Ponte ofrecerá un número sorpresa a modo de guinda", adelanta el centro cultural.
Siguiendo el espíritu de los cines de barrio, Telón Bizarro incluye con su entrada una consumición y permite la posibilidad de que los asistentes traigan la cena.