VALÈNCIA. El grupo gestor de residencias y servicios para mayores La Saleta Care está inmerso en la expansión de su modelo de gestión por toda España. Tras llegar a Castilla León y Asturias, entre otras autonomías, su intención es entrar definitivamente en Madrid. "Es uno de nuestros grandes desafíos y ya estamos mirando posibilidades de compra", explica Fernando Ruiz, CEO de la compañía. 4.500 camas son las que acumulan en total los centros de la empresa valenciana, repartidos por la península.
Desde que en 2016 entrara el grupo belga Armonea en el accionariado de la compañía valenciana su recorrido es imparable y esperan cerrar el año con 5.500 camas y una facturación de 80 millones de euros. "La Saleta no viene de valencianizar la palabra salita, como muchos piensan", reconoce Ruiz. "Se llama así porque el primer centro se abrió en el barrio de La Saleta, donde había una virgen en una capilla con ese nombre". Cuando se fundó la compañía, el objetivo era alcanzar las 1.000 camas en diez centros, unas cifras que quedaron atrás hace mucho tiempo.
Armonea llegó a la compañía valenciana tras la salida del accionariado de Ahorro Corporación. El fondo de capital riesgo, brazo financiero de las cajas de ahorro, compró parte de la compañía en 2007, cuando los socios decidieron que el proyecto debía crecer al calor de la entrada en vigor de la entonces nueva ley de Dependencia. "Con el apoyo de Ahorro Corporación se estableció un plan de negocio que se cumplió por encima de lo previsto y tres años después tenían opción de incrementar su participación en la compañía. Se hicieron con la mayoría del capital, se quedó el equipo fundador y se inició un plan más ambicioso", reconoce Ruiz.
Ese plan les convirtió en empresa de referencia en la Comunitat Valenciana. "Llegamos a ser líderes en facturación con nuestros centros, además de los que gestionábamos para organismos, sobre todo para la Generalitat". El capital de nuevo llamó a su puerta, y Ahorro Corporación, con su filosofía de capital riesgo, decidió salir. Entre las numerosas propuestas Armonea fue la ganadora. "Como anécdota está que tenemos hasta el mismo color corporativo. Pero desde la primera reunión nos gustaron a las dos partes nuestros modelos de gestión", explica el CEO de La Saleta.
No solo eso, el grupo belga cedía a sus peticiones: mantener el nombre, la sede y el domicilio fiscal en València, además del 100% de la plantilla. "Ha sido una operación que ha cumplido todas las expectativas", reconoce. La voluntad de Armonea es posicionarse entre los tres primeros grupos europeos en número de camas. "Entre Alemania, España y Bélgica estamos por encima de 16.000 camas", explica Ruiz, quien no duda en reconocer que el mercado de las residencias está bastante hinchado en España. "Hay una burbuja por la entrada de capital extranjero".
"Todas las grandes operaciones de los dos últimos años, y que seguirán haciéndose a corto plazo, vienen derivadas de la inversión extranjera. En nuestro caso son belgas, en otros casos han sido operadores franceses. Son mercados maduros y todavía entienden que mercados como el español, el alemán o el portugués tienen recorrido", explica. Sin embargo, a pesar de ser una burbuja, no hay mucha posibilidad de acceder a grandes operaciones corporativas, por lo que el crecimiento es difícil. A pesar de la dificultad, están detrás de una compra que, si finalmente se cerrara, podría hacerles superar las 6.000 plazas este mismo año.
Ahora tienen suelo en Galicia y País Vasco, mientras que están mirando posibilidades en Navarra, Cantabria o Cataluña. La expansión continúa imparable y, la cuestión la sociedad necesitará residencias de cara al futuro. "En el sur de Europa el envejecimiento y la esperanza de vida es bestial y tenemos un gran desafío que es la sanidad y los crónicos", reconoce. "Es necesario darle viabilidad a la sanidad a través de la coordinación socio sanitaria".
Una parte del modelo de negocio de La Saleta es ofrecer el servicio de gestión integral a la parte pública. Mery Martínez, directora técnica, recalca los inconvenientes que ha supuesto para las empresas que la Conselleria de Igualdad haya decidido rebajar de cuatro a dos los periodos de gestión. "Es un arma de doble filo, ya que implantar tu modelo de cuidados en tiempos de gestión muy cortos es difícil", reconoce.
Aunque destaca que ha sido un modelo eficaz para que la administración ampliara plazas de forma rápida, señala la necesidad de que se establezcan indicadores de calidad para valorar la gestión de las empresas. "A la hora de valorar a las empresas, plantear una memoria técnica es algo muy frío, sobre todo hablando de personas en situación de dependencia", lamenta. "Que gane una empresa u otra solo por el dinero no es una buena opción, porque al final el papel es muy sufrido y lo aguanta todo".
Para Martínez, las empresas deberían mostrar indicadores de calidad de salud y bienestar de las personas que se están atendiendo. "Nosotros fuimos pioneros, cuando nadie lo hacía en el 2010, de retirar de sujeciones físicas y era algo que la administración no entendía", explica. Sin embargo, han retirado a día de hoy más de 800 sujeciones físicas de residentes. "Nos dimos cuenta que es engañar a los cuidados, es ir contra el buen trato".
La directora técnica reconoce que lo fácil sería atar a las personas, abusar de los pañales de incontinencia para no tener que llevarlas al baño o dar un triturado a los residentes con deterioro cognitivo. Sin embargo, ese no es su estilo. "A mí me gustaría que, cuando me presento para gestionar un centro público, me examinaran como una tesis doctoral. Entonces, ya veríamos quién sabe gestionar los centros. Se deberían valorar los indicadores que habían cuando entramos y en qué punto los dejamos".
A pesar de esta perspectiva, aseguran que están totalmente de acuerdo con la Conselleria de Igualdad haya decidido impulsar un modelo determinado, que implique internalizar residencias que estaban siendo gestionadas por empresas privadas. Sin embargo, Ruiz reconoce que si quisieran volver a dejarlo en manos de las compañías el modelo ideal sería por un periodo más largo, en torno a ocho-diez años y valorando los resultados, no una memoria técnica. "Incluso que esas etapas más largas vengan soportadas con inversión del gestor para reformar ese centro. Tener un plan de inversión".
La empresa, que gestionaba hasta ahora la residencia de diversidad funcional de Albocàsser, entiende que la conselleria haya decidido asumir la gestión. "En concreto Albocàsser tiene un equipo excelente. Si tienes un buen equipo lo llevarán bien, ya sea la administración o la empresa quien lo gestione", reconoce Martínez. "La administración no ha entrado como un elefante en una cacharrería. Están probando gestionar a través del IVASS un centro pequeño, es una buena opción", reconoce Ruiz.
A pesar de que la prioridad para el accionariado no son las gestiones integrales, están muy orgullosos de lo que han conseguido. "En los primeros centros que ganamos, la residencia del Pinar y Villarreal, había casi un 40% de sujeciones físicas cuando entramos. Villarreal fue el primer centro público sin sujeciones de España fue centro público de España y con la retirada de sujeciones de esta residencia y La Saleta Ontinyent, ambos centros con más de 100 plazas, la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) ganó el premio Príncipe de Viena.
Es evidente que, a priori, poca gente quiere ir a una residencia. "Todavía el target es un cliente complicado", apunta. Pero la sociedad evoluciona y cada vez existe más independencia, más gente que no tiene hijos e incluso el mayor empoderamiento y ascenso en puestos profesionales de las mujeres hace que las residencias sean un espacio clave. Reconoce que, en muchas ocasiones, la mala fama de las residencias llega por las malas condiciones que han tenido algunos centros en España.
La directora técnica lamenta que el modelo por el que se ha apostado en España ha sido el de centros grandes. "El deshumanizar es mucho más sencillo cuando trabajas con grandes volúmenes, pero si quieres tener solo 25 personas es un espacio es más caro", lamenta. "Por ejemplo, los centros que vamos a desarrollar en Sevilla y Lugo son de 180 plazas, pero los partimos en módulos de 25, como si fueran diferentes residencias".
Martínez destaca que en La Saleta tienen como premisa el buen trato del mayor con el fin de no infantilizarlo. "Tú no tienes por qué ponerle un diminutivo a una persona, hablarle como si fuera un niño o entrar en su habitación sin llamar a la puerta, cambiarle las cosas de sitio o diseñar un plan de cuidados sin que esté presente la persona o un familiar para que decida si lo que consideras mejor para él quiere o no que lo hagas", reconce.
Por eso destaca el proyecto que comparten con Armonea, donde buscan llegar a los cuidados excelentes y conseguir que se sientan como en casa. "Ahora incorporamos en la entrada de nuestros centros privados cafeterías y salas para facilitar el contacto con la familia, que puedan tener espacios para organizar una fiesta o cumpleaños privado, que haya un espacio para jugar con los niños".
No obstante, la fecha de ingresos de las residencias se ha prolongado a una media de 82 años. De hecho, Ruiz reconoce que cada vez se tardará más en trasladarse a los centros gracias a la mejora de los recursos intermedios como los centros de día o la tecnología en el hogar, que ya no se limita a la pulsera o el collar de emergencia. "Todo eso va a dar un soporte en el hogar con un servicio de ayuda a domicilio más profesionalizado. En el norte de Europa te mandan una enfermera, un fisio y hasta una farmacéutica que te vigila como tienes el botiquín casero", apunta.
En 2017 la Saleta firmó un convenio de colaboración con la Fundación Novaterra para apoyar el empleo inclusivo. Este compromiso se ha visto reforzado este año con el desarrollo del I curso de Auxiliar de Servicios desarrollado expresamente para la empresa, dentro del programa Incorpora de la Obra social “la Caixa”, del que Fundación Novaterra es uno de los 6 Puntos formativos con los que cuenta el programa en la provincia de Valencia.
Con una duración de 205 horas de formación técnica y en competencias transversales, y 80 de prácticas en las distintas residencias y centros de día de Gero residencias La Saleta, han finalizado con éxito el curso 15 personas, de las cuales 10 ya se han incorporado o se irán incorporando en las próximas semanas a sus puestos de trabajo. Además de estas 10 personas, la empresa ha contratado a otras 8 personas que han realizado su itinerario de inserción socio laboral con Novaterra. Lo que demuestra el importante compromiso de la empresa con el empleo inclusivo.
La Fundación Novaterra lleva más de 25 años acompañando, formando y capacitando a personas con dificultades para acceder al mercado laboral. Tras un proceso individualizado de itinerario socio laboral, los índices de contratación de esta entidad valenciana rondan el 50% de las personas que han finalizado su itinerario, porcentaje que se incrementa hasta el 80% entre las personas que finalizan alguno de los cursos de formación que la entidad desarrolla a lo largo del año.
Sólo el año pasado 173 personas encontraron un empleo tras su paso por los programas de Novaterra. En total, más de 3.500 personas se han beneficiado de estos recursos en los más de 25 años de proyecto.