VALÈNCIA. La generación baby boomer se refiere, generalmente, a las personas nacidas entre los años 1946 y 1964, durante la explosión de natalidad posterior a la Segunda Guerra Mundial. Las fechas, sin embargo, varían según el contexto demográfico de manera que en España suelen incluirse dentro del baby boom a los nacidos entre 1957 y 1977, periodo en el que en nuestro país nacieron 14 millones de bebés, según el INE, la mayoría de ellos ya jubilados o cerca de serlo.
A partir de este colectivo es lo que se relaciona con la silver economy, donde tampoco hay un criterio consensuado. Mientras que algunos engloban aquí a las personas mayores de 65 años, asociándolos a la edad general de jubilación hasta hace unos años, otros empiezan a hablar de la economía de plata a los 50 años.
En cualquier caso son personas que todavía conservan, en su mayoría, un buen estado de salud, capacidad intelectual, ganas de disfrutar de la vida y con posibilidades de hacerlo porque han alcanzado un nivel adquisitivo por encima de la media de otras generaciones más jóvenes o mayores.
Se calcula que en España las personas mayores de 60 años mueven el 65% de la riqueza del país y que dicho porcentaje, igual que en el resto de Europa y los países más ricos, irá en aumento. Un análisis de la Comisión Europea prevé un crecimiento de la silver economy en la zona que alcanzará 5,7 billones de euros en 2025 considerando al colectivo como la tercera potencia económica del mundo “si se agrupara toda la economía europea de la población mayor de 50 años en un solo país”.
Como apunta Adolfo Ramírez, de Vida Silver, “se está produciendo lo que podríamos llamar la ‘silverización’ de los servicios y los productos”, y las empresas que no sean conscientes de ello, lo van a tener difícil para sobrevivir.
Es a este perfil de consumidores activos y con cierto poderío económico al que se dirigen ideas de negocio como las de Vermut, una plataforma que ofrece “actividades diseñadas para personas con experiencia de vida” a mayores de 55 años, Lumen, una aplicación de citas para mayores de 50 años, o la tarjeta Silver Money, que ofrece descuentos directos en las compras diarias de las personas mayores de 60, “para así generar ingresos mensuales para sus hijos y nietos”.
La nutrición, el ejercicio físico, la moda, el ocio, los viajes o la formación son otros nichos de mercado muy explotados por los emprendedores.
Pero las propuestas varían mucho conforme avanza la edad de este target. Para retrasar los primeros síntomas del envejecimiento encontramos soluciones como la de Rosita Longevity, una app gratuita “que te ayuda a vivir mejor y más años”. Creada a mediados de 2020 por Juan por Juan Cartagena y Clara Fernández, Rosita es una ‘coach’ de longevidad que se orienta a personas de entre 60 y 80 años. Su método está basado en el programa que se aplica en el balneario de Cofrentes (Valencia) que aglutina fitness, salud mental, nutrición y hábitos saludables.
Otra app, esta para retrasar el deterioro cognitivo, corresponde a Lumosity que incluye juegos científicos que aumentan la capacidad de atención y memoria. Lanzada en San Francisco el año 2007 por Lumos Lab, la aplicación cuenta con más de 100 millones de usuarios que se reparten por 195 países.
También la telemedicina, a partir de determinadas edades, cobra un peso notable en el emprendimiento. Por ejemplo Tucuvi, un asistente virtual creado en 2019 que hace uso de la inteligencia artificial y tecnología de voz, acaba de recibir 5,5 millones de euros de financiación por parte de la Comisión Europea (CE), en el marco del EIC Accelerator. También MediQuo permite chatear con médicos y especialistas las 24 horas, los 7 días de la semana. Orientada a los profesionales de la Salud, los médicos responden de forma online al instante y se pueden enviar archivos y fotografías.
Hablam, por su parte ha diseñado una plataforma para combatir la soledad que padecen muchas de las 2,13 millones de personas mayores que, según el INE, viven solas en nuestro país, para que todos ellos encuentra siempre a alguien con quien hablar.
Pero no siempre van los emprendedores lanzando soluciones, por un lado, y los beneficiarios de las mismas, por otro. Existen proyectos donde desarrolladores y usuarios conviven en armonía. Un ejemplo lo encontramos en Maximiliana, una empresa zaragozana fundada a raíz del Covid por Jorge Terreu con el propósito de poder comunicarse sin problemas con su abuela, de 90 años. La empresa ha diseñado un móvil para que las personas mayores, sin habilidad para el manejo de las tecnologías, puedan contactar y comunicarse de forma sencilla con sus seres queridos. Destaca la gran autonomía del dispositivo dado que se descuelga automáticamente, solo con las personas previamente concertadas, y salta directamente una videollamada con el volumen al máximo para poder verla y hablar con ella.
Ahora se ha unido al equipo de Maximiliana Conchita, una mujer de 81 años y abuela de Pedro Malo, otro de los socios. Conchita ejerce de community manager, un papel en el que dice sentirse encantada, y eso que no había entrado a una red en su vida, pero el motivo: “ayudar a mis chicos lo merece”. Conchita está en Facebook, Twitter, Instagram y Tiktok donde alguno de sus vídeos han alcanzado cerca de 150.000 visualizaciones. Tan pronto cuenta un chiste un poco subido de tono como que explica cómo hacer una sopa de ajo o saca alguna de sus tres libretas en las que, a lo largo de su vida, ha ido anotando frases y vivencias que le han aportado algo emocionalmente y las cuenta. “Saber de esto no sé nada, pero le pongo mucha voluntad”, declara.
También en el proyecto de Adopta un abuelo conectan a jóvenes con personas mayores. La idea surge después de que Alberto Cabanes, fundador, mantuviese una conversación con Bernardo (entonces con 86 años) cuando le confesó que su mayor deseo hubiese sido tener un nieto. Recordando una frase según la cual, “Las sociedades más avanzadas no son aquellas que tienen la tecnología, sino aquellas que mejor cuidan a los más vulnerables” Cabanes adoptó a Bernardo y creó una app de voluntariado para todos aquellos que quisieran seguir su ejemplo y acompañar a las personas mayores.