Hoy es 9 de octubre
VALENCIA. El próximo martes celebra su vigésimo aniversario el Instituto Valenciano para el Estudio de la Empresa Familiar (Ivefa). El organismo, presidido por José Bernardo Noblejas, nació hace dos décadas para defender los intereses de este tipo de mercantiles, que en la Comunitat representan el 90% del total. El peligro de cierre por una mala gestión de la sucesión en la sociedad es una de las principales amenazas del colectivo, que además ha visto agravado este riesgo en 2017 por el incremento en el impuesto de sucesiones aplicado por la Generalitat. Según el dirigente, tal circunstancia "ya ha contribuido al cierre de decenas de empresas" en la autonomía.
-20 años ya. ¿Están satisfechos al echar la vista atrás?
-El balance es muy positivo. Empezamos siendo un pequeño grupo de empresarios que decidieron formalizar y crear Ivefa para el estudio, la defensa y el apoyo de la empresa familiar valenciana, un pequeño organismo que no tenía en quién apoyarse excepto en una pequeña comisión en la Cámara de Comercio. Precisamente en la Cámara de Comercio se decide apostar por este proyecto por parte de su entonces presidente, Arturo Virosque, y Mario Mariner.
Cuando comienza Ivefa -ahora hace 20 años, en 1997- éramos unas 30 o 40 empresas familiares que representaban a entre 60 y 80 firmas, y desde entonces a hoy emos llegado a estar en más de 150 empresas de forma directa, de todos los tamaños, de las tres provincias, y representar a un total de 350 firmas familiares.
También hemos pasado de no tener ninguna representatividad a participar con las organizaciones empresariales en su junta directiva. Formamos parte de la cátedra de empresa familiar, AVE, el Instituto de Empresa Familiar... también de la junta directiva de la CEV. Estamos en estos espacios para la defensa de la empresa familiar, algo que ha sido un cambio radical. Hemos pasado a tener participación en el mundo económico empresarial desde nuestra perspectiva.
Desde hace bastantes años, la repercusión de Ivefa ha sido de tal magnitud que los poderes públicos de todos los colores nos han ido escuchando, atendiendo y han ido apoyando todas nuestras actividades, aunque quedan muchas cosas que resolver para la empresa familiar. Mucho tenemos que agradecérselo a Caixa Popular, que nos ha acompañado desde hace muchos años.
-¿Qué les queda por hacer?
-La empresa familiar, a pesar de algunas desapariciones, se ha cogido a todas las evoluciones de estos últimos 20 años. Pero seguimos teniendo hitos muy importantes por alcanzar, como la evolución de las relaciones laborales empresa-trabajador, que deben adaptarse a las nuevas realidades de cada empresa.
Otro tema es del la continuidad de las empresas familiares. Una vez en marcha una empresa familiar es imprescindible que se le quiten trabas de tipo fiscal, de tipo laboral, tanto en los aspectos de sucesiones, donaciones, transmisiones y patrimonio. Todo ello hay que suavizarlo de tal forma que no sea un impedimento para la continuidad y que el esfuerzo hecho para crear la empresa no se pierda.
En tercer lugar, en este momento todos decimos que tenemos las generaciones de jóvenes y de mediana edad más preparadas de la historia, con más talento de la historia, y es cierto. Pues eso lo tiene que aprovechar la empresa familiar. Pero para que lo aproveche tiene que facilitar la inclusión de sucesores, de los familiares, de manera que no sean un problema a la hora de gestionar la empresa. Y tanto la administración pública como el Ivefa, con apoyos y consejos, tenemos que intentar suavizar el que se produzcan sucesiones aprovechando el talento y que ese talento sea el que haga evolucionar la empresa.
En paralelo, el núcleo familiar tiene que aprender a diferenciar la gestión de la empresa de la propiedad, se organice como se organice -ya sea con profesionalización interna o externa- El consejo de administración sigue aglutinando gestión y propiedad y eso hay que diferenciarlo. Hay que ayudar a que la gente piense dos veces el cómo organizan su toma de decisiones y su propiedad.
-Hababla usted del impuesto de sucesiones y donaciones. La Comunitat Valenciana lideró en 2017 la subida de ambos tributos, con supuestos en los que se paga hasta el doble por heredar y hasta el cuádruple por una donación. ¿En qué se traduce esta presión fiscal?
-Afecta muchísimo, y desde el Ivefa lo decimos desde hace mucho tiempo. Antes incluso de que se produjera ese cambio de esa exención del 95% a la actual del 50%. Son palos en las ruedas de la empresa familiar. Esto ha hecho que se incremente el número de empresas familiares tradicionales que han decidido cerrar en el último año y medio en el centro histórico -por ejemplo-. Muchos no han podido superarlo. Si su patrimonio y sus valores económicos los tienen en la empresa, a la hora de transmitirlos a hijos, sobrinos o nietos, el coste puede ser el triple o cuádruple. Esto ha impedido el que muchos acepten esa herencia porque además de lo que paga el predecesor, el que hace la donación o transmisión, el que lo recibe vuelve a pagarlo otra vez.
Le incrementa su patrimonio pero, ¿por què tiene que pagar donaciones si ya se ha pagado? Esto ha afectado sobre todo a pequeñas y medianas empresas. Y ya conocemos algún caso de las grandes en el que esta circunstancia ha sido un gran impedimento para su continuidad. Esto no significa que no queramos pagar impuestos. Deberían tomarse medidas para que se creen más empresas familiares se puedan, no medidas que contribuyan al cierre. Si se pierde la empresa se pierden los puestos de trabajo y la riqueza.
-¿Cómo impacta exactamente a la empresa familiar?
-Interviene en todo. Son los activos fijos y los variables como inmobiliaria, inversión, participaciones externas en otras empresas... Incluso se cuentifica la marca si tiene un valor en el momento de las transmisiones. Se paga por absolutamente todo.
-¿Hay datos que cuantifiquen este primer año de la subida?
-No los tenemos porque no existe un censo de empresas familiares. Si sabemos del porqué de alguna, porque pertenecía a Ivefa y porque tenemos relaciones personales con ellos. Son empresas como fábricas o establecimientos comerciales, con locales muy importantes. La subida del IBI también les influyó muchísimo. Se va sumando todo y esto ha contribuido a que algunas de ellas cierren. A eso añádele los años que llevamos de crisis, que a pesar de que la macroeconomía haya mejorado, la mejora no ha llegado a las empresas pequeñas y medianas. Ni siquiera a algunas grandes. Incluso algunas de las que van mejor todavía están enganchadas y avalando con su patrimonio todos los créditos, préstamos y financiación que cogieron para financiar la crisis....
"Si además de lo que debo, que me ha llevado al borde del concurso, me encuentro con que tengo que pagar el doble o más para hacer la transmisión a mis hijos, una opción puede ser bajar directamente la persiana"
-Ya es paradójico que haya empresas a las que le pueda dar la puntilla la subida de un impuesto después de haber capeado la crisis...
-Pero es que la crisis no la han superado, están en proceso de superarla. Este matiz es muy importante. Un ejemplo: si además de lo que debo, que me ha llevado al borde de la suspensión de pagos, me encuentro con que para hacer la transmisión a mis hijos -que tienen más preparación, talento y juventud para afrontar el futuro de la empresa- tengo que pagar el doble o más, una opción puede ser bajar directamente la persiana. Los cierres son decenas. Basta observar en el centro histórico para ver cuántos pequeños y medianos comercios de cierta importancia y de distintos sectores han cerrado. Vámonos a la periferia y veremos cuántos abren: casi ninguno. Lo que se demuestra con esto es que cuantos más impuestos, menos empresas.
-¿Han logrado algún avance en sus conversaciones con la Generalitat para la rebaja de estos impuestos?
-No. No lo hemos conseguido. Sí que ha habido buenas intenciones, pero nada más. No se da el paso para abordarlo de una manera más valiente. Como empresarios no lo terminamos de entender, porque está demostrado en otras latitudes de España y en otros países como Francia donde el impuesto de sucesiones y donaciones se ha reducido para mantener e incrementar el número de empresas. ¿Qué tiene Madrid que no tengamos nosotros? Si nadie impide a Madrid -en este sentido- que haga el llamado dumping fiscal, hagámoslo nosotros también. Hagamos algo para parar la sangría de salidas y facilitar la entrada al mundo empresarial.
-¿Debemos alegrarnos por la llegada de empresas de Cataluña a la Comunitat por el desafío independentista?
"Valencia no va a mejorar porque vengan unas cuantas empresas. Será solo un pequeño estímulo, un espejismo"
-Sería, simplemente, alegrarse del mal ajeno, porque la posible independencia traería muchas más cosas malas que buenas para la Comunitat. Es nuestro principal mercado y nuestro principal proveedor, cualquier inestabilidad en Cataluña es mala para la Comunitat. Valencia no va a mejorar porque vengan unas cuantas empresas. Será solo un pequeño estímulo. Nuestro devenir no va a mejorar, es un espejismo. Estamos cayendo en el triunfalismo con una desgracia. No se vienen con nosotros, se van de donde están, y de momento solo trasladan aquí su sede social. No es lo mismo ser atractivo para la captación de inversiones -algo que sí ha ocurrido con Parc Sagunt, el Puerto de Valencia o el Parque Logístico de València- que albergar a alguien que huye.
-¿Se presentará de nuevo para liderar Ivefa dentro de un año y medio? ¿Quiere seguir un nuevo mandato?
-Lo que te dice el corazón es una cosa, y lo que te dice la cabeza es que reflexiones y que pienses en el bien del Ivefa. Si piensas en el bien del instituto y tienes una junta directiva con capacidad y posibilidad de continuar con este proyecto, hay que consensuar esa posible continuidad o no continuidad. La verdad es que no hay nada decidido. Pero sí está en nuestro ADN reflexionar profundamente sobre esta cuestión. Qué mal ejemplo daríamos si no lo hiciéramos precisamente nosotros, que predicamos continuamente que se aborde a su debido tiempo la sucesión en la empresa familiar.