MADRID (EP). El Banco de España afirma que las perspectivas de continuación de la fase de expansión cíclica de la economía son "favorables", si bien cree que la adopción de un tono restrictivo por parte de la política fiscal, "necesario" para culminar la consolidación presupuestaria, y el impacto de la subida del precio del petróleo sobre las rentas de familias y empresas provoquen una "cierta moderación" del ritmo de crecimiento de la economía.
Así figura en el 'Informe Anual 2016', elaborado y publicado por el organismo supervisor este martes, en el que señala que las previsiones apuntan al mantenimiento a medio plazo de "tasas moderadas de expansión de la actividad", con unas perspectivas "favorables" de que continúe la expansión cíclica, por los efectos "previsiblemente persistentes" de la corrección de los desequilibrios y a la mayor pujanza de la actividad mundial proyectada para los dos próximos años.
El organismo destaca que la economía española mantuvo un "elevado" ritmo de crecimiento en 2016, superando las expectativas al crecer el PIB un 3,2%, y que se espera que a lo largo del trimestre en curso se recupere el nivel de PIB previo a la crisis, mientras que el empleo es todavía casi un 12% inferior.
Sus últimas previsiones macroeconómicas, revisadas en abril, elevaron en tres décimas la estimación de crecimiento para este año, hasta el 2,8%, y que posteriormente se ralentizará hasta el 2,3% en 2018 y al 2,1% en 2019.
En este sentido, explica que la prolongación de la fase expansiva ha permitido que hayan continuado registrándose "avances en la corrección de los desequilibrios" de la economía, que han sido "particularmente visibles" en términos de la mejora en el grado de competitividad en los últimos años, la notable reducción del volumen de deudas de hogares y empresas no financieras o la "progresiva normalización y recuperación" del sector inmobiliario.
"la intensidad de la actual recuperación se debe al impacto de algunos factores de naturaleza predominantemente transitoria"
Según el Banco de España, la intensidad de la actual recuperación, "más intensa de lo esperado" en el trienio 2014-2016, se debe, en parte, al impacto de algunos factores de naturaleza "predominantemente transitoria", como la orientación expansiva de las políticas de demanda y el retroceso del precio del petróleo.
Frente a estos impulsos favorables a la actividad, señala que los mercados de exportación de España han mostrado un comportamiento "menos dinámico de lo esperado" hace casi tres años. Estos factores transitorios explicarían 2,2 puntos porcentuales del crecimiento y, junto con otros elementos de carácter más permanente, explican el mayor crecimiento en relación con el conjunto del área del euro.
El impacto de las reformas acometidas en los últimos años sobre la competitividad, junto con el proceso de desapalancamiento de los agentes privados ha asentado las bases para un crecimiento "más equilibrado y sostenido".
No obstante, advierte de que "en los últimos trimestres han ido concretándose una serie de riesgos, fundamentalmente provenientes del entorno exterior, cuya interacción con los elementos de fragilidad que todavía subsisten podría afectar negativamente a la evolución de la economía".
En concreto, avisa de que los niveles de endeudamiento de los agentes siguen siendo elevados, a pesar del "intenso proceso de desapalancamiento" llevado a cabo en los últimos años, lo que "introduce un elemento de vulnerabilidad ante un hipotético tensionamiento futuro de las condiciones de financiación". La ratio de deuda pública alcanzó un nivel cercano al 100% del PIB, tras aumentar en más de 60 puntos porcentuales desde el inicio de la crisis.
"Esta situación subraya la necesidad de trazar un plan de consolidación presupuestaria a medio plazo, en un contexto en el que, por segundo año consecutivo, en 2016, la política fiscal adoptó un sesgo expansivo", apostilla.
En este sentido, remarca que la dependencia del ahorro exterior continúa siendo "muy elevada" y augura un perjuicio económico con el inicio de la normalización de las condiciones de financiación.
Sobre la previsible subida de los tipos de interés, cree que podría ser rápido, pero "relativamente modesto", en el caso de los hogares y las sociedades no financieras, pero para las administraciones públicas augura que la traslación sea más intensa, pero también más lenta en términos del coste agregado.
Otro elemento de vulnerabilidad de la economía española sería la rentabilidad relativamente reducida de las entidades financieras, rasgo compartido con sus homólogas de otros países del área del euro.
El organismo presidido por Luis María Linde avisa también de la dependencia del petróleo importado y su impacto en los precios, por lo que pide evitar una traslación generalizada de las recientes alzas del precio del crudo a los precios de otros bienes y a los salarios, dado el efecto negativo que generaría sobre la competitividad exterior de la economía.
En el ámbito exterior, subraya que existen varios "focos de incertidumbre", como la "deseable" transición de la economía china desde un modelo basado en la exportación, la inversión y la industria hacia otro basado en el consumo y los servicios, que comporta "riesgos significativos"; a lo que se suma un posible sesgo expansivo de la política fiscal en Estados Unidos que podría contribuir a tensionar las condiciones financieras a escala global.
De igual forma, la adopción de medidas proteccionistas por algunos países "resultaría particularmente adverso para una economía como la española, cuya orientación hacia el sector exterior se ha intensificado notablemente desde la crisis", alerta.
Además, añade que cabe esperar que la economía española se vea afectada de manera directa por el acuerdo final para las relaciones entre el Reino Unido y la UE, dado su elevado grado de exposición a la economía británica en algunas parcelas, como las exportaciones de servicios turísticos y no turísticos o el sector financiero.
En cualquier caso, considera que el eje central de las prioridades de la política económica a más largo plazo debe venir dado por la necesidad de abordar los efectos de los factores que limitan el crecimiento, como son el elevado desempleo estructural, el envejecimiento de la población y el reducido nivel de productividad.
Así, ve prioritario favorecer la empleabilidad de los parados de larga duración, evitando su pérdida de cualificaciones, para lo que aboga por las políticas de formación y los programas de bonificaciones a la contratación.
Para el envejecimiento poblacional insta a determinar la relación deseada entre salarios y pensiones, y las vías para garantizar la suficiencia de ingresos del sistema, mientras que ante el "escaso" dinamismo de la productividad cree que se requiere la revisión de aquellos elementos que dificultan la entrada en el mercado de nuevas empresas o que limitan su crecimiento.
Además, ve preciso combatir las restricciones regulatorias en algunas ramas, en particular en el sector servicios, mejorar la eficiencia de los procedimientos judiciales o reducir la "excesiva dualidad" del mercado laboral actual. Igualmente, ve un "amplio margen de mejora" en la calidad del sistema educativo y de fomento de la acumulación de capital tecnológico.
Por último, avisa de que la evolución de la economía española en el medio y largo plazo se verá condicionada por los desarrollos en la UE y en la UEM, por lo que aboga por profundizar en la integración financiera a través de la culminación de la Unión Bancaria y los avances en la Unión de Mercados de Capitales, consiguiendo la consecución de una "verdadera" Unión Económica.