Este miércoles en el Pleno de Les Corts Valencianes hubo, de nuevo, debate en torno al sector turístico. Hay quien se llena la boca hablando de lo que el sector quiere o lo que el sector dice. Algunos nos preguntamos: ¿Quién es el sector turístico? ¿Son solo algunas cadenas hoteleras organizadas en torno a su respectivo lobby? En absoluto, es mucho más. El sector turístico son casi 200.000 trabajadoras y trabajadores valencianos que tienen que sobrevivir a menudo con sueldos ínfimos, cargando con jornadas imposibles o lidiando con contratos temporales que se agotan cuando finaliza el verano. El sector son cientos de municipios valencianos que ven cómo se multiplica su población en temporada alta y que tienen la obligación de proveer a todas esas personas de infraestructuras y servicios públicos aunque no tengan los recursos para hacerlo. Los beneficios del turismo tienden a concentrarse en algunas manos pero los costes los asumimos entre todos los valencianos.
A algunos les parece escandaloso que se hable de la tasa turística cuando el sector todavía arrastra los efectos de la crisis de la Covid-19. Son exactamente los mismos que se escandalizaban cuando planteamos la tasa en pleno auge del sector en 2017. La crisis del sector turístico se debe a las restricciones en la movilidad y a la recesión económica, y el sector se está recuperando porque el proceso de vacunación hace innecesarias las restricciones a la movilidad y porque se recupera la actividad económica. Eso no tiene que ver con la necesidad o no de un impuesto turístico.
Seamos serios, viajar supone siempre un gasto extra importante para cualquier persona. Nadie deja de viajar por tener que pagar un impuesto de entre 0,5 y 2 euros la noche. Nosotros mismos no lo hacemos cuando optamos por visitar París, Roma, Amsterdam, Viena o Berlín. Tampoco lo hacen los turistas de otros países que tienen una renta media muy superior a la española. ¿Por qué los valencianos tenemos que pagar cuando viajamos a esos destinos y en cambio los franceses, alemanes, holandeses o italianos no deben pagar cuando vienen a la Comunitat Valenciana?
“No todos los destinos turísticos son iguales” dicen. “París sólo hay uno, ciudades costeras soleadas hay muchas” rematan. Es cierto, se llama elasticidad de la demanda. Sin embargo los estudios publicados hasta el momento demuestran que incluso en los destinos donde los turistas buscan una oferta genérica de sol, playa y fiesta, la tasa turística tiene efectos positivos. ¿Por qué? Porque lo que se recauda está muy por encima de lo que podría llegar caer la demanda y esos recursos se reinvierten posteriormente en la economía con efectos expansivos. Esto no es una especulación, no es una hipótesis, es lo que ya se ha demostrado en casos como los de Balears o Catalunya.
Competir vía precios puede ser una buena idea para las cadenas hoteleras pero es un mal negocio para los trabajadores del sector. Es un mal negocio para los valencianos que sufrimos en nuestro territorio las externalidades negativas del turismo en forma de saturación o en forma de degradación ambiental de nuestras playas y nuestros parajes naturales. Nuestro turismo debe competir en calidad, pero eso requiere inversión y ésta requiere financiación.
Según el Foro Económico Mundial España es uno de los destinos turísticos más competitivos del mundo. En un informe para la Comisión Europea, la consultora PwC afirmaba que uno de los factores decisivos en ese sentido es la apuesta por parte de las Administraciones Públicas por impulsar el sector. Los ciudadanos dedicamos cada año cientos de millones de euros del dinero de nuestros impuestos en habilitar infraestructuras para la llegada de turistas y en promocionar España como destino turístico. Como consecuencia de la crisis de la Covid-19 hemos dedicado miles de millones más a sostener y apoyar el sector. Es justo que las empresas que se han beneficiado de las ayudas públicas comprendan que tienen también que corresponder ese compromiso. No les exigimos que renuncien a seguir con su actividad sino que comprendan que el sector debe reorientarse hacia una vía que garantice mejores condiciones laborales a los trabajadores, la protección de nuestro territorio y el bienestar de nuestros ciudadanos.