Equipo de Meored.VALÈNCIA. Ni la inteligencia artificial ni la blockchain ni el big data ni los satélites ni ninguna tecnología de vanguardia ha podido prever el tamaño de la catástrofe vivida en 75 municipios de la provincia valenciana el pasado 29 de octubre a causa de la Dana. Ello no invalida, sin embargo, el uso de estas tecnologías. Antes al contrario, obliga a avanzar en su desarrollo porque, en determinadas ocasiones, han resultado cruciales para salvar vidas.
Aunque se podría afinar más, lo cierto es que las predicciones meteorológicas no han fallado. Cuenta José Miguel Viñas, físico y meteorólogo de Meteored, que la introducción de inteligencia artificial en este momento de desarrollo no hubiese dado un resultado más preciso que los modelos tradicionales de predicción matemática numérica que utilizan ahora.
La llegada de una Dana en la zona mediterránea estaba anunciada. Medir la cantidad exacta del agua que iba a caer es prácticamente imposible, pero hacía días que se veía que este episodio sería más intenso que otros precedentes, aunque la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) no decretó la alerta roja para toda la provincia de Valencia hasta el martes, 29 de octubre, a las 07:31 horas. Dice Viñas que es lo habitual en el caso de lluvias, activar la alerta máxima con 6 o 12 horas de antelación, mientras que las olas de calor en verano se pueden predecir 48 horas antes.
En cualquier caso, era predecible que esta DANA iba a ser singular, en línea con los fenómenos atmosféricos adversos que se vienen observando últimamente y que se materializan tanto en forma de lluvias torrenciales, como de tornados, vientos huracanados, granizadas o fuertes nevadas. “Verdad que la gota fría lleva años presente zonas del Mediterráneo, pero cada vez son más frecuentes y extremas. Normal que así sea porque llevamos años registrando temperaturas más altas que repercuten tanto en el mar Mediterráneo como en la cada vez mayor energía calorífica en el aire que choca con una bolsa de aire frío en las capas altas de la atmósfera. De eso se alimentan las Danas”.
Súmese a ello la orografía de la zona afectada que ha amplificado los efectos devastadores de este fenómeno meteorológico.
Prácticamente todas las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado hace años que tienen integrados drones en su operativa. Según los datos publicados en el espacio Info Dana dentro de la página web de la Moncloa, el Gobierno de la nación ha enviado 27 drones para apoyar en la gestión de la DANA. Lo más seguro es que se hayan utilizado más porque, como comentaba Israel Quintanilla, director de la Comisión Oficial de drones de la Universitat Politècnica de València (UPV) en una entrevista realizada en À Punt Radiotelevisió, drones tienen también los bomberos, la policía local y la misma UPV, donde disponen de más de 20 drones.
Además de aportar una visión cenital del espacio, el valor principal de estos vehículos aéreos no tripulados radica en su capacidad para acceder a puntos a los que una persona no puede llegar, además de su versatilidad gracias a la integración de otras tecnologías. Se han utilizado como vehículos de reparto para trasladar alimentos, medicinas, agua y otros víveres a personas aisladas, pero, si se incorporan sensores, cámaras, iluminación potente o tecnología de la voz, son capaces de realizar tareas mucho más sofisticadas. Los sensores térmicos han permitido localizar cuerpos y personas con vida en mitad del caos. Los hay también que son capaces de navegar por espacios cerrados, como los que se utilizaron para inspeccionar el parking del centro comercial de Bonaire antes de que entrasen los agentes de seguridad.
Refería Quintanilla en la misma entrevista, la introducción de dos nuevos avances tecnológicos utilizados en la gestión de esta Dana. El primero es el uso de un software de visión artificial entrenado para interpretar formas. La fotos obtenidas por las cámaras de los drones se pasaban por el software y, si lo detectado era un cuerpo, se facilitaban luego las coordenadas exactas a las unidades de rescate. La otra tecnología es la del georradar la cual, a través de ondas electromagnéticas, es capaz de detectar metales o lo que hay bajo la superficie del suelo. En ambas tareas ha jugado un papel primordial la tecnológica valenciana Orbital EOS.
Orbital EOS forma parte de Espai Aero CV, la asociación de entidades de la Comunidad Valenciana del sector aeroespacial que aglutina actualmente a un total de 22 entidades entre startups, pymes, grandes corporaciones, universidades y centros tecnológicos.
Señala Pepe Nieto, presidente de Espai Aero y CEO de COMET Ingeniería, que “dos entidades de la asociación, han estado colaborando con la Unidad Militar de Emergencias (UME) y con el servicio de emergencias de la Generalitat Valenciana después de la tragedia de la DANA. La empresa Orbital EOS, dedicada a la gestión mediante inteligencia artificial de imágenes satelitales, ha proporcionado mapas de zonas afectadas. Por otra parte, la Universidad Politécnica de Valencia ha colaborado en el mapeo 3D y fotográfico de zonas afectadas, así como el rescate y localización de personas por medio de drones”.
En esta línea, en la asociación Espai Aero CV están convencidos “de la bondad de las herramientas innovadoras que proporcionan los datos que proceden tanto del espacio como de la operativa de los drones y fomenta la implementación de todas estas técnicas en multitud de nuevos campos, como la prevención, seguimiento, y tratamiento posterior de situaciones de emergencia y catástrofe como la que, desgraciadamente, ha acontecido ahora en Valencia”, en palabras de Nieto. 
De la innovación en el sector aeroespacial enfocada, entre otros aspectos, a las situaciones de emergencia como inundaciones, incendios o temporales, entre otros, se hablará el próximo 5 de diciembre en Valencia en el transcurso del evento INNOESPAI, organizado por la propia asociación.
Por otro lado, ahora que las necesidades empiezan a ser de otra índole, como analizar la infraestructura de los edificios para garantizar la seguridad de quienes los habitan, entran en juego nuevas soluciones tecnológicas. Una de ellas corresponde a las seis cámaras termográficas cedidas a la Universidad Politécnica de Valencia en colaboración con el Colegio Oficial de Arquitectos de Valencia por parte de las empresas Preditec e HIKMICRO.
Esta donación permitirá a los profesionales de las instituciones beneficiarias utilizar herramientas avanzadas de termografía para evaluar y detectar problemas de humedad y otros daños ocultos en las infraestructuras afectadas, ayudando a identificar y priorizar las necesidades de intervención. Las cámaras destacan también por su capacidad de captura rápida y análisis en tiempo real, proporcionando informes detallados y optimizando la detección de problemas.
