BUÑOL (VALENCIA) (EFE). Buñol ya cuenta las horas para celebrar La Tomatina, la guerra del tomate por excelencia, en la que miles de contendientes llegados de todo el mundo descargan adrenalina armados con tan preciada hortaliza en un ambiente bélico y festivo, que se ha convertido en un gran reclamo internacional.
Más allá de los imitadores que le han surgido, como de batalla vegetal en la localidad chilena de Quillón o la gazpachina, una tomatina en Arenas del Rey (Granada), la versión valenciana mantiene su atractivo como la fiesta española "más internacional", según el alcalde de esta localidad, Rafael Pérez.
"La Tomatina es mucho más internacionales que las Fallas o los Sanfermines", apunta a Efe el alcalde, quien resalta con orgullo que tras las fiestas de Pamplona, la tradicional batalla de tomates de su municipio es la que más conocen los extranjeros.
Pero en Asia "somos los primeros", puntualiza Pérez, quien replica que los San Fermines están en una tendencia descendente "por la polémica por el maltrato animal" y las Fallas "ocupan el octavo puesto" en este particular ránking.
No es de extrañar entonces que el 60 % de los participantes procedan de Reino Unido, Australia, Japón, Corea, India, Estados Unidos o Rusia, donde ha crecido especialmente el interés este año gracias a las nuevas líneas aéreas con la Comunitat y a una campaña municipal de promoción de la fiesta en Moscú.
La edición de 2017 podría tener un repunte de participantes estadounidense, confía el alcalde, tras el estreno el próximo octubre de la producción hollywoodiense grabada en la localidad y ambientada en su Tomatina, una fiesta declarada en 2002 de Interés Turístico Internacional.
"Tenemos vocación internacional. Lo demuestra que se han hecho tomatinas por todo el mundo", asegura Pérez, quien resalta que entre los noventa medios de comunicación de todo el mundo acreditados para la fiesta, también están las principales agencias de noticias.
Pero lejos de molestar a sus vecinos, este carácter internacional, les gusta, según el alcalde, quien señala que en esta edición "se han duplicado" las entradas que han reclamado los habitantes de Buñol, al pasar de las apenas 2.000 de 2013, cuando se acotó el aforo, a las 5.000 de este año.
"La imagen de la Tomatina ha cambiado como de la noche a la mañana sobre todo a partir de 2013. Antes era un incordio y ahora la gente quiere participar", resalta el alcalde, quien aplaude que "la mitad de vecinos participa y la otra mitad colabora".
La munición de esta particular batalla vegetal son los tomates, 160.000 kilos este año, casi 10.000 más que en 2015, procedentes una vez más de la cooperativa de La Llosa (Castellón).
Y de nuevo, como desde hace tres años, en un aforo acotado a un máximo de 22.000 personas para evitar aglomeraciones como la de 2012, que reunió a 45.000 personas en las estrechas callejuelas de un municipio que apenas llega a 10.000 habitantes. "Se acotó por seguridad", reconoce Pérez.
De hecho, aumentar la seguridad de los participantes y del festejo se ha convertido en su máxima y este año, habrá un 10 % más de agentes velando para que no suceda ningún contratiempo.
Los tomates son además este año un reclamo para sensibilizar en la lucha contra la violencia machista y homófoba y de hecho, Buñol ha puesto un marcha un protocolo de actuación ante cualquier caso de esta índole y echará del recinto a cualquiera que tenga estos comportamientos. "Tolerancia cero", advierte el alcalde.
"Nunca se han dado estos casos pero queremos evitarlo y usar la imagen de la Tomatina. Vamos a ser el foco de todo el mundo y queremos que, gracias a la fiesta, se visibilice este problema social", argumenta.
Además, será la primera vez que el Ayuntamiento impulse la retransmisión en directo por internet, así como por una cadena de televisión, según el alcalde, que no esconde su reto turístico.
"Queremos ser un banderín de enganche para conocer Buñol, la provincia de Valencia y España. La Tomatina es un reclamo internacional y hay que aprovecharla", afirma.
Como curiosidad este año, la firma coreana Samsung, que toma el relevo Google, que el año pasado se metió en la fiesta para mostrar imágenes de la batalla, colocará varias cámaras de 360 grados en los camiones para usar las imágenes en una próxima campaña publicitaria de sus teléfonos móviles inteligentes.