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tribuna libre / OPINIÓN

La transformación educativa es posible

Foto: RAFA MOLINA
11/06/2019 - 

La educación se encuentra hoy ante una revolución pedagógica, un cambio en el modo de enseñar, donde surgen modelos nuevos que demandan abrir caminos que promuevan el pensamiento divergente, con razonamientos abiertos y conclusiones inesperadas. En este gran desafío, juega un papel fundamental el desarrollo de la creatividad.

En el ámbito educativo, podríamos decir que en el momento actual, la creatividad no se reduce a un plano artístico, como la pintura, poesía, música u otro arte, sino que representa una base sobre la que podría crear cimientos la enseñanza-aprendizaje de cualquier área del saber, teniendo en cuenta que el objetivo principal de la educación es crear hombres y mujeres capaces de hacer cosas nuevas, y para hacer “cosas nuevas”, debemos ser creativos.

La creatividad es esa impresión de libertad que nos permite desarrollarnos en un estado de transformación constante; es la capacidad de crear e inventar algo nuevo, de relacionar algo conocido a nuevos modelos para verlos con otros ojos de manera innovadora, es apartarse del pensamiento cerrado y las conductas habituales.

En nuestros días, la sociedad se encuentra sumergida en la tecnología, la deshumanización, el riesgo atómico, los antivalores, y solo una educación más cercana, humana y creativa, puede emerger en este contexto.

Sin embargo, la creatividad se enfrenta a un verdadero reto, porque aún no se vislumbra del todo como un valor primordial en la formación personal del ser humano, y además debe expandirse en una sociedad marcada por el uso de tecnologías cada día más avanzadas que podrían subestimar o adormecer todo el poder creativo del ser. Cabe aquí destacar que las tecnologías continúan cumpliendo una función bastante distante de la complejidad de la mente humana, inclinada hacia la reflexión crítica, expresándose con oposición hacia todo lo que no le parece cierto o adecuado.

Se puede considerar como indicadores de la creatividad los siguientes elementos: la fluidez, flexibilidad, originalidad, sensibilidad, la capacidad de riesgo, la audacia, el humor, la intuición, entre otros elementos que no se presentan aislados, sino que suelen confluir de forma sinérgica. En el aula deben existir condiciones para que ella surja, como la seguridad y libertad psicológica de los alumnos, que estos se sientan comprendidos, aceptados y libres para desarrollar las cualidades personales y tomar con libertad sus propias decisiones.

En este orden de ideas, el desarrollo de la creatividad en el alumno, es una función fundamental de la educación, que debe estar presente obligatoriamente tanto en el diseño instructivo, como en el desempeño del proceso enseñanza-aprendizaje, por lo que se le concede una gran importancia al maestro en este proceso de incentivo de la creatividad de sus estudiantes, constituyendo un gran motor en el proceso creativo de sus estudiantes.

Existen múltiples técnicas y ejercicios que el docente puede usar para desarrollar la creatividad, entre estos podemos mencionar: el análisis morfológico, el listado de atributos, la lluvia de ideas, la sinéctica, el juego, el psicodrama, entre otros, que han demostrado su utilidad para resolver creativamente, incluso en grupos, problemas específicos de diferentes contextos: la empresa, la industria y la tecnología.

Con la aparición y aplicación positiva de estas técnicas, queda demostrado que la creatividad no es algo innato, como se creía hace un tiempo atrás, sino que la misma puede fomentarse y desarrollarse de forma consciente y dirigida.

A los estudiantes se les debe ir otorgando progresivamente responsabilidad sobre su propio aprendizaje, para que lleguen a darse cuenta que solo pueden aprender si lo hacen por sí mismos, y que podrán desarrollar sus habilidades creativas en la medida en que se impliquen a sí mismos de manera activa y voluntaria en el proceso pedagógico, considerando que todo estudiante puede ser creativo si se lo propone, si se motiva y toma en cuenta su propio criterio, si participa en la solución de problemas, si adquiere habilidades y las desarrolla de manera consciente, porque el estudiante no está al margen del objetivo a alcanzar, ese es justamente su trabajo y aporte.

Foto: EVA MÁÑEZ

El rol del docente, se reduce a proporcionar oportunidades para que los estudiantes decidan lo que necesitan hacer y conocer, crearles un ambiente que estimule el desacuerdo y provoque la duda, así como el cuestionamiento de la realidad, con miras a su transformación, por lo que el profesor debe enseñar a identificar y plantear problemas, no enseñar las soluciones ni darles respuestas. El trabajo en equipo, profesor-estudiante debe ir dirigido al descubrimiento del conocimiento como medio hacia la formación de la personalidad creativa. Esta manera de educar, permitirá desarrollar y fortalecer la confianza del estudiante en sí mismo, otorgándole seguridad, lo cual es fundamental en el establecimiento de una personalidad creativa.

El docente debe desarrollar en aula un pensamiento de diseño (Design Thinking) para poder transmitirlo a sus estudiantes y que éstos puedan ofrecer una solución a un determinado problema, descomponiéndolo en partes más pequeñas, analizándolo sin límites, y de una forma empática junto a otros miembros del grupo, teniendo en cuenta que todo es válido, pues en algunas ocasiones son las ideas más raras, las que generan las soluciones más transformadoras.

La metodología design thinking constituye  una herramienta innovadora  con la que pueden surgir ideas en cualquier entorno, y para que ella se desarrolle en el aula el profesor dispone de diversas técnicas que se pueden aplicar, como: SCAMPER (Sustituye, Combina, Adapta, Modifica, Pon en otros usos diferentes, Elimina y Reduce), customer journey, el mapa mental, entre otras. El maestro deberá favorecer un entonces creativo y espacios especialmente adaptados para que el pensamiento creativo pueda fluir.

Es imperativo que los docentes no subestimen la creatividad, sino que la consideren un elemento inherente al proceso didáctico-pedagógico. Más allá de enseñar contenidos, deben tratar de llevar al individuo a desarrollar una forma de ser, y de considerarse siempre como un aprendiz, para ello, el docente debe ser un creador de situaciones y estrategias que permitan un mantener un aprendizaje perpetuo.

 Entonces, el impacto de la creatividad sobre los alumnos se deriva de la acción didáctica creativa promovida por el docente. El simple hecho de que el maestro pueda plantear escenarios y aplicar estrategias de aprendizaje en los cuales el alumno pueda reconocerse como actor principal de su desarrollo y que permitan  la expresión de los alumnos como seres pensantes, humanos y competentes, hará posible que exista una gran probabilidad de que el desempeño del alumnado sea muy satisfactorio.

La implementación de una pedagogía creativa promueve la motivación y la participación, así como la formación integral del ser humano. Teniendo en cuenta que el mercado laboral actual le adiciona una plusvalía a la persona creativa, que pueda llevar  a la institución empleadora a percibir otros horizontes y encaminarse hacia diferentes vías de desarrollo, se hace indispensable la creatividad en el ámbito profesional, ejercitada durante toda la formación educativa Es necesario que las nuevas generaciones, pese a los obstáculos que puedan presentarse, afronten la vida con motivación y confianza en sí mismas y den soluciones asertivas a los diversos problemas de la vida. Para tal fin, la educación en general, debe ir enfocada a formar personas únicas, competentes  y creativas. He ahí el gran reto de la educación actual.

Pedro Adalid es doctor en educación y profesor universitario de Políticas de Calidad Educativa y Planes de Mejora

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