VALÈNCIA. La UTE formada por las empresas constructoras Copcisa-Vialobra se ha adjudicado por 25 millones el contrato para las obras de construcción y equipamiento de los tramos subterráneos de la línea L10 de Metrovalencia, antigua línea T2, que Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) sacó a licitación por 33,2 millones el pasado mes de septiembre. Un paso importante en el devenir de esta infraestructura que supondrá el inicio de las obras a finales de enero de 2020 y, con ello, el arranque de una actuación que, una vez esté finalizada, permitirá conectar el centro de València con la zona de la Ciudad de la Ciudad de las Artes y las Ciencias y el barrio de Natzaret.
En concreto, la adjudicataria se encargará de la construcción de la superestructura de vía, arquitectura y equipamiento del tramo subterráneo de esta línea de metro que comprende las estaciones de Alicante, Russafa y Amado Granell, así como el equipamiento del túnel. El importe total para la construcción del conjunto de esta línea asciende a 50 millones de euros cofinanciados por la Unión Europea, a través del programa operativo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) de la Comunitat Valenciana 2014-2020, que aporta el 50%.
Al concurso que lanzó FGV se presentaron un total de 12 ofertas. Varias fueron las firmas interesadas en hacerse con esta importante obra que lleva parada desde 2011. Entre ellas pujaron Aldesa Construcciones; Azvi; Copcisa-Vialobra; Dragados; Becsa; Ferrovial Agroman en UTE con Cobra Instalaciones y Servicios; Cleop en UTE con Obras con Huarte Lain y Agrupación Guinovat Obras y Servicios Hispania; Rover Rail; Acciona en UTE con Torrescamara; SACYR en UTE con VIA Civil y Bertolín.
En su decisión final, FGV se ha basado en criterios económicos como técnicos. Y es que la oferta ganadora supone un 24% de ahorro respecto del importe que salió a licitación, explican a este diario fuentes de la Conselleria de Obras Públicas, Política Territorial y Movilidad.
De acuerdo con el pliego de condiciones, las actuaciones comprenden la reparación de la estructura construida, así como el diseño de otras nuevas; la instalación de la superestructura de vía, incluyendo los aparatos de vía, drenaje y canalizaciones laterales para alta tensión; y los trabajos de arquitectura de las tres estaciones que incluyen albañilería, acabados, pavimentos, revestimientos verticales y mobiliario.
También se incluyen instalaciones eléctricas y alumbrado; mecánicas, fontanería y saneamiento; ventilación, protección contra incendios; comunicaciones; medios de elevación (escaleras mecánicas y ascensores); señalización; y mobiliario. Está prevista también la urbanización de las áreas afectadas por la obra y en particular de los accesos a las estaciones y su entorno. El plazo de ejecución de esta obra será de 18 meses.
Precisamente este martes el presidente de la Generalitat, Ximo Puig; el alcalde de València, Joan Ribó, y el conseller de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, Arcadi España, hacían una visita para comprobar el estado de las obras de esta línea de Metrovalencia que combina tramos subterráneos y en superficie, con un recorrido de 5,3 kilómetros y 8 estaciones y paradas. De ellas, tres estaciones serán subterráneas, Alicante, Russafa y Amado Granell), y cinco en superficie, Hermanos Maristas, Ciudad de las Artes, Oceanogràfic y Natzaret.
A finalizar el recorrido, el jefe del Consell aseguró que el objetivo es claro: que en el verano de 2021 la L10 esté en pleno funcionamiento para dar servicio a los más de 3,5 millones de pasajeros que se prevé que vayan a utilizar esta línea. "Se trata de ir cosiendo la ciudad, de proyectar al máximo el transporte sostenible y una movilidad que haga más humana la ciudad", destacó el 'president', un objetivo compartido por Joan Ribó, quien puntualizó que la puesta en servicio de la L10 será "un paso muy importante para reducir las emisiones de dióxido de carbono y el efecto invernadero".
Ahora queda por saber si finalmente habrá conexión con la zona marítima y cómo será. Para ello, la intención de la Generalitat es presentar en el primer trimestre de 2020 la cronología de la ampliación de la red y, en consecuencia, esa posible conexión de la L10 con la Marina de València y el Cabanyal. "Desde el Ayuntamiento, una vez llegue la L-10 en 2021 a Natzaret nos planteamos su conexión hacia la zona de Cabanyal a través de la Marina", incidió el primer edil. Eso sí, se mostró mucho más reticente sobre una conexión de esta línea con el centro histórico. "Es más importante la conexión con la Marina y con el Cabanyal. Hay que priorizar", subrayó.
Sin embargo, el conseller España avanzó que esta posibilidad se está estudiando. "Es un volumen muy grande de recursos y hay que priorizar las necesidades de movilidad y acompasarlas con las posibilidades financieras de FGV. Queremos hacer las cosas bien, atendiendo a los criterios objetivos de movilidad, a las necesidades y programándolo de una forma que sea posible. Vamos a ver qué posibilidades tenemos", señaló.
Las primeras obras de esta infraestructura comenzaron en el año 2006 y se paralizaron en el año 2011, por falta de presupuesto, después de invertir alrededor de 200 millones de euros. En junio de 2017 el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, anunció que la Generalitat retomaría las obras con la financiación de la Unión Europea.
Con este propósito, a finales de 2018, FGV licitaba por 4,8 millones las primeras obras de esta línea consistentes en la construcción de la rampa de conexión entre el tramo subterráneo y el de superficie en la calle Amado Granell y la prolongación tranviaria hasta Hermanos Maristas. También la construcción al aire libre de la parada del mismo nombre, una actuación que se adjudicó FCC Construcción.
Tras estas dos primeras actuaciones, la Generalitat tiene previsto licitar a principios de año los proyectos constructivos correspondientes a electrificación, acometidas y subestaciones; la señalización y comunicaciones; y la adecuación del tramo y paradas en superficie y la construcción de los depósitos provisionales, con un presupuesto en conjunto de unos 21 millones de euros.