ALICANTE. Las empresas familiares de la provincia de Alicante se han convertido en objeto de deseo de los grandes capitales nacionales e internacionales. Una situación complicada tras encadenar dos años de pandemia con uno de espiral inflacionista y crisis de materias primas, y un momento próximo al relevo generacional en el ciclo de muchas de esas empresas, se han combinado con la sobreabundancia de liquidez que aún hay en el mercado, y una subida de tipos que contrae las valoraciones de las empresas.
Así, si en 2021 ya se vivió un fenómeno similar al de 2014, año que marcaba el final de la crisis anterior (con las adquisiciones de Goldcar e Inaer por parte de empresas extranjeras), con cinco operaciones en tres meses que incluían la venta de la farmacéutica alcoyana Korott o la empresa de muebles de baño Nuovvo a fondos de inversión, en 2022 la tendencia se ha acelerado. En lo que va de año se han vendido tres empresas familiares históricas de la provincia, y han trascendido las negociaciones de otras dos para pasar a manos de dueños extranjeros.
La primera operación de 2022 que involucraba a una firma familiar de la provincia de Alicante se cerró el pasado mes de junio, aunque en este caso con compradores también familiares y del sector: las turroneras Sanchis Mira (fabricante de Antiu Xixona) y Turrones Picó cerraban la adquisición de la histórica chocolatera El Clavileño, de La Vila. La operación, que en principio mantenía en sus funciones al equipo directivo y la operativa comercial, permitía garantizar la continuidad de la empresa tras unos ejercicios en pérdidas, y a Sanchis Mira sumar una nueva marca a su línea de chocolate.
En el mismo mes de junio la multinacional británica Rentokil anunciaba la adquisición de otra firma histórica familiar de la provincia de Alicante, líder en su sector: el del control de plagas. Rentokil, en plena fase de expansión en España, integraba a su grupo a la empresa Laboratorios Lokímica, con 300 empleados y 13 millones de negocio. En este caso la empresa ya estaba gestionada por la segunda generación, tras fallecer su fundador en 2013, y en principio el acuerdo pasa por mantener la independencia en su gestión, aunque Rentokil ya ha situado a sus propios administradores al frente.
La última operación se anunciaba hace justo una semana, cuando el Grupo Pascual, líder en el sector alimentario español, hacía oficial la adquisición de otra empresa familiar de la provincia, y también un referente en su sector: Café Jurado. En este caso es también una empresa familiar la que se hace con la firma alicantina, en una operación que permite garantizar su viabilidad y que suma a Pascual una plantilla de 100 empleados y un negocio de 20 millones, además de una historia centenaria. Café Jurado estaba dirigido por la tercera generación de la familia.
A estas tres operaciones ya formalizadas, se suman otras dos que si nada se tuerce se cerrarán antes de finalizar el año: la venta de la firma de puericultura ligera Suavinex a la multinacional francesa Peek-a-Boo, que ya está evaluando la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC); y la de Cerámicas La Escandella, el gran fabricante de tejas alicantino, al fondo de inversión Lone Star, dueño desde el pasado marzo de la valenciana Tejas Borja. En este caso, la CNMC ya ha dado su visto bueno a la operación de concentración en una primera fase.
La venta de Suavinex, cuyas negociaciones desveló Alicante Plaza, llega justo antes de afrontar el relevo generacional en la firma fundada por Rafael Lubián. Tras unos años complicados con la pandemia, la caída de la natalidad en sus mercados maduros y la dificultad para introducirse en otros nuevos, como en China (donde abrió en 2016), la familia optó por estudiar su integración en una multinacional que permitiese potenciar su plan de internacionalización. En cuanto a La Escandella, la decisión de vender la empresa por parte de los hermanos Román obedece directamente a la falta de relevo.