Foto: EDUARDO MANZANAVALÈNCIA. Luz verde para el inicio de la tramitación de un nuevo desarrollo residencial en València. LandCo, filial de promoción de suelo de Banco Santander, y la valenciana Urbem han conseguido la aprobación del Ayuntamiento de València para iniciar la tramitación de un sector en el barrio de San Marcelino. Un visto bueno de la corporación municipal que supone el pistoletazo de salida a la generación de un nuevo PAI para levantar cerca de 750 nuevas viviendas en el 'Cap i Casal'.
Este ámbito urbanístico, de más de 87.000 metros cuadrados, se ubica en el barrio de San Marcelino, concretamente en la intersección de la calle San Vicente con la avenida Doctor Tomás Sala. Linda, por tanto, con el acceso ferroviario a la Estación del Norte y se encuentra a unos metros del nuevo hospital La Fe. Se trata de una de los pocas unidades de ejecución pendientes en la ciudad y que, además, forma parte del 'megaproyecto' del Parque Central.
El objetivo de esta actuación es completar esta zona, pero también integrarla con el trazado del resto del barrio ya consolidado. Para ello, la intención es seguir con la prolongación de la calle San Vicente, enlazándola, a su vez, con el futuro gran bulevar García Lorca, proyectado por el Ayuntamiento de València, y que sustituirá la actual playa de vías que discurre sobre la superficie y que parte València en dos.
LandCo y Urbem conformaron en septiembre de 2020 una Agrupación de Interés Urbanístico para urbanizar este entorno al poseer el 63% de la superficie total del PAI. Su diseño contempla la continuación de la trama urbana, tanto a nivel de alturas, como de diseño urbanístico. Por ello, de los cerca de 12 edificios que incluye, los más altos se sitúan en el extremo central del sector, en la avenida Doctor Tomás Sala, en línea con las construcciones ya existentes.
Así, de los 87.000 metros cuadrados totales de superficie, más de 30.000 son para uso residencial, lo que equivale a unas 750 viviendas. De ellas, el 25%, es decir, cerca de 188, serán protegidas, VPO. Además, el planeamiento reserva más de 11.000 metros cuadrados para uso terciario; 8.800 metros cuadrados para equipamientos, mientras que 32.000 metros cuadrados serán zonas verdes.
Este boceto modifica ligeramente el planeamiento que recogía el Plan General de Ordenación Urbana de València (PGOU) al existir ciertos elementos que imposibilitaban su ejecución. No obstante, esos cambios han sido admitidos por la corporación municipal porque entran dentro del ámbito de actuación y no modifican aspectos de edificabilidad o superficie.
Uno de los problemas era que en origen se proyectaba la construcción de un colegio sobre uno de los colectores que atraviesa la ciudad. Una circunstancia que se ha tenido que corregir puesto que sobre estas infraestructuras no se puede cimentar. Pero, también, los impulsores del PAI han ampliado las zonas verdes en 8.800 metros cuadrados y han pedido el certificado BREEAM para todo el sector, siendo el primer proyecto urbanístico en València en contar con este sello de sostenibilidad.
Lo cierto es que el proyecto lleva fraguándose desde hace tiempo. No obstante, fue hace cuatro años que LandCo y Urbem se aliaron para movilizar esta bolsa de suelo. La filial del Banco Santander posee grandes bolsas de suelo, heredadas de la crisis inmobiliaria de 2008, no solo en el territorio valenciano, sino en toda España. En su ADN está la promoción y gestión de suelos para convertirlos en finalistas y venderlos a terceros, aunque también hacen promoción de viviendas. Por su parte, Urbem es una histórica promotora valenciana que a lo largo de sus 47 años ha construido más de 2.500 viviendas, garajes, trasteros, locales comerciales y oficinas.
Desde que ambas constituyeran la Agrupación de Interés Urbanístico, es decir, la figura conocida como agente urbanizador, han mantenido varias con el Ayuntamiento de València para modificar el planeamiento inicial, analizar la viabilidad del proyecto y encarar el procedimiento. También, se ha abierto un diálogo con los vecinos y ha habido encuentros con asociaciones para conocer sus demandas y abrir un proceso de participación con el fin de incorporar sus propuestas al diseño.
En cualquier caso, la versión definitiva llegará con el final del proceso, un camino administrativo que se inicia ahora. Todavía queda el trámite medioambiental, la reparcelación y la urbanización del sector. Sin embargo, según destacan sus promotores, esta resolución municipal supone un importante hito porque implica el arranque de la operación y la activación de la maquinaria para en unos años aumentar la oferta de obra nueva en la ciudad.
