CASTELLÓ. Hace ya tres años que la covid-19 se extendió por el mundo con una rapidez sin precedentes. Desde entonces, la sociedad se ha enfrentado a una de las mayores crisis sanitarias de su historia: la pandemia del coronavirus. Según los expertos en epidemiología, "la mayor del siglo XXI tras la pandemia de gripe de 1918". Con más de seis millones de vidas perdidas en todo el mundo, más de setecientos sesenta millones de casos confirmados y economías totalmente devastadas, el impacto del coronavirus ha sido profundo y duradero. Y ha dejado una serie de secuelas muy difíciles de borrar. Secuelas ya no solo sociales o económicas, sino también en la salud de miles y miles de personas.
Y es que, a medida que durante estos tres años el virus ha ido extendiéndose, una nueva y misteriosa condición ha surgido en su estela: la covid persistente. También conocida como síndrome post-covid o covid de larga duración, esta condición afecta a personas que han contraído el virus pero que siguen experimentando síntomas semanas, meses e incluso años después de su recuperación aparente. Los síntomas varían ampliamente, desde fatiga crónica y dificultades respiratorias, hasta dolores de cabeza y pérdida del sentido del olfato y el gusto.
En la Comunitat Valenciana más de un millón y medio de personas se han contagiado del virus desde que estalló la pandemia, según las cifras oficiales de la Conselleria de Sanidad. De estas, cerca de 200.000 tienen covid persistente y presentan secuelas muy variadas. Aunque la mayoría de personas que se contagian de covid-19 se recuperan por completo en unas pocas semanas, algunas experimentan síntomas prolongados y debilitantes que pueden afectar a su calidad de vida y a su capacidad para realizar actividades diarias. Los síntomas comunes de la covid-19 persistente incluyen fatiga, dolor de cabeza, dificultad para respirar, dolor en el pecho, tos persistente, dolor muscular y articular, palpitaciones, pérdida de olfato o gusto, problemas gastrointestinales y problemas neurológicos como niebla cerebral y problemas de memoria.
Aunque es una enfermedad que cada vez afecta a más personas, a día de hoy se desconoce la causa exacta de la covid persistente. Según apunta la doctora en Medicina Preventiva y Salud Pública y subdirectora general de Epidemiología y Vigilancia de la Salud, Hermelinda Vanaclocha "todavía hay que definir bien qué significa covid-19 persistente porque todavía no esta ni siquiera suficientemente claro, hay muchos estudios, hay equipos de investigación en todo el mundo que están analizando qué es lo que debemos llamar covid persistente y cómo atajarlo desde una perspectiva terapéutica". "Va a pasar mucho tiempo hasta que lleguemos a definir bien esta enfermedad, aunque se está estudiando mucho este nuevo problema todavía no hay soluciones", señala la experta en epidemiología.
Para conocer la realidad que viven las personas afectadas por la covid persistente, este diario ha contactado con tres personas que siguen arrastrando las secuelas de esta enfermedad desde que se contagiaron por primera vez. A ellos el virus les ha cambiado la vida drásticamente y los síntomas prolongados han tenido un impacto muy significativo en sus capacidades para trabajar, socializar o, simplemente, poder disfrutar de la vida. Por no hablar del impacto en su salud mental y emocional, puesto que muchos pacientes se han visto sumidos en la depresión y la ansiedad por la incertidumbre y el dolor crónico que padecen.
"La covid me ha dejado sin ganas de vivir"
Laura Martínez es vecina de Moncofa y tiene 56 años. Tal y como apunta a este diario, se contagió de coronavirus en octubre de 2020, hace casi tres años. Sin embargo sigue sufriendo los síntomas que tuvo cuando contrajo el virus. Por aquél entonces nadie hablaba de covid persistente y reconoce que, a día de hoy, los médicos no han sido capaces de diagnosticarla de esta enfermedad. "Yo ya tenía fibromialgia antes de contagiarme de covid-19 y también estoy operada del corazón, el coronavirus lo que ha hecho ha sido acrecentar todas mis dolencias. Pero esto es insufrible porque los síntomas no se han llegado a ir nunca, es como una rueda, tengo fatiga, conjuntivitis y fotosensibilidad crónica, no logro ver bien las letras del ordenador y no puedo caminar durante mucho tiempo porque desfallezco", explica Laura. "A mi la covid no me ha matado pero me ha dejado sin ganas de vivir, no me atrevo a hacer una vida normal, mi cuerpo ha quedado totalmente diferente a como era antes, antes andaba muchísimo y ahora soy incapaz de caminar", confiesa.