VALÈNCIA. Hace apenas unos días que el Museu de Belles Arts de València (Mubav) inauguraba cuatro nuevas salas de colección permanente centradas en el paisaje y el retrato, una reordenación del espacio que tuvo un efecto directo: la eliminación de la sala dedicada a artistas mujeres. Tal y como desveló este diario, la pinacoteca ha decidido cerrar la sala de colección permanente, que abrió sus puertas en 2022 con el objetivo de “reivindicar el talento femenino que durante siglos ha sido ocultado”. Algo más de un año después, el espacio ha desaparecido del mapa del centro, una sala actualmente ocupada por ocho bustos de Mariano Benlliure. El movimiento ha generado críticas entre algunos representantes del sector cultural, que piden que el contenido que ocupaba la sala se "reintegre" en el nuevo ordenamiento del museo, así como que se "priorice" la compra de obras de autoría femenina.
Así lo ha exigido la asociación Mujeres en las Artes Visuales (MAV) en un escrito que también ha sido remitido al museo, un texto en el que, si bien valoran la “sensibilidad” de la dirección en la construcción de relatos que incorporan la memoria creativa de las mujeres, muestran su “sorpresa” ante el cierre de la sala, una decisión que ha dejado fuera del recorrido expositivo una parte de la ya pequeña colección de piezas de autoría femenina del centro. Es La chula, de María Sorolla, La matanza de los inocentes, de Rosario de Velasco y Retrato de mujer, de la escultora Emilia Torrente las que han encontrado acomodo en las salas, una presencia que desde la asociación califican de "insuficiente". El resto, ha regresado a los almacenes. Tal y como explicaron desde el museo, la intención es que, conforme se vaya reordenando el discurso del resto de espacios, vuelvan a exponerse algunas de las retiradas, en este caso integradas en su contexto, aunque no todas volverán a los muros del centro.
La asociación ha apuntado en un comunicado que las obras de artistas mujeres apenas representan el 0,4 por ciento de las expuestas, por lo que "ofrece una visión incompleta y parcial de la historia del arte y no concuerda con las demandas de igualdad presentes en la sociedad", con lo que ha exigido al museo que se incorporen de nuevo piezas como el óleo París, vista desde Suresnes, de Adrienne Guillou; las obras de la valenciana Elena Carabia, Paisaje y Un banco en el parque, así como al busto Muchacha latina de Marthe Spitzer. “Aunque entendemos la dificultad de que los museos históricos tengan colecciones paritarias, la reciente historiografía revela la alta participación de las artistas en las exposiciones y en la vida artística del XIX, más intensa todavía más en las tres primeras del XX. Hoy el museo no refleja lo realmente ocurrido, sino el tamiz que dejaba siempre en los márgenes a las mujeres”.
En el comunicado emitido por la asociación, sus integrantes ponen el foco también en la política de adquisiciones del museo y critican la baja presencia de obras firmadas por mujeres en las obras más recientes. "Creemos imprescindible que el museo se comprometa a subsanar este tremendo desequilibrio, que priorice las obras de artistas mujeres en su programa de compras y que paralelamente promueva una política activa de donaciones, depósitos, legados o daciones en pago que permitan completar la colección. La presencia residual de las artistas en esta y, consecuentemente en su exposición permanente, ofrece una visión incompleta y parcial de la historia del arte y no concuerda con las demandas de igualdad presentes en la sociedad".
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