Vox enseña las garras al PPCV de Mazón y Catalá
Vox enseña las garras al PPCV de Mazón y Catalá
VALÈNCIA. Una de las atracciones de la política valenciana en esta legislatura recién estrenada es observar el comportamiento de Vox en relación a su socio general, el Partido Popular. Hasta el momento, el balance resultante refleja un gran contraste entre la conexión que se percibe en el Gobierno autonómico y el ambiente enrarecido que se manifiesta en el Ayuntamiento de València.
La principal causa de esta diferencia resulta obvia. El líder del PPCV, Carlos Mazón, se apresuró a llegar a un pacto para la entrada de Vox en el gobierno pocos días de su victoria en las urnas. El motivo era claro: el dirigente popular necesitaba los votos del partido de Santiago Abascal para ser investido como presidente de la Generalitat, por lo que optó por alcanzar un acuerdo exprés para todo el mandato y evitar una larga negociación que pudiera conllevar un desgaste sobre su figura. Una estrategia que algunos discutieron -fue utilizada para atacar a Núñez Feijóo en vísperas de las elecciones generales- pero que resultó efectiva para el líder valenciano.
En cambio, la entonces candidata del PP al Ayuntamiento de València, María José Catalá, disponía de mayor flexibilidad a la hora de negociar con Vox, puesto que en los consistorios prevalece el criterio de ser la fuerza más votada en el caso de no alcanzar la mayoría absoluta. Así, la dirigente popular pudo recibir la vara de mando sólo con los favorables de su partido -los cuatro concejales de Vox votaron a su candidato, Juan Manuel Badenas- y de esta manera convertirse en alcaldesa sin alcanzar ningún compromiso para incluir en el gobierno municipal a los 'voxistas'.
Vox enseña las garras al PPCV de Mazón y Catalá
Dos situaciones distintas que han conllevado dos relaciones muy alejadas. Si bien en el Consell ha existido en algún momento discrepancias o puntos de vista diferentes que se han exhibido públicamente, en el Ayuntamiento de València la relación, especialmente tras la vuelta del verano, está presidida por una tensión casi constante por la reivindicación de Vox de entrar en el gobierno municipal, algo que por el momento no ha conseguido. De hecho, el pasado viernes impidió con su voto que el PP sacara adelante el nuevo organigrama de la EMT y Badenas anunció además que rechazarían las ordenanzas fiscales propuestas por Catalá que incluyen una bajada de impuestos.
¿Se suavizará la relación si finalmente hay acuerdo y Vox logra gestionar áreas en el consistorio? Es probable que inicialmente así sea. No obstante, la sensación que se viene trasladando es que la sintonía personal entre Catalá y Badenas no es buena y viene de largo. El ahora portavoz de Vox fue rector de la Universidad Internacional Valenciana (VIU) entre 2011 y 2014, cuando dimitió después de la compra de la institución académica por parte del Grupo Planeta, precisamente en una etapa en la que Catalá era consellera de Educación. Estos antecedentes contribuyen a que existan más dudas de si habrá una relación fluida aunque se produzca un acuerdo para que Vox entre en el gobierno local.
En la otra orilla parece encontrarse el trato entre el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, y el vicepresidente primero, Vicente Barrera (Vox). Aunque la relación partía prácticamente de cero, las distintas fuentes consultadas por este diario coinciden en que está siendo "cercana y afectuosa". Lo cierto es que se han producido pocas discrepancias entre PP y Vox en el seno del Consell e incluso en algún momento, los problemas han sido abortados por la intervención del propio Mazón mediando con Barrera. Ejemplo de ello fue cuando el vicepresidente emitió un duro tuit contra Núñez Feijóo acusándole de "escupir en la cara" a Vox cuando los populares no le cedieron a esta formación un puesto en la mesa del Congreso. Un mensaje que fue borrado de la red social tras una llamada de Mazón a Barrera.
Unos hechos que evidencian la diferencia del clima entre la relación PP-Vox en la institución autonómica y la municipal: los más optimistas creen que la relación se suavizará en el consistorio en cuanto se produzca un pacto que algunas fuentes populares ven "cercano". En la otra orilla, otros opinan que en líneas generales el escenario en el Ayuntamiento de València va a ser más crispado durante los próximos cuatro años que en la Generalitat.