VALENCIA.- Dejamos atrás 2020, un año tan malo en el plano sanitario y social que inevitablemente hizo que fuera igual de negativo en lo económico. Y nos dispusimos a comenzar 2021 deseando pasar página, sacudirnos esa pesadilla e iniciar una senda de recuperación sin mirar atrás. Pero nada cambia de hoy para mañana, salvo las decisiones políticas, quizá porque la mayoría de sus señorías carecen de memoria, sin que tenga que ser histórica, porque hay días que parece, más bien, histérica.
Y estamos a punto de cerrar el primer trimestre de 2021, el año de las vacunas, del maná en forma de fondos europeos, el año, en definitiva, de la recuperación y poco parece haber cambiado. La incertidumbre sigue siendo la principal referencia cuando preguntas por igual a autónomos o a responsables de pymes o grandes empresas.
Cabe señalar que, no obstante, febrero nos ha empezado a mostrar un camino de reactivación. Un camino creado y señalizado por la propia iniciativa empresarial, sin más apoyo que el de la economía colaborativa, la unión de gremios, en algunos casos o el apoyo externo que puedan prestar esas empresas que apoyan a empresas: consultoras.
Las consultoras hemos lidiado, en estos últimos meses, con firmas ‘muy tocadas’ en sectores, otrora pujantes, como el del calzado, a los que la ausencia de ferias o promociones internacionales les pasa factura.
Nos ha alegrado comprobar como hay campos de actividad que han reforzado, en cambio, su fabricación y ventas como los que tienen que ver con componentes o transformadores eléctricos. Hemos ayudado a empresas de ropa y complementos de bebé para liberar stock en este tiempo de impasse.
A los consultores nos preocupa que este momento de parálisis pueda enquistar los procesos de relevo generacional en empresas familiares, ver cómo firmas del mueble llenan sus almacenes de producto inmovilizado en espera de que se resuelvan esos proyectos contract para decoración de espacios de oficina u hoteles.
Debemos hacer un esfuerzo por estar del lado de esas empresas que posponen un mes más la decisión de resolver ERTEs o redefinir plantillas a través de EREs, son decisiones que conviene no tomen solas y para las que necesitan la máxima información y ayuda posible.
La salud de nuestras empresas está ávida de apoyos reales y garantías fiscales y financieras que aseguren la senda de su reactivación
Se ha podido comprobar también como la red, internet, ha abierto a otras empresas un canal de venta y posibilidades, antes no explorado. En algunos casos, simbólico, en otros para salvar el tipo en periodos crudos, pero a algunos más les ha supuesto una reconversión positiva de su modelo de negocio. En mi caso, lo he podido constatar en empresas comercializadoras de azulejos que han incrementado sus ventas un 24% u otras tan dispares como viveros o del sector del descanso (colchones) que han reforzado su canal online un 40%.
Pero en todo este proceso de incertidumbre prolongado que ha obligado y sigue obligando a las empresas a revisar al alza su ‘vena’ colaborativa, que les ha hecho replantearse, cuanto menos, sus métodos, procesos o modelo de negocio; en definitiva, un proceso que implica una transformación digital y exige valores que tiendan a la sostenibilidad, aquí sí que se precisa resolver de manera ágil las ayudas en forma de fondos europeos.
El empresario valenciano siempre ha tenido los pies en el suelo, por eso quizá el entramado de nuestro sector productivo sigue siendo una amalgama de micro pymes y pymes, principalmente. De ahí que cuando se clarifique la llegada de los fondos, para todos ellos, compense y resulte de valor gestionar la petición de los mismos. Aún resulta triste comprobar como hay muchos empresarios que dudan de la veracidad de que existan ayudas o de la reticencia a solicitarlas por ‘pánico burocrático’, pero también es desalentador comprobar cómo se ha institucionalizado esa figura de ‘empresa zombi’ que vive exclusivamente de encadenar subvenciones y que nunca acaba de transformarse en algo rentable, útil para la sociedad, ni mucho menos autosuficiente.
La salud de nuestras empresas está ávida de apoyos reales y garantías fiscales y financieras que aseguren la senda de su reactivación y recuperación de una manera veraz. Háganlo fácil, hagámoslo posible, los fondos Next Generation UE pueden ser una oportunidad para todos.
José Alamar es gerente de Resultae