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Las garantías para los 100.000 británicos residentes en la Comunitat Valenciana siguen en el aire

15/05/2020 - 

BRUSELAS. El negociador europeo para el acuerdo post Brexit, Michael Barnier, volvió a mostrar su decepción tras presentar los resultados de la tercera ronda de negociaciones con sus homólogos británicos para llegar a acuerdo comercial y económico futuro. La salida delReino Unido de la Unión Europea no ha dejado clara la postura del gobierno de Boris Johnson respecto a los derechos de los ciudadanos europeos en suelo británico y, por tanto, Europa responderá con reciprocidad en este aspecto.

En esta ronda de negociaciones, los debates permitieron aclarar una serie de cuestiones en áreas como el comercio de mercancías, el transporte o la participación del Reino Unido en futuros programas de la Unión. También se inició un diálogo sobre la pesca, incluso con las posiciones muy alejadas. Pero no  se pudo avanzar en ninguno de los otros temas más difíciles, incluida la reciprocidad entre los ciudadanos de ambos lados.

“Los Estados miembros han sido muy claros en cuanto a que, sin igualdad de condiciones y sin un acuerdo sobre la pesca, no habrá un acuerdo de asociación económica y comercial”. Así se expresó Barnier durante la rueda de prensa, con una voz que reflejaba su desánimo respecto a la intransigente postura británica que, insistió, “no refleja la realidad” con su respuesta del “no a todo".

“Esto me hace creer que todavía hay una verdadera falta de comprensión en el Reino Unido sobre las consecuencias objetivas, y a veces mecánicas, de la elección británica de abandonar el Mercado Único y la Unión Aduanera”. Barnier no escatimó adjetivos a la hora de describir estas negociaciones “decepcionantes”, en las que el Reino Unido rechaza toda reciprocidad en el acuerdo.

Un ejemplo es el rechazo de la reciprocidad en el intercambio de bases de datos biométricos para el intercambio de datos, la neutralidad en la emisión de carbono y la lucha por el campo climático, el reconocimiento de la Convención de Derechos Humanos. “La Unión exigirá garantías en la protección de los consumidores y del medio ambiente, y no vamos a renunciar a ello en beneficio del mercado británico”, agregó Barnier, con un tono cada vez más duro.

El Reino Unido se ha fijado un objetivo de neutralidad de carbono. Dice que quiere mantener altos estándares sociales y ambientales, incluso más altos que los nuestros. Eso debería permitir entablar debates detallados sobre estos puntos, dar garantías concretas, mutuas y recíprocas, e identificar los instrumentos apropiados.

Sin embargo, el Reino Unido rechaza esta discusión. Incluso se ha escuchado a Michael Gove sugerir que el Reino Unido podría renunciar al objetivo de "aranceles cero, cuotas cero", con la esperanza de ser liberado de las obligaciones de igualdad de condiciones.

Esta propuesta equivaldría a restablecer aranceles y cuotas con la Unióm, algo que no se ha visto en décadas. “La Unión no quiere tal anacronismo”, lamento Barnier. Además, este enfoque implicaría una negociación detallada y altamente sensible de cada línea arancelaria. “Vimos recientemente, con Japón y con Canadá, que esto lleva años”, añadió. 

Cooperación policial

En la cooperación policial y judicial en materia penal, siguen enfrentando dos obstáculos fundamentales. Por un lado, el Reino Unido se niega a comprometerse a garantizar la protección de los derechos fundamentales y las libertades individuales resultantes del Convenio Europeo de Derechos Humanos, según lo acordado en la Declaración Política.

En segundo lugar, insiste en reducir las normas actuales y desviarse de los mecanismos acordados de protección de datos, hasta el punto de que incluso está pidiendo a la Unión que ignore su propia ley y la jurisprudencia del Tribunal de Justicia europeo sobre datos de pasajeros ("normas PNR"). “Eso es, por supuesto, imposible”, exclamó Barnier.

La cuestión de la reciprocidad de los intercambios de datos entre el Reino Unido y el Estado miembro también es importante. El Parlamento Europeo recordó esto en su sesión plenaria, al pedir que todos los intercambios de datos biométricos, conocidos como el programa Prüm, sean recíprocos con le Reino Unido.

Fue un resumen lúcido, sincero y “decepcionante” de esta ronda. “Una negociación injusta no es buena para nadie. Por ello, sin un acuerdo sobre la pesca, tampoco habrá acuerdo comercial, de servicios o de transporte, si sus conductores no tienen las mismas condiciones que los nuestros. ¿Por qué debemos favorecer a los transportistas británicos mientras los nuestros se quedan sin trabajo porque sus condiciones laborales son más exigentes?”. Barnier ha ido dejando claro que no se va a negociar por separado ningún punto, mientras no se vaya llegando a acuerdos paralelos.

El negociador de a Comisión europa apeló al faire-play y expresó su deseo de que “el Reino Unido deber ser realista, no puede tener lo mejor de ambos lados”. Barnier serenaría a que la parte británica sigue insistiendo en tener todas las libertades y facultades de decisiones como sis estudiar dentro de la Unión europea, peor sin sus obligaciones.

Sin aranceles

El Reino Unido insiste en un acuerdo sin aduanas ni aranceles y con libertad de movimiento para sus ciudadanos, pero sin garantizar los mismo para la parte europea. “Los derechos de los ciudadanos son primordiales para ambos lados y su tratamiento deber ser recíproco”, exigió Barnier, que no ve esta voluntad en los negociadores británicos. “Nos han pedido libertad para ellos, pero no podemos aceptar discriminación del otro lado”, añadió.

“Seguimos calmos, fríos y respetuosos”, manifestó Michael Barnier en un tono que reflejaba lo contrario, “Tampoco podemos aceptar la posición maximalista sobre la pesca pro parte del Reino Unido, que pretende negociar las cuotas cada año obviando el derecho histórico, los de los pescadores del otro lado, las cuestiones comerciales…”. Éste va a ser uno de los caballos de batalla de la negociación, ya que la posición británica se mantiene inalterable desde el minuto uno.

“No hay optimismo”, expresó Barnier. “Los británicos no se han dado cuenta de las consecuencias del Brexit y el tema financiero también es parte de este acuerdo. Deben tomarse decisiones equivalentes para ambas partes con acuerdos comerciales paralelos para proseguir las negociaciones”. en este sentido, Barnier explicó que los británicos se escudan en que la Unió no quiere negociar, “cuando es al revés”. Y comentó que, “de forma irrisoria, pretender mantener todos los derechos aduaneros, sin negociar el resto del acuerdo”.

El negociador de la Comisión declaró que “los británicos enarbolan la bandera de la soberanía británica y nosotros la respetamos, pero de igual modo los británicos deben respetar la nuestra”. Y manifestó que “intentamos traducir jurídicamente lo que Boris Johnson plasmó en su Declaración Política”, justificando las acusaciones británicas. “No es una táctica por nuestra parte, sino que es preciso plasmar en un documento jurídico lo que se acordó políticamente”, añadió.

La parte europea insistió, de nuevo, en la necesidad de prolongar las negociaciones más allá de diciembre de 2020, ya que “seguimos esperando que el Reino Unido haga públicos sus propios textos en breve, para que podamos compartirlos con los Estados miembros y el Parlamento Europeo”. La respuesta tendrá que darla el Reino Unido en junio, algo que hasta ahora ha manifestado en sentido contrario.

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