VALENCIA. La saturación de estrenos seriéfilos en ocasiones eclipsa títulos que en otros tiempos estarían en boga de gran parte de los aficionados a la series. Pese a recabar excelentes críticas, si además han tenido un arranque lento y audiencias discretas, su repercusión se complica. Somos optimistas y confiamos en que, más tarde o más temprano, si la cadena matriz mantiene su apuesta, brillarán y ocuparán el lugar que merecen.
Es el caso de Quarry, la miniserie de ocho episodios producida por Cinemax, que acaba de finalizar su primera temporada en EEUU, con un último capítulo merecedor, como mínimo, de un Emmy por su dirección. ¿Qué es lo que hace tan sugerente este título? ¿Cuáles son las joyas ocultas detrás de Quarry?
Mitad héroe, mitad antihéroe
Mac Conway (Logan Marshall-Green) es un marine que regresa a su casa en Memphis después de haber estado en Vietnam. Es 1972. El rechazo social hacia el conflicto bélico está en su punto álgido. Su retorno, en consecuencia, no puede ser más frío. Mac es repudiado por su familia, amigos, opinión pública y medios de comunicación. Las heridas psicológicas, además, son evidentes, y su matrimonio con Joni (Jodi Balfour) no va bien. La falta de opciones para encontrar empleo, y sobre todo, su sentido de la lealtad hacia su mejor amigo Arthur (Jamie Hector), le empujan a convertirse en un asesino a sueldo, con el apodo de Quarry, dentro de una red criminal liderada por El Broker (Peter Mullan).