La miniserie de Cinemax ha finalizado su primera temporada en Estados Unidos sin excesiva repercusión, pese a ser uno de los estrenos más brillantes del último trimestre en la televisión por cable. La obra contiene algunas joyas ocultas que los amantes de las series no deberían perderse
VALENCIA. La saturación de estrenos seriéfilos en ocasiones eclipsa títulos que en otros tiempos estarían en boga de gran parte de los aficionados a la series. Pese a recabar excelentes críticas, si además han tenido un arranque lento y audiencias discretas, su repercusión se complica. Somos optimistas y confiamos en que, más tarde o más temprano, si la cadena matriz mantiene su apuesta, brillarán y ocuparán el lugar que merecen.
Es el caso de Quarry, la miniserie de ocho episodios producida por Cinemax, que acaba de finalizar su primera temporada en EEUU, con un último capítulo merecedor, como mínimo, de un Emmy por su dirección. ¿Qué es lo que hace tan sugerente este título? ¿Cuáles son las joyas ocultas detrás de Quarry?
Mac Conway (Logan Marshall-Green) es un marine que regresa a su casa en Memphis después de haber estado en Vietnam. Es 1972. El rechazo social hacia el conflicto bélico está en su punto álgido. Su retorno, en consecuencia, no puede ser más frío. Mac es repudiado por su familia, amigos, opinión pública y medios de comunicación. Las heridas psicológicas, además, son evidentes, y su matrimonio con Joni (Jodi Balfour) no va bien. La falta de opciones para encontrar empleo, y sobre todo, su sentido de la lealtad hacia su mejor amigo Arthur (Jamie Hector), le empujan a convertirse en un asesino a sueldo, con el apodo de Quarry, dentro de una red criminal liderada por El Broker (Peter Mullan).
“No hay mayor retrato de heroísmo que servir en el ejército. Y no hay mayor retrato de villanía que matar a la gente por dinero”, explican los creadores de la serie, Graham Gordy y Michael D. Fuller. “Quarry está tratando de vivir en estos dos lugares, desilusionado por el heroísmo que pensaba que iba a tener y no ha obtenido, y a la vez horrorizado por los crímenes que está cometiendo”.
El trastorno por estrés postraumático de Mac (o Quarry) debido a su experiencia en Vietnam, le hace viajar entre lo real y el delirio. Las consecuencias psicológicas de una experiencia devastadora, como puede ser una guerra, hoy en día están perfectamente diagnosticadas, pero por entonces no se sabía ni que existían. Muchos soldados que fueron a Vietnam lo padecieron. Cuando volvían a casa, no entendían por qué vivían en un perpetuo tormento. Esa falta de comprensión y empatía hacia los veteranos de guerra por parte de la sociedad norteamericana a principio de los 70 nos sitúa en un lugar privilegiado en el relato.
En Memphis murió asesinado Martin Luther King. En sus calles se hizo grande el blues, el góspel y la música country. Fue el hogar de B. B. King, Roy Orbison, Johnny Cash y Elvis Presley. Cada rincón respira tristeza, intolerancia racial y pobreza. Es el espejo idóneo para la depresión de Quarry, que vaga como un alma en pena por los rincones de este escenario tan atrayente desde el punto de vista visual. Greg Yaitanes, director de los ocho episodios, explota el ambiente con un gusto exquisito. La temporada está salpicada, además, por actuaciones musicales deliciosas, que nos recuerdan a Tremé. El homenaje a Memphis es una de las perlas ocultas más sugerentes.
El contexto histórico redunda en ese estado de ánimo. Los personajes presencian por televisión los Juegos Olímpicos de Múnich, la masacre terrorista contra miembros del equipo olímpico israelí, los avances sobre Vietnam, y las elecciones en las que Nixon fue reelegido presidente. La violencia racial, la guerra, el terrorismo, y la actualidad política, contagian esa percepción de estar en un callejón sin salida, en un mundo desasosegante. En una Norteamérica patética.
Quarry está escrita por dos pesos pesados del guión, los creadores de Rectify Graham Gordy y Michael D. Fuller, y está basada en la colección de novelas del escritor noir americano Max Allan Collins. Más conocido por su novela gráfica Camino a la perdición, llevada al cine por Sam Mendes, escribió la saga durante los años setenta. Es decir, la historia respira esa década por todos sus poros desde el minuto uno.
La dirección de todos los capítulos corre a cargo de Greg Yaitanes, en una de las direcciones más espectaculares y personales de la temporada, al reproducir, sin apenas molestar, la claustrofobia del personaje y de la época. Tanto a nivel planificación, como de fotografía, consigue darnos la sensación de ruina moral e inmovilismo, como si el tiempo no pasara, ni nada fuera a cambiar jamás.
En el último episodio, el más largo de todos, Yaitanes nos da una lección de maestría con un plano secuencia de siete minutos con cámara al hombro, que lejos de marear, transmite la intensidad del peligro, la desorientación y, al final, el horror. A través de un flashback presenciamos la masacre en Vietnam que dejó tocado a Mac/Quarry. La escena muestra la irracionalidad de la situación, la inconsciencia del personaje, que sin pensarlo asesina a un poblado entero lleno de mujeres y niños, para terminar en estado de shock al darse cuenta de quiénes son sus adversarios. He de confesarles que he pegado un grito, de puro pavor, al final de la impresionante escena.
Los actores rematan el excelente equipo, con un Logan Marshall-Green que se descubre como una de las promesas más interesantes de los últimos estrenos. Peter Mullan ofrece otro trabajo excepcional, además de Jodi Balfour en el papel de la mujer de Mac. O Buddy (Damon Herriman), el sicario homosexual, que unas veces nos lleva hacia la sordidez, otras hacia la comedia negra, sin dejar de dar un miedo tremendo en ningún momento.
Quarry es una serie que tarda en atrapar, porque la historia se cuece lenta y los episodios se detienen en la atmósfera. Las audiencias han estado por debajo de otros estrenos de la cadena, por lo que todavía no se ha confirmado su segunda temporada. En España es de suponer que se verá a través de HBO GO cuando aterrice a principios del año que viene, dado que Cinemax es la hermana pequeña de HBO. Si no es así, el resto de cadenas ya están tardando en comprarla, porque se trata, sin duda ninguna, de uno de los mejores espectáculos del año.