VALÈNCIA. (EP) Las lecciones del profesor Manuel Broseta siguen plenamente vigentes cuando se cumplen 30 años desde que la banda terrorista ETA lo asesinó en València de un tiro cuando se dirigía a dar clase: "saber escuchar y poner siempre en el otro lado de la mesa".
Así lo han reivindicado Pablo Broseta, su hijo y presidente de la Asociación en memoria del catedrático, en una conversación con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, celebrada en el Saló de Corts del Palau para homenajear a este símbolo de convivencia cuya vigencia, han subrayado, "siempre estará presente entre nosotros" y es "una exigencia democrática mantener su legado".
Pablo Broseta ha señalado que la figura de su padre "es indisoluble" a la del personaje porque por sus numerosos quehaceres no podían pasar gran cantidad de tiempo juntos que, no obstante, subsanaba en una "gran calidad" de "los huecos que encontraba para pasar en familia".
Su gran virtud, rememora, era ser "un profundo escuchador", lo que siempre aplicaba en todos los terrenos, sea para darle un consejo paternal o en una negociaicón política. "Antes de dictar sentencia lo que hacía es escuchar y, en segundo lugar, ponerse siempre al otro lado de la mesa", ha reivindicado.
Asimismo, ha recordado, en el reinicio del ciclo de 'Diàlegs al Palau', que entre esos huecos que trataban de compartir estaba fija la comida semanal de los miércoles, que se veía acortada media hora porque era "sagrado" ver el telediario en silencio, única forma en aquel entonces, cuando no existían las redes sociales, de estar enterado de la actualidad.
Además, señala que siempre tuvo una posición "muy clara" de cómo se debía actuar contra los terroristas incluso en aquella época en la que los atentando eran una realidad diaria porque o había un asesinato o te desayunabas con los titulares del cometido la jornada anterior, y que además se veían con "una crueldad aún más impactante" por el grafismo de entonces, ya que se enseñaban el coche ametrallado o la víctima tendida en suelo.
Meses antes de fuera asesinado recuerda que viendo la televisión en una de aquellas comidas salieron imágenes de un atentado y le dijo a su padre: "Esto se terminaría rápido, los coges, los matas y se acaba el problema".Su padre, cuenta, le miró con la cara "desencajada" y le replicó: "Pablo, si hiciéramos eso seríamos como ellos y así nunca terminaríamos con esto".
Pablo confiesa que su familia desconocía si él sabía si era un objetivo de ETA, pero lo que sí que tenía claro es que no quería guardaespaldas. La Nochebuena de 1991, en la cena familiar, su tía Julia le cuestionó por qué era el único miembro del Consejo de Estado sin escolta.
Su padre le aclaró: "A mí quién va a querer venir a matar y, si de verdad quieren venir a matarme, que vengan y me maten, porque con lo que yo nunca podría vivir es saliendo con vida del atentado sabiendo que han matado a dos funcionarios por protegerme". "Es una anécdota muy representativa de cómo era en lo personal", ha destacado.
Por otra parte, ha reivindicado que se comunique bien el relato de lo que sucedió con ETA y en especial que se incluya en el currículum escolar de los jóvenes para que "la historia no se reescriba" y ha defendido asimismo que las asociaciones de víctimas sean un "interlocutor válido".
En ese sentido, ha señalado que se sienten "muy arropadas" en la Comunitat Valenciana y por el presidente Puig, pero ha criticado que el Gobierno de Sánchez se apoye "en separatistas, independentistas y partidos claramente opuestos al régimen del 78". Por contra, hubiera preferido un acuerdo de los grandes partidos, aunque ha señalado que "habría que buscar responsabilidades en los dos".
Asimismo, ha considerado que si la sociedad "se polariza lo hace por los mensajes y lo que ve en nuestros representantes públicos" y les ha exigido capacidad para "minimizar tensiones" y defender y trabajar por sus valores sin tener miedo a "romper moldes y expresas otros puntos de vista aunque sea incómodo".
Por su parte, el presidente Puig ha urgido a no olvidar la "huella" del terrorismo de ETA para "no traicionar la memoria" de sus víctimas y la propia "dignidad" como sociedad.
Asimismo, ha coincidido con Broseta en la necesidad de "articular el relato histórico de lo que pasó" durante los años en los que ETA y "subrayar que lucho más contra la democracia que contra el franquismo" para que no lo olviden las futuras generaciones".
Puig, ha subrayado que "el fanatismo es lo que alimenta las barbaries" y ha advertido de que "nadie puede sentirse ajeno al
fanatismo" porque "la lucha contra los totalitarismo nunca acaba". Por ello, ha mostrado su oposición a la actual "raquitización" del debate público: "La futbolización de la política es un desastre" y el "proceso de deterioro enorme del discurso político tiene consecuencias".
Puig ha reivindicado la vigencia de las ideas y trayectoria personal de Broseta, así como su papel clave en los pactos autonómicos que, como decía el profesor, "no pueden ser un sistema de confrontación entre autonomías". Así, ha abogado por "el pluralismo, defender lo que se cree desde diferentes posiciones", pero ha recalcado que "las convicciones no pueden estar por encima de la convivencia". Finalmente, ha señalado que constituye "un orgullo y una exigencia democrática mantener su legado".