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23 de abril, día del libro

Las librerías capean la crisis de ventas con imaginación, venta online y clientes fieles

23/04/2020 - 

VALÈNCIA. La crisis del coronavirus, y el posterior decreto del estado de alarma que ha limitado los movimientos de los ciudadanos ha afectado, y mucho, al pequeño comercio. Entre los comerciantes que han visto menguadas sus ventas, hasta un 70 por ciento en algunos casos, está el gremio de los libreros. Sus ventas han caído y, además, tienen que luchar contra las grandes plataformas de venta online. 

El día del libro ha llegado en plena crisis de ventas y, ante la adversidad, los libreros valencianos han agudizado el ingenio para asegurar la supervivencia de sus negocios. La venta online o el micromecenazgo son algunas de las ideas que estos días están viendo la luz este antiguo gremio.

Culturplaza se ha desplazado a varias librerías para conocer de primera mano cómo están viviendo la crisis sus dueños. Leolo es una librería especializada en literatura infantil y juvenil, y Bárbara Michaund, su dueña, nos explica que: “Nosotros por suerte tenemos ya una tienda online desde hace cuatro años. Antes del confinamiento no vendíamos mucho, pero lo que hemos puesto es un servicio de reparto gratuito en València que hago yo con una bicicleta, es una compra segura porque no hay intermediario. Me están entrando bastantes compras online, recibo mucho apoyo de mis clientes”.

Bárbara tiene relativa suerte, pues están especializados en literatura infantil y juvenil, y como ella misma cuenta, sus lectores “son personas que necesitan el tipo de material que nosotros ofrecemos, vamos tirando. Me da mucha pena pensar en mis compañeros, me levanto con ganas de llorar. No te salva la vida la web shop, pero ayuda”. 

Bárbara Michaund en Leolo. Foto: EVA MÁÑEZ

Le preguntamos por las dos semanas de hibernación, y nos dice que al principio cerró pero que, tras dos o tres días averiguó que sí podía vender. Tras saberlo dice que lanzó en Facebook una pregunta y se abrió un debate, “la gente me animaba a seguir. Realmente creo que debo seguir online, va a ser una temporada muy dura y para conseguir luchar contra las grandes plataformas hay que ganar espacio en internet. Con esta experiencia la gente lo agradece porque les ofrecemos una alternativa. Hay un nicho para el pequeño comerciante”. Por último, esta librera asegura que “debería haber ayudas al pequeño comercio que nos permitan sobrevivir, y tener una ventana online que nos permita tener presencia”.

Imaginación

En la librería Railowsky nos atiende Juan Pedro. En su caso, nos dice que las ventas directas han bajado a prácticamente cero, y las online poco, muy poco, porque su página es muy especializada y llega a poca gente. 

Sin embargo, ante la adversidad han agudizado el ingenio. Explica que “lo que sí funciona bien es el bono libro Railowsky”, que es que los clientes aportan dinero desde 25 euros y, a cambio, se les entrega un bono. “Es una ayuda del cliente de confianza para financiarte este tiempo, y cuando acabe la crisis volverán con su bono y lo consumirán en libros. Es un tipo de micromecenazgo, y los clientes se están volcando”, nos cuenta. 

Además, Juan Pedro dice que como detalle a sus clientes, desde la librería, además de los libros que se lleven, les regalarán un poster de un fotógrafo o una bierlowsky, una cerveza que lleva una etiqueta con una foto de uno de los fotógrafos que participan. Por último, los que compren un bono esta semana, la de Sant Jordi, les añadirán una rosa cuando acabe el confinamiento y recojan su pedido.

Fidelidad

Alodia es la dueña de La Rossa, otra librería especializada, esta en literatura feminista. Como todos ha visto menguadas sus ventas, pero como ella misma cuenta que tienen una clientela muy fiel, y que “empezaron a comprar libros online, luego se recrudeció el confinamiento y pusimos un aviso que se dejaba de servir online, y ahora están repuntando las ventas porque la gente se ha quedado sin libros que leer”. 

Le preguntamos por el día del libro y la feria del libro que empezaba la semana que viene. A este respecto dice que, “en Sant Jordi hay alguna compra para que llegue ese día aunque se ha pasado al 23 de julio. Además, hemos programado una tertulia literaria online y se leerá un fragmento de Una habitación propia. La feria se ha pospuesto, así que no habrá nada porque se ha pasado a finales de octubre y principios de noviembre. Tenía la mitad del pedido hecho y una agenda espectacular, que me temo que costará de recuperar. Intentaremos programar, pero vivimos en una incertidumbre porque no sabemos si en octubre habrá un repunte y nos encerrarán otra vez”. 

Alodia en La Rossa. Foto: EVA MÁÑEZ

Libros raros

Pepe Miralles, de la librería Primado, dice que “llueve sobre mojado, porque crisis en las librerías ha habido siempre. En este oficio hay meses que no se llega al salario mínimo. Es una suerte que tenemos unos clientes muy, muy fieles, son una maravilla. Estoy encantado de servirles. Ser librero es un oficio por afición, aquí no te haces rico. Estamos capeando esperando a que se abra la librería, no sé hacer otra cosa”.

Como sus compañeros, Pepe también tira de la venta online estos días de confinamiento. “Estoy en dos o tres plataformas como Llibreries Obertes y Todostuslibros que están funcionando bastante bien, pero no es lo mismo. Habitualmente hago dos o tres actividades semanales que ahora no se pueden hacer y no sabemos cuándo podremos retomar la actividad normal. Sacamos un mínimo, pero que no llega ni para los gastos”. 

Le preguntamos a Pepe qué libros son los más vendidos estos días de confinamiento, y su respuesta sorprende. Dice que “aprovechan para pedir las cosas más insospechadas. Excepto Almudena Grandes, se piden cosas especiales, no best seller. Aprovechan y piden cosas especiales. Me han pedido cosas cosas como GB 84, de David Deace, que es sobre la huelga de mineros en la época de Thatcher o Vida 3.0, un libro sobre qué significa ser humano en la era de la inteligencia artificial”.

Por último acudimos a la librería Ramón Llull del barrio de El Carmen, allí está Almudena, en su caso nos explica que ellos casi desde el principio decidieron no enviar porque les parecía peligroso para los repartidores. Pero al igual que a sus compañeros, lo que les pasó es que la gente hizo pedidos para la vuelta. Almudena dice que espera que sea un buen mes de reapertura.

Esta semana, en Sant Jordi, han inaugurado su web. Como otros compañeros libreros han tirado de imaginación para capear el temporal. “Nosotros también hemos hecho un bono que se canjeará cuando acabe la crisis. Es muy de agradecer lo que están haciendo los clientes, nos escribían para pedir libros y se ofrecían a pagar por adelantado, pero les hemos dicho que cobraremos cuando vengan a por ellos. Las librerías somos un negocio muy familiar, somos una comunidad. La respuesta de los lectores ha sido muy chula”. 

No saber qué pasará en un futuro inmediato es horrible, sobre esto no explica que “no sabemos si en el futuro se podrán hacer actos, la sensación es de incertidumbre”. Y por último vuelve a recordar que pese a la crisis de ventas, la sensación de apoyo es enorme. “Pero no solo de los lectores” explica. “El apoyo ha venido de todo el sector, los editores y los distribuidores que incluso han aplazado pagos. Es una economía muy ajustada y cualquier pequeño cambio nos cambia totalmente la caja, hemos tenido que negociar con bancos y con todos, pero el gremio ha estado muy dispuesto a negociar e incluso aplazar pagos”.

La crisis es una realidad, pero los libreros valencianos tienen una clientela fiel que ha conseguido que la debacle no sea tan brutal como en un principio se podía esperar, pese a que la caída de ventas está siendo catastrófica. La situación es crítica, pero ellos confían en que el temporal pase pronto y vuelva a salir el sol.

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