VALÈNCIA. Las Naves se vuelve a quedar sin cafetería. El centro municipal se ha quedado de nuevo sin servicio de restauración, tras la salida voluntaria de la empresa Mayan Coffee, que ha optado por dejar el espacio que ocupaba desde hace algo más de un año. La noticia no es una sorpresa, pues ya en 2018 estuvieron a punto de abandonar el centro, aunque finalmente continuaron con la actividad hasta ya entrado el año 2019, cuando bajaron la persiana de su ‘subsede’. Según ha podido saber este diario, los problemas para hacer rentable el negocio, que se encuentra en el interior del complejo municipal sin acceso directo al exterior, ha sido la razón de esta prematura baja, que deja a Las Naves sin oferta gastronómica. O casi.
La gerencia del centro ha suplido el vacío de cafetería con unas máquinas de vending, lo que pretende ser una solución temporal hasta que se vuelva a convocar un concurso para la adjudicación del servicio. Desde el Ayuntamiento de València explican que se ha estado hablando con distintas empresas para que tomen las riendas del local, unas charlas en las que se ha llegado a plantear una mejora de las condiciones (incluyendo la posibilidad de abrir los viernes hasta medianoche aunque no haya un evento en el centro). Las conversaciones, en cualquier caso, todavía están en el aire a la espera de que el consistorio decida si hace un contrato temporal para cubrir el espacio o lo deja estar hasta que llegue el nuevo gobierno. Las dos opciones están sobre la mesa.
La ubicación de la cafetería -sin entrada directa a la calle- y los altibajos en la programación del centro, unos eventos extraordinarios que son los que deberían dar oxígeno a la cafetería, son algunas de las claves de por qué no está resultando un espacio atractivo para las empresas de restauración. Conscientes de esto, desde el Ayuntamiento plantean un cambio en las condiciones, aunque nada está decidido por el momento. Por lo pronto, las máquinas expendedoras han ocupado el espacio de un Mayan Coffee que llegó a Las Naves en 2017, al ser el único candidato del concurso convocado por la entidad municipal.
La empresa llegaba a una plaza complicada. Los cambios en el centro, que había pasado de considerarse de un todo cultural a dos proyectos -uno de innovación y otro cultural- y el prolongado cierre del teatro hicieron mella en la realidad de un centro cuyo futuro está supeditado a las elecciones. En este contexto, la anterior empresa adjudicataria del contrato de explotación de la cafetería, Bluebell Coffee, también se marchaba del centro, una sonora salida que llegó a los juzgados. Las empresarias denunciaron “mobbing e intento de extorsión por parte de la dirección del centro”, unas acusaciones negadas por el exgerente, quien las denunció por injurias y calumnias, denuncia que fue finalmente archivada.