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Las 'offshore' de Zaplana: construyendo un entramado casi perfecto de blanqueo

27/10/2019 - 

VALÈNCIA. La nueva documentación entregada a las defensas dentro del caso Erial tiene la documentación de las empresas fantasma en el extranjero (offshore), que presuntamente fueron creadas para mover el dinero B del expresidente de la Comunitat Valenciana Eduardo Zaplana. El Molt Honorable está investigado por blanquear cerca de 11 millones de euros presuntamente procedentes del amaño de dos contratos a favor de la familia Cotino.

Junto a la documentación, a la que ha tenido acceso Valencia Plaza, las defensas también han recibido los vídeos y los audios originales de las escuchas telefónicas autorizadas por la magistrada a los considerados testaferros. Entre los vídeos destaca el realizado en un céntrico hotel de Madrid donde Zaplana se reunió con la persona que supuestamente le creó las dos empresas fantasmas en Uruguay, Fernando Washington Belhot. En el vídeo se puede ver a Zaplana y a Belhot hablando tranquilamente al fondo de la imagen.

Eduardo Zaplana conoció a quien años después sería pieza clave en su caída a través de otro expresidente autonómico, en este caso el expresidente de Madrid, Ignacio González, íntimo amigo del expresidente valenciano.

Las 'offshore'

Belhot, una vez cerró supuestamente el trato con Zaplana para hacerse cargo del dinero B, decidió abrir dos empresas pantallas, mundialmente conocidas como empresas offshore, en Uruguay. Este tipo de empresas sirven para todo tipo de negocios opacos, pero principalmente para blanquear dinero y o esconderlo del fisco.

La empresa presuntamente creada para el blanqueo, Disfey, abrió una cuenta en Suiza para canalizar el total de los activos y poder manejarlos. En el año 2013 empezó a llegar el dinero desde diferentes sociedades. Así entraron 1,5 millones primero, luego tres, 1.750.000 euros y, por último, 1.705.000, totalizando los 7.955.000 euros que el testaferro explicó que manejaba.

Según la versión de Belhot, esos fondos se comenzaron a administrar "haciendo inversiones en distintos activos financieros" de las que Zaplana era "informado puntualmente", unas tres o cuatro veces por año. Esa rendición de cuentas anual "se hacía de forma verbal porque Zaplana nunca quiso tener constancia por escrito".

En el caso de las empresas asociadas a Eduardo Zaplana, además de Disfey, también se creó Misnely, ambas fundadas con un capital social de 85.000 pesos uruguayos la primera y tres millones la segunda. Es decir, costaron 2.000 y 72.000 euros respectivamente. Expertos en estas empresas consultados por este periódico explicaron que el precio de 2.000 euros es lo normal en este tipo de empresas, pero que 75.000 euros es demasiado dinero para una offshore.

Sin embargo, las dos fueron creadas al mismo tiempo y por 100 años, y ambas salían siempre el mismo día en el Diario Oficial que recoge la constitución y cambio de las sociedades mercantiles. Obviamente, nunca apareció la persona vinculada a esas empresas, ya que detrás de ellas, y de cara al estado, estaba el abogado uruguayo Belhot, pero quien realmente era el dueño del dinero de las cuentas, según la UCO y la propia declaración jurada de Belhot, era Eduardo Zaplana.

En cuanto al objeto social, como siempre en este tipo de empresas pantalla abiertas en países que obligan a poner un objeto social, en Panamá por ejemplo no hay que hacerlo, se utilizan todo tipo de actividades. Esto queda reflejado en la página del Diario Oficial donde las empresas de Zaplana tienen los mismos objetos sociales que las demás offshore que aparecen y que nada tienen que ver con el expresidente.

El dinero, si era suyo, lo ha perdido

Entre las actividades que aparecen, encontramos algunas tan extrañas como comercializar pesca, espectáculos, tabaco, química, productos de bazar, obras de ingeniería, vestimenta o productos veterinarios o de cosmética entre otros muchos. También se podía dedicar a importaciones, operaciones inmobiliarias o a la construcción. Precisamente es con esta última ocupación, la de la construcción, con la que cada año salía que la empresa seguí viva y funcionando.

Ambas empresas pantallas fueron dos offshore que lo único que construyeron fue, a juicio policial, un perfecto entramado de blanqueo que, de no ser por la confesión de Belhot, hubieran permanecido con los supuestos millones de euros del expresidente en sus cuentas. Pero Belhot fue listo y decidió no solo cantar, sino abrir esas cuentas a la Justicia generando un problema muy grave para el dueño del dinero.

Zaplana siempre ha negado que ese dinero fuera suyo, con lo que ahora no hay nadie que, en caso de archivo de la causa, pueda reclamarlo. Así, la victoria para el fiscal Anticorrupción y la magistrada instructora ha llegado incluso antes de que se juzgue la causa. Ese dinero es dinero sucio, nadie reconoce ser su dueño ni lo reclama. Por lo tanto, y tras una jugada jurídica maestra, su nuevo propietario es y será el Estado español, salvo que alguien quiera reconocer que blanqueó dinero, algo muy improbable.

'Caso Erial'

Zaplana pasó ocho meses en prisión tras ser detenido el 22 de mayo de 2018 como presunto cabecilla de una trama que, supuestamente, cobró cerca de 11 millones de euros en dinero B de varios contratos con la administración mientras él estuvo al frente de la Generalitat (1995-2002).

En el caso Erial se investiga, entre otras actuaciones, el presunto cobro de comisiones derivadas de la concesión de las Inspecciones Técnicas de Vehículos (ITV), realizadas en 1997 durante la gestión de Zaplana al frente de la Generalitat, y del Plan Eólico de la Comunitat Valenciana, puesto en marcha en 2003. La Fiscalía Anticorrupción, la magistrada y la Guardia Civil rastrearon el supuesto blanqueo de casi once millones de euros en comisiones ilegales recibidas presuntamente por la adjudicación de los citados contratos públicos.

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