VALÈNCIA. Este martes, la ejecutiva de Compromís València prevé dar luz verde al reglamento que regula el funcionamiento y composición de este órgano. Se trata, pues, de la formalización de las normas internas que deben regir la ejecutiva de la coalición valencianista, que hasta el momento no contaba con un texto de este tipo, lo cual supone un paso hacia una mayor integración de los diferentes partidos constituyentes.
Esta era una voluntad que se arrastraba los últimos años por parte de los diferentes integrantes, y la renovación de la cúpula de la coalición en València ciudad el pasado verano supuso la primera piedra para la negociación de un texto definitivo, para lo que se constituyó una comisión de trabajo que avanzase en este sentido. Esta semana, la aprobación del documento será una realidad tras cuatro meses de conversaciones entre los tres partidos que conforman Compromís -Bloc Nacionalista, Iniciativa y Verds-Equo-, además de los adheridos directamente a la coalición.
El texto que se aprobará regula a nivel general la relación entre los diferentes componentes de la coalición y reconoce la figura de las personas adheridas. También deja negro sobre blanco la intención de permanencia en el tiempo de la coalición y se contempla la independencia de cada una de las fuerzas para manifestar su propia postura, aunque en caso de desacuerdo, se prioriza la comunicación interna a la disputa pública, según ha podido saber Valencia Plaza.
El reparto en la ejecutiva otorga a cada partido -funcionando aquí los adheridos como partido- representantes en función de su militancia, para suplementarlos con cuatro miembros del Bloc, tres de Iniciativa y dos de Verds, según fuentes consultadas por este diario. Con esta fórmula quedarían infrarrepresentados el Bloc e Iniciativa en favor dels Verds. También tienen presencia dos rostros pertenecientes a Joves, el alcalde, su jefe de gabinete y el secretario del grupo municipal. Y aunque las decisiones se tomarán de forma consensuada, si es necesario desatascar alguna cuestión, se requerirán tres quintos de los votos.
En todo caso, más allá de cómo sea la regulación acordada entre los diferentes negociadores, son múltiples las voces de diferentes partidos que celebran el propio hecho de que se vaya a aprobar un reglamento, testigo fehaciente de que las tres fuerzas, pese a las discrepancias, constituyen un actor reconocido en la política del Cap i Casal. Supone de alguna manera superar la dinámica de partidos que muchas veces interfiere en el funcionamiento interno de Compromís, dificultando la toma de decisiones en muchos casos y, en definitiva, obstaculizando la consolidación de una estructura de representación de los diferentes integrantes.
La falta de una norma que regulara específicamente el órgano ejecutivo en la capital había generado ciertas disfunciones y fricciones por las dinámicas de partido a las que se querían poner solución. También es cierto que buena parte de las agrupaciones comarcales de Compromís ya funcionan con cierta unidad en sus ejecutivas, pero seguir este camino en la plaza más importante de la coalición del guiño, la capital del Túria, puede considerarse un síntoma de hacia dónde puede encaminarse en un futuro próximo a nivel de País.
A la postre, no es otra cosa que el debate que nunca ha dejado de existir en las entrañas de la coalición: hacia dónde ir y qué quiere ser de mayor. Si virar hacia una mayor unidad e integración para superar a los propios partidos y alcanzar una suerte de federación política, o permanecer en la mecánica de la UTE manteniendo bien diferenciados los departamentos de cada fuerza.
Grandes sectores del Bloc han defendido habitualmente una mayor integración mientras que Iniciativa y Verds-Equo han mantenido, en general, una postura más reacia a transitar esta senda. De hecho, uno de los motivos que -según diferentes fuentes de Compromís- han retrasado la consolidación del texto final del reglamento era la necesidad de contar con el visto bueno de Iniciativa a nivel de País.
Sin embargo, con mayor o menor contundencia, no cabe duda que la propia existencia de un reglamento es un paso que cuenta con amplio consenso en València ciudad, donde el funcionamiento habitual de la ejecutiva el pasado mandato había perdido cierta agilidad y protagonismo en el seguimiento de la política municipal. Con su renovación, se ha reactivado, y el último encontronazo con los socios de gobierno en el Ayuntamiento, el PSPV, a cuenta del PAI de Benimaclet parece haber servido de argamasa adicional.