VALÈNCIA. El congreso de Iniciativa, segunda 'pata' con más peso en Compromís, se celebró el pasado sábado con la designación de la diputada Aitana Mas y el asesor de Mónica Oltra y ex secretario autonómico Alberto Ibáñez como nuevos portavoces de la formación.
De esta manera, se cerraba el otro gran proceso orgánico pendiente en la coalición valencianista después de que Més Compromís (antiguo Bloc) celebrar su congreso en junio del año pasado. Superados estos cónclaves, todo apunta a que el siguiente hito en la hoja de ruta interna de esta fuerza política, que gobierna la Generalitat junto a PSPV y Unides Podem, será comenzar el debate respecto a las primarias que deben decidir las candidaturas autonómicas y locales en 2023.
Un paso lógico por varios motivos. El primero, porque el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, tiene la potestad de adelantar elecciones. Aunque no se espera que lo haga dada la situación, es importante para Compromís tener claro el formato para elaborar las listas por si se produjera tal eventualidad, como ya pasó en 2019. En segundo, porque estas negociaciones puede ser largas y complejas: de hecho, la elaboración del primer reglamento en este sentido antes de 2015 se prolongó casi durante un año. Ahora, fuentes de las distintas patas de la coalición admiten que se debe "repensar" el modelo alumbrado en aquél momento.
En este sentido, cabe recordar que la apuesta de Compromís por las primarias abiertas fue posiblemente la más aperturista y novedosa de España, dado que se permitía votar a afiliados y simpatizanes no sólo a los cabezas de lista, sino también al resto de las candidaturas tanto autonómicas y locales en el caso de los grandes municipios. Un esfuerzo para promover la participación que trajo muchos frutos interesantes: como la incorporación a los procesos de elección a personas no afiliadas, que de esta manera podían conectar con Compromís de forma directa.
Así, y aunque en las listas se introducían elementos correctores tanto de género como de adscripción política -los puestos se reservaban para las distintas formaciones de la coalición (el entonces Bloc, Iniciativa, Verds-Equo y no adscritos a ninguno de los tres)- el modelo se consideró revolucionario. De hecho, aunque otros partidos también celebran primarias, estas se suelen circunscribir sólo a los cabezas de lista y no al resto de la candidatura.
No obstante, con el paso de los años, han ido surgiendo las dudas en las distintas patas respecto a ese modelo abrazado en 2015. La sensación de que en ocasiones no se han conformado las mejores candidaturas flota en el ambiente desde tiempo atrás: en ocasiones, se considera que han salido beneficiados aspirantes que disponían grandes redes de contactos fuera del partido, o que se las han construido con ayuda externa, mientras otros que a priori encajaban mejor en el puesto no han alcanzado los apoyos suficientes.
Hecha la ley, hecha la trampa. También ha ocurrido que se han producido 'lobbys' internos entre las distintas 'patas' con listas predeterminadas que se votaban en bloque con el objetivo de mejorar en los equilibrios internos. La competencia abierta y directa también ha generado tensiones personales internas que, pasadas las primarias, se han solventado... o no. Además, con este sistema, resulta muy complejo poder incorporar a independientes o fichajes 'estrella' que enriquezcan la candidatura puesto que se tienen que someter también a ese encarnizado porceso de primarias abiertas sin ninguna garantía.
En definitiva, una serie de agujeros en el modelo que ha hecho a muchos dirigentes de las distintas 'patas' de la coalición estén dispuestos a replantearse cambios en el sistema. La propia nueva coportavoz de Iniciativa, Aitana Mas, expresaba días atrás en Valencia Plaza sus dudas sobre estos procesos: "El modelo de primarias tiene muchas carencias, hay que ver si se hacen por partidos", comentaba la también diputada. Una posibilidad que tampoco está mal vista por dirigentes del Més, si bien algunos opinan que quizá deberían habilitarse algunos espacios o reservas para incorporaciones de consenso que sumen al proyecto. Que se hicieran por partidos trasladaría a estos la decisión de si los votantes serían sólo los militantes, estos y los simpatizantes (una 'categoría' que habría que articular) o si podría votar cualquier persona.
No obstante, hay voces internas en la coalición que pese, a las dificultades que implica el sistema, lo defienden en líneas generales por su carácter democrático pero también y especialmente por la movilización que le otorga al partido. La implicación en el proceso de los posibles futuros votantes genera una fidelidad de cara a los comicios, que al fin y al cabo son la votación transcendental.
Sobre esto, tal y como informó Valencia Plaza el pasado año, también florecía el debate en el Cap i Casal, con el objetivo de crear equipos más multidisciplinares y coherentes que pudieran dar respuesta a cualquier situación de gobierno. Es decir, haciendo unas primarias abiertas como hasta ahora, se puede dar la situación de que resulte una candidatura donde todos o casi todos los componentes tengan, por ejemplo, una especialización en asuntos sociales, pero no disponga de potencia en materia económica o urbanística. Una circunstancia que puede debilitar al partido si, como ha ocurrido en los dos últimos mandatos, es la fuerza con la alcaldía y mayor representación en el gobierno local.
En esta línea, también se ha esbozado la posibilidad de presentar listas cerradas desbloqueadas. Lo que permitiría poner sobre la mesa candidaturas que los electores pudieran reordenar a su gusto pero que otorgaría ciertas garantías de un equipo más sólido de gobierno y un cierto control a los aparatos de las distintas 'patas' de la coalición. Un escenario complejo sobre el que, más pronto que tarde, deberá abrirse un debate en la coalición.
El debate de primarias está inevitablemete ligado al de los pactos electorales que pueda cerrar la formación que, como el resto de los partidos a la izquierda del PSOE está pendiente de si finalmente la vicepresidenta Yolanda Díaz encabeza una plataforma amplia de cara a las generales, que se podría trasladar (o no) a las autonómicas o incluso a las locales, con lo que eso supondría para las listas de cada una. Por si fuera poco, la brecha que se ha abierto entre Díaz y Unidas Podemos por el envío de armas a Ucrania introduce un nuevo factor de incertidumbre en ese posible frente.
En cualquier caso, los tiempos que se ha marcado Díaz, que no tomará la decisión hasta acabar un proceso de "escucha" tras el verano, suponen un problema para Compromís. Si le espera, se le puede echar el tiempo encima. Si hace camino y diseña un plan, luego puede tener que cambiarlo si entra en un pacto general.